
Cuento corto
Inventariado Urbano Durangueño
Cultura06 de octubre de 2022 Alfredo Antonio Solano & Juan Manuel AlmonteCONSIGNA EL MAESTRO SASTRE y cronista Salvador López —“El Prieto” López—, en su libro de microhistoria o Historia de la Cotidianidad «Cómo era nuestra ciudad», que la arena taurina conocida como la Plaza de Toros Vieja estuvo próxima a la Plazuela Baca Ortiz, entre ésta y el Cuartel Colorado: el porfirista Cuartel Juárez, de 1890, en el espacio que décadas después ocuparían el hoy también extinto Cine Alameda y las construcciones en la parte trasera de dicha sala cinematográfica, inaugurada el viernes 19 de julio de 1957.
Construida en adobe y cantera, la Plaza en mención contaba con tendidos de sol y sombra de madera, y arcos interiores de estilo español.
Salvador López recuerda que había “habitaciones externas a su alrededor; cuartititos redondos sin ventilación, ocupados por gente pobre y algunas mujercitas de la vida galante, adornados por fuera con macetas de geranios y helechos, ruda y yerbabuena”.
Dicho coso contaba con anchas puertas de entrada, una de las cuales miraba al Norte; la otra, que era la Puerta de Sombra, tenía su vista hacia La Alameda —la actual Plazuela Baca Ortiz, al Poniente— y contaba además con escalones de cantera para subir a los tendidos, por donde hacían su arribo las autoridades y músicos, aparte del público.
También estaba la Puerta de Sol General, la cual apuntaba al Sur, hacia los álamos de la Acequia Grande, destinada a la salida de las reses muertas, conducidas al destace ahí mismo por matanceros, donde el jarrito de sangre caliente y fresca era ofertado por un centavo a los clientes, entre quienes abundaban los enfermos anémicos, tísicos y cardiacos.
En cuanto al mobiliario, se establece que los tendidos de sol contaban con asientos de tablas de madera. Al frente de cada puerta de acceso, a un lado había una caseta —también de madera— destinada al expendio de los boletos de entrada.
La antigua Plaza de Toros de la Ciudad de Durango se caracterizó por tener buenas corridas taurinas, para las que se contó con reses bravas provenientes de las haciendas de Guatimapé, La Punta, San Juan de Guadalupe, El Registro, Lajas y otras ganaderías de la época.
En los carteles figuraban Ángel Aragón como espada; Melquiades Galindo, quien fungía como primer banderillero, y Jesús Saucedo, picador; el resto de la cuadrilla la componían Peyro, quien se caracterizaba por ser mal rejoneador, y Zúñiga, que en cada presentación se llevaba la rechifla de los asistentes por su mala actuación durante la fiesta brava.
A decir del cronista, las tardes de toros estaban matizadas por un ambiente de emoción, alegría, porras y gritería, y “no faltaban las remisiones a la inspección de policía por exceso de escándalos algunos, era costumbre quedarse ‘al mocho’ toro manso, despuntado que soltaban al ruedo para que lo toreara el populacho, resultando muchos golpeados y revolcados”.
TARDES DE TOROS EN EL DURANGO ANTIGUO
Abundando en el tema, Nairda Torres, miembro del grupo Durango Antiguo, de Facebook, en un posteo del 3 de octubre de 2021 precisa que la Plaza de Toros Vieja “estaba ubicada a un costado de la plazuela […], entre las calles de La Canela, del Mercado, de San Francisco y de Baca Ortiz, actualmente Canelas, Pasteur, Madero y Baca Ortiz, respectivamente.”
“Construida en el año de 1826, durante la administración de don Santiago de Baca Ortiz, primer Gobernador de Durango luego de la Independencia.”
Historiador, político y pensador liberal moderado, ministro de Relaciones Exteriores en 1846 y secretario de Estado durante el Segundo Imperio Mexicano, el durangueño “José Fernando Ramírez describe a la Plaza de la siguiente manera: Es de adobe en forma circular, circundada de galería de piedra coronada por palcos o aposentos espaciosos, que defienden vallas firmes de madera. Su arena, unas 80 varas de diámetro. La construyó el señor Baca y ahora pertenece al fondo de propios de la ciudad.”
LA DEMOLICIÓN DE ESTA PRIMERA PLAZA DE TOROS
“En el periódico oficial del Estado de Durango, correspondiente al primer semestre del año de 1917, apareció un decreto del general Gabriel Gavira, gobernador y Comandante Militar del Estado, declarando la expropiación por causa de utilidad pública de la Plaza de Toros, entre otros edificios y solares de la Ciudad de Durango. La demolición de la Plaza comenzó de inmediato, cuando sólo le faltaban nueve años para alcanzar el centenario”, continúa Nairda Torres.
“La razón para demoler la Plaza, según las autoridades, era la existencia de un proyecto oficial para la alineación de las calles. La ubicación de la Plaza cerraba casi por completo la Calle del Mercado, hoy Pasteur, dejando sólo un pasaje peatonal para enlazar con la Calle de la Canela, hoy Canelas.”
www.facebook.com/groups/dgoantiguo/posts/5109749089040960/
DE PLAZA DE GALLOS Y LA PLAZUELA DEL TERROR
Administrador del grupo Durango Antiguo, Luis Felipe Álvarez Vargas reúne interesantes investigaciones en su posteo titulado «Plazas de Toros», del 10 de febrero de 2016, e inicia con uno del historiador Miguel Vallebueno Garcinava, director del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Juárez del Estado de Durango (IIH-UJED) y del Archivo Histórico del Estado (AHED):
“En 1794 se levantó una plaza de gallos, construida ex profeso de piedra y adobe, y en el terreno que estaba frente a ella se habilitó una horca y un quemadero, de modo que ya no se realizaron más ejecuciones en la plaza principal. Como colofón a esta serie de medidas urbanizadoras del sur de la ciudad, se construyó más tarde (en 1820) la plaza de toros que vino a sustituir las encerronas de las plazas de Durango y Analco.”
“Ese coso taurino se ubicó en un terreno donde en 1778 había varias caleras y conformaba “un polígono regular, sobre cimientos de mampostería de vara y media, tanto de profundidad como de espesor, con cuarenta y cuatro pilastras de mampostería hasta enrasar el piso de sombra y columnas de cantería para recibir el techo”.”
“Para embellecer el lugar se mandaron construir los dos jardines que aparecen en el plano de 1860 y fueron trazados con formas geométricas de sabor clasicista. Se trata de la Alameda Principal (actualmente, Plazuela Baca Ortiz) y la Alameda de la Cárcel. Con esto se trató de borrar la memoria de la horca y el quemadero que daban a este sitio el triste nombre de Plazuela del Terror.”
“Para finales del siglo XIX aparece Santiago Baca Ortiz, primer Gobernador Constitucional del Estado, como propietario de la Plaza de Toros al sur de la ciudad. Ésta fue descrita por José Fernando Ramírez como “de adobe en forma circular, y circundada de gradería de piedra coronada por palcos o aposentos espaciosos, que defienden vallas firmes de madera”.”
Una sucesión de notas indagadas por el profesor Juan Ramón García Maquívar también se agrega por Álvarez Vargas:
“En octubre de 1820 pide permiso D. Ángel Molina para levantar la plaza de toros “… extendiéndose dicho terreno hasta el Obrador (fábrica de paños u otras telas) por el oriente a la Alameda, por el poniente, a la acequia grande, por el sur, y a la iglesia de San Miguel y casas contiguas, por el norte…”. Se le da el permiso por 9 años y se le concede el 3 de enero de 1821.”
“Manuel Balda del Campo solicita licencia para una corrida de toros de aficionados. El dinero era para los soldados de la Brigada Durango que combatían en Puebla. Abril 23 de 1872.”
“Otros jóvenes solicitan el permiso para dar una corrida de toros y el dinero entregarlo al Hospicio de San Carlos. 1873.”
“Rafael Gómez dice que varios jóvenes aficionados a la tauromaquia desean dar una corrida de toros. El dinero era para empedrar las calles del Foro y de las Víboras que se encuentran en muy mal estado. En otro documento están como Foro y Principal de Tierra Blanca. Noviembre 3 de 1875.”
“Un Francisco de apellido ilegible pide permiso para una corrida de aficionados, y entregarle las ganancias a la Cruz Blanca Neutral. Julio 3 de 1911.”
LA PLAZA DE TOROS EN «BOJEDADES»
Xavier Gómez, en su famosa colección de ilustraciones «Cartones Durangueños», compiladas como «Bojedades», es citado finalmente por Luis Felipe Álvarez Vargas:
“Cuando la famosa alineación de las calles de la ciudad, 1917, el inmortal General Gavira, mandó aprehender a muchos jóvenes bien, por criticar su obra y los sentenció a trabajos forzados, haciéndolos que ayudaran a derribar la antigua plaza de toros en la Plazuela Baca Ortiz. Carlos y Rafael Tavizón entre otros, ayudaron a la demolición”.
Concluye Álvarez Vargas, “Con el tiempo se levantaron plazas de toros al norte de la calle de Bruno Martínez, en el antiguo Lienzo Charro [al sur, ya desaparecido, en un terreno sobre la vieja Calzada de Aviación, rumbo al Aeropuerto Viejo, actual Bulevar Domingo Arrieta], y la actual Plaza de Toros «Alejandra»”, inaugurada en 1973.
www.facebook.com/groups/dgoantiguo/posts/1257141507635090/
En uno de dichos «Cartones Durangueños», al pie de un portal dos matanceros destazan una res que yace patas arriba y sangra del hocico mientras un niño bebe en un jarro, en primer plano, y al fondo, a unos cuatro o cinco pasos se mira a una joven mujer con rebozo tomando de un cántaro, cuando un joven de aspecto enfermizo se apresta en cuclillas a llenar su recipiente.
Xavier Gómez explica: “Los toros lidiados se descuartizaban en plena calle en la Puerta de Cuadrillas de la Plaza de Toros. El pueblo bebía la sangre aún caliente de las reses muertas, para curarse de anemia, tisis y males del corazón. Costaba un centavo el jarrito. 1911.”
EL PRESIDENTE JUÁREZ PRESENCIA UNA CORRIDA (1866)
Es de memorar que la más notable visita a la Plaza de Toros Vieja de que se tenga noticia la hicieron el Presidente Benito Pablo Juárez García y sus ministros en diciembre de 1866, una tarde posterior al día 26, fecha en que el séquito republicano arribó proveniente de Paso del Norte rumbo a la Ciudad de México, en su marcha triunfal sobre el imperio de Maximiliano de Habsburgo, deteniéndose aquí veintiún días, hasta el 14 de enero de 1867.
Juárez, sus acompañantes y el recién reinstaurado gobierno durangueño fueron festejados así, con una corrida, como una más de las celebraciones del triunfo de la Restauración de la República y del gobierno liberal local, de acuerdo con el historiador Antonio Arreola Valenzuela en sus libros «El Presidente Juárez en Durango» (Instituto de Cultura del Estado, ICED; Durango, 2001) y «Juárez, una vida ejemplar en tiempos aciagos» (Durango, 2006).
TOROS Y TOREROS, PRIMERAS PELÍCULAS DE AQUÍ (1897)
En «La Leyenda de Movieland. Historia del Cine en el Estado de Durango (1897 - 2004)», Antonio Avitia Hernández (México, 2005. Págs. 10-13) explica que Thomas Alva Edison envió a White y Blechynden, agentes de su empresa fílmica, quienes rodaron hasta catorce películas en México, cinco en la Ciudad de Durango, de las que tres se tratan de corridas en la Plaza de Toros Vieja, en 1898, hoy preservadas en la Librería del Congreso de los Estados Unidos de América:
“La película Bull Fight #1, Pelea de Toros #1 o Corrida de Toros # 1 (1631, Library Of Congress: FLA 3524): Muestra la gran arena de Durango, México, rodeada de grada en grada por asientos densamente atestados de espectadores. Un toro furioso es el centro de atracción. Picadores a caballo y hombres a pie provocan al fiero animal. Tomada como si la cámara ocupara el asiento de espectador. Primero se ve al matador con un capote; su posición respecto a la cámara impide ver simultáneamente al toro. En una segunda toma aparecen picador y banderillero. Al fondo, público detrás de una cerca. El toro es blanco manchado de negro.”
“En el filme Bull Fight #2, Pelea de Toros #2 o Corrida de Toros #2, (16432. Library Of Congress: FLA 4391), rodado también en la plaza de toros de Durango: Los picadores tientan al toro con sus agudas bandilleros (sic) (banderillas). El matador clava de repente la espada y el toro cae. La cámara está en la posición del público. El film llega a la escena de los banderilleros, pero no se ve la muerte del toro. Hay un paneo muy primitivo. El kinetógrafo, la cámara de filmación de Edison, se desplaza a izquierda y derecha, en el mismo plano, en busca de los sujetos fotografiados.”
“La escueta relación de la cinta Bull Fight #3, Pelea de Toros #3 o Corrida de Toros #3, (16432. Library Of Congress: FLA 4393) reza lo siguiente: La cámara está en la posición del público. El toro es inmenso, blanco y negro, y se acuesta de manera confusa en medio del redondel.”
“Todo parece indicar que las películas […] fueron filmadas una sola tarde de toros de agosto o septiembre de 1897. En el DVD titulado Los Orígenes: Cine y Tauromaquia en México, 1896-1945, Título-02, la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) reprodujo las cintas Bull Fight […], aunque sin ninguna separación que indique el inicio y final de cada una. En el texto adicional […] se aclara que José Centeno y Joaquín Navarro Quinito fueron los diestros que hicieron faena en ésa, la primera tarde de toros filmada en la ciudad de Durango.”
Ésta ha sido una reseña sobre la Plaza de Toros Vieja con la intención de dar a conocer los lugares que existieron en aquellos lejanos ayeres y de los cuales ya sólo se podrá saber mediante testimonios de época, investigaciones documentales, algunos viejos planos urbanos y alguna fotografía perdida. / ESPACIO LIBRE
Espacio Libre México
Si en el camino se pierden los principios será difícil recuperarlos
La oprobiosa reelección de ambos; los dos están enfermos de poder, no convencen a los electores. En el ánimo de la ciudadanía, nunca se había visto tanta apatía y tanta frialdad
Este es el fondo de su reclamo
Durante el gobierno de Sheinbaum
El hijo de AMLO afilia a Benítez Ojeda, que representa lo más putrefacto del PRI