Cómo Caravaggio perdió la cabeza - Parte II

Caravaggio: David con la cabeza di Goliat, 1610

Cultura 24 de abril de 2023 NURIA METZLI MONTOYA SALINAS

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En la parte I del número anterior, comento que el pintor Miguel Ángel Merisi, del poblado de Caravaggio, llega a Roma alrededor de 1591, escapando de haber cometido un homicidio, suceso que ningún documento oficial declara. Lo cierto es que algunos años después, en la Ciudad Eterna, a raíz de un absurdo partido de tenis, el pintor barroco del seicento, alzó la voz a su contrincante pasando de lleno a los golpes, cegado por una rabia irracional, como todas las rabias, que se acrecentó cada vez más hasta el punto de terminar con la vida de Tommasoni de Terni. Esto ocasionó que viniera procesado y condenado a la horca. Y este último evento si está inscrito y ha sido expuesto al público en el archivo de Estado de la Ciudad de Roma.

 

Con profunda concentración, refugiado en Nápoles, Caravaggio volvió a tomar el pincel, los lienzos y su paño rojo para jugar con sus modelos. A él se le permitió presentar sensual a la Santísima Virgen; a él, que no encontrando una modelo ideal, usó a su prostituta como modelo para María casta; a él, que confundió entre los mortales a la madre de Cristo, se le concedió esto y más. Sus temas de estos momentos fueron: Salomé con la cabeza del Bautista I y II; Decapitación de San Juan el Bautista; David con la cabeza de Goliat, entre otros. Afán o coincidencia entre escenas religiosas y la vida real.

 

En los viajes errantes de Miguel Ángel entre Nápoles y Sicilia, las posibilidades de perder su cabeza eran muchas, ya que se le buscaba vivo o muerto con recompensa.

 

En algún momento de fortuna entró en contacto con Alof de Wignacourt, gran maestro de la Orden de los Caballeros de Malta, quien conocía muy bien el valor de las obras del pintor. El maltés sabía que podría disponer del tiempo del pintor si lo amparaba, así que sin consultarlo con nadie tomó una decisión insólita que a muchos dejó pasmados: en ceremonia solemne le concedió la espada que lo nombraba miembro honorario de los caballeros de Malta. Equivalente a premiar el mérito de un arrepentido con permiso de portar una Mk-12 As-220 por la calle.

 

Pero no sólo eso, Alof se esmeró por pedir dispensas de la pena de muerte al Papa, para liberarlo definitivamente, pues la investidura de la Orden era sólo para hombres honorables. Como se preveía, inmediatamente después, Caravaggio pagó el favor con un magnífico retrato dedicado al maestro Wignacourt. Bien integrado en la Orden, en pocos cuadros, el ya famoso pintor, empezó a firmarse “F”, de fraile. Un orgullo para uno que no solía, o no podía, firmar sus obras.

 

Nadie, ni el mismo genio, se imaginaban cuánto duraría este lapso de tranquilidad. Sólo tres meses después perdió la cabeza, no a causa de la decapitación, sino por un arrebato de ferocidad justo en casa del organista de la Orden. Como responsable de la pelea se le encerró en una prisión infranqueable y de alta seguridad que surgía desde el mismo mar y de la que nunca nadie había escapado antes. Pues Caravaggio logró hacerlo y ningún documento certifica en qué modo. Deambuló en Siracusa oficialmente como fugitivo, en Palermo y Messina donde poco a poco fue distinguido como una antítesis de la Biblia: Admirado por sus divinas escenas religiosas y odiado por sus arranques de violencia.

 

Buscado por la justicia y protegido por los mismos clérigos. Y el más impetuoso, se cuenta que dormía con un puñal en su cinturón y estaba siempre en alerta buscando un culpable.

 

Mientras se escondía, el 1o. de diciembre del 1608 en Malta, se ponía en escena el “Privatio Habitus”, ceremonia en la que Caravaggio sería despojado del hábito y expulsado definitivamente de la Orden de los caballeros que tan emocionados le habían abierto las puertas pocos meses atrás. Se concluía así la extraordinaria epopeya de Caravaggio y se publicaba un penoso cartel en el grande portón de madera de la Orden con el siguiente texto, que quizás él nunca leyó:

 “En la asamblea pública, por mano del reverendo señor presidente, el dicho hermano Miguel Angel Merisi del poblado de Caravaggio ha sido privado del hábito y alejado y rechazado de nuestra Orden y de nuestra sociedad como un miembro fétido y pútrido”.

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