Mediocracia mercenaria y su responsabilidad criminal

Su silencio cómplice en el régimen de saqueo y sus ataques indiscriminados contra gobiernos progresistas

Opinión08 de enero de 2023 Patricia Barba Ávila

mediocracia web

Casi todas las guerras de los últimos 50 años 
fueron resultado de las mentiras de los medios. 

                                                               Julian Assange

Esta frase emblemática de Julian Assange, quien ha sido nombrado por el presidente López Obrador como el “Quijote del periodismo”, representa el nivel de letalidad de la guerra mediática emprendida en contra de todos aquellos líderes que se han atrevido a plantear un cambio de régimen que genuinamente promueva los intereses populares.

 Si bien es cierto que desde la antigüedad, los monarcas empleaban heraldos para difundir mentiras o verdades, según les conviniera para perpetuar sus privilegios, en las últimas décadas el poder aplastante de empresas de la “información” ha sido el factor fundamental para el derrocamiento de auténticos servidores públicos y la imposición de testaferros del poder imperial de USA Corporation que han encabezado sangrientas dictaduras para sostener regímenes de saqueo y muerte.

 Como se sabe, la comunicación ha sido la herramienta que permitió a nuestra especie, desde la prehistoria, organizarse y así poder enfrentar los retos y peligros del entorno. Con el transcurrir del tiempo y la invención de la imprenta en 1453 por Johannes Gutemberg, los hechos quedaron plasmados en documentos que sirvieron para distintos fines, entre ellos, favorecer o combatir ciertas corrientes filosóficas e ideológicas según los intereses de las élites eclesiásticas y monárquicas que mantenían un férreo control sobre la información escrita. Y esto se mantuvo así durante el Medioevo e incluso en el Renacimiento que trató de rescatar, mediante el humanismo, el conocimiento alcanzado por filósofos y científicos de la Grecia antigua y que quedó sepultado por la religión católica durante el oscurantismo. Y aunque hubo seres extraordinarios que intentaron romper con ese control omnímodo sobre el conocimiento, como el polímata Leonardo Da Vinci, el Vaticano continuó su dominio prohibiendo el acceso de las clases marginadas a los hallazgos de la ciencia llegando a amenazar, torturar y condenar a muerte a gigantes del saber como Giordano Bruno, Galileo Galilei, entre otros.

 Fue hasta el Siglo XVIII con la Ilustración, que se empezó a defender el uso de la razón y la lógica como base del conocimiento favoreciendo que la información escrita empezara a difundirse entre la población y dando lugar a movimientos sociales como la propia Revolución Francesa que planteó el lema aún vigente igualdad, libertad y fraternidad y el fin del absolutismo. Es decir, por primera vez la información escrita difunde ideas que expresan la importancia de considerar las necesidades del pueblo en la tarea de gobernar impulsando movimientos transformadores e independentistas en continentes como América, donde el ideal de igualdad, libertad y fraternidad fue y sigue siendo la aspiración de  los pueblos por emancipación y soberanía. Y estos esfuerzos aún ocurren en naciones hermanas como Perú, actualmente, justamente porque a través de la labor manipuladora y mentirosa de empresas mediáticas controladas por las élites, se ha logrado perpetuar regímenes de explotación como el capitalismo y su versión más salvaje, el neoliberalismo.

 Gracias a diversos esfuerzos de grandes activistas, comunicadores y líderes se ha conseguido incluir en la ley máxima los derechos a la libre expresión y a la información (Arts. 6 y 7 de la Constitución mexicana) que deben ser inalienables para todos los ciudadanos. No obstante, los medios mercenarios continúan su tarea de manipulación de los hechos aunada a un abuso de la libertad de expresión transformándolo en libertinaje justamente para violar el otro derecho, el de estar correctamente bien informados. Y lo grave es no sólo dicha violación de la ley sino las terribles consecuencias que han generado como el encubrimiento y apoyo al despojo y enajenación del patrimonio nacional en beneficio de corporaciones voraces extranjeras y trasnacionales, supresión de la verdad sobre masacres, desapariciones forzadas, fabricación de delitos, tortura y privación de la libertad de miles de inocentes que no pueden comprar a jueces y policías corrompidos. De todas estas desgracias espeluznantes que, en el caso de nuestro país, casi condujeron a su destrucción, son directamente culpables los medios de deformación -que no de información- enemigos acérrimos de los pueblos. Y esta terrible realidad se deriva de USA Corporation que posee cadenas de periódicos, radio y televisión que junto con la industria cinematográfica hollywoodense, han promovido y justificado invasiones, golpes de estado militares y “blandos”, lawfares y mediafares causado atrocidades sin nombre así como conflictos bélicos que siguen costando millones de muertes, migración y miseria.

 Y cuando pensábamos que el surgimiento de las plataformas como Twitter, Facebook, YouTube, entre otras, habían inaugurado una nueva era de auténtica comunicación, la de doble vía que permite la réplica, la aclaración y el desmentido, nos topamos con una realidad indeseable: que estas tecnologías también acusan vicios de distorsión, mentira y expresiones de un odio creciente contra decisiones, políticas y proyectos a favor de la población como ocurre actualmente en México que, por primera vez después de 80 años de padecer una “dictadura perfecta”, cuenta con un gobierno que camina de la mano de su pueblo. No obstante, es una realidad indiscutible que en pueblos hermanos como el Perú, el uso de la telefonía celular y las redes sociales están haciendo posible que varios ciudadanos entre los millones que se siguen manifestando en contra del brutal golpe de estado asestado contra el presidente legítimo Pedro Castillo, difundan el verdadero talante de una élite fascista, racista y represiva que ha causado la muerte de más de 30 hermanos peruanos.

 Más allá de lograr que se finque responsabilidad penal a toda la mediocracia vendida e inmoral por su complicidad en crímenes de lesa humanidad, gracias a los constantes esfuerzos de un creciente número de ciudadanos cada vez más politizados en México y otras naciones hermanas, llegará un punto en el que el periodismo deje de ser una mercancía a favor del que más pague y se transforme en un servicio a la sociedad y junto con una educación que reincorpore las humanidades en escuelas y universidades, dé un fuerte impulso a la revolución de las conciencias y la consolidación de la Cuarta Transformación.

  

Cuando se descubrió que la información podía ser un negocio, la verdad dejó de ser importante. Ryszard Kapuscinski

Te puede interesar

Espacio Libre México

Lo más visto

Suscríbete al newsletter para recibir periódicamente las novedades en tu email