Durango en quiebra y sin plan de austeridad

Sueldo de Aispuro y Villegas: $203 mil mensual; 36.2% superior al del Presidente López Obrador

Local03 de octubre de 2022 Jesús Francisco Sánchez

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A PESAR DE QUE el gobernador Esteban Villegas Villarreal ha reconocido que el estado de las finanzas estatales es “catastrófico”, que se encuentra en “números rojos”, con una deuda que “va en 25 mil millones de pesos… la peor en toda la historia”, no hay ningún plan de austeridad de su parte que implique acabar con los gastos superfluos, los lujos, el dispendio y derroche del dinero público, empezando por el sueldo del propio Mandatario estatal que es de 203 mil pesos mensuales (113 mil pesos en remuneraciones más 90 mil pesos en prestaciones), superior en un 36.2 por ciento al ingreso total que percibe el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, que es de 149 mil pesos.

La preocupación del nuevo círculo gobernante de Durango está en intentar dar salida a esta caótica situación financiera que heredó de la administración de José Rosas Aispuro Torres, con una estela arrastrada de sus predecesores Jorge Herrera Caldera e Ismael Hernández Deras.

Y entre las opciones que han aflorado son el recurrir a adquirir más deuda, además de la gestión ante el Gobierno Federal porque se auxilie con recursos extraordinarios y se federalice el gasto educativo estatal.

Ya lo dijo el propio Villegas: “La deuda que tiene Durango es la peor en toda su historia, hasta ahorita la deuda va en 25 mil millones de pesos, de los cuales la mitad es a pagar a corto plazo y en este momento el gobierno no es sujeto de un crédito que solucione el problema”. Sí, con todas sus letras, dijo: “el gobierno no es sujeto de un crédito que solucione el problema”.

El propio Gobernador señaló, además, públicamente la pretensión de transitar del Semáforo Rojo al Amarillo en el Sistema de Alertas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), con lo que la administración entrante estaría posibilitada para contraer más deuda.

En el mensaje de su toma de posesión, Esteban Villegas expresó: “Lo diré una sola vez, el reto es inmenso, el estado que guardan las finanzas es catastrófico, nuestra tierra está en números rojos, atraviesa por enormes dificultades y no será tarea sencilla, pero dejaremos el alma todos los días para estabilizarla, no descansaré hasta generar las condiciones para que Durango se recupere, y no estoy hablando de un largo plazo, primero lo urgente, que a nuestra gente no le falte nada, y luego los grandes proyectos. Nuestra gente necesita respuestas, necesita soluciones, ¡y las necesita desde ya!.. ¡A mí no me tiembla la mano, porque me la sostienen los sueños y las esperanzas de los duranguenses, y ellos merecen respeto y certeza… y se las vamos a entregar!”

No obstante esta retórica discursiva, a más de dos semanas de iniciado su mandato no hay ningún plan de austeridad, no se advierte por ninguna parte. La austeridad no pasa por la mente de esta misma concepción patrimonialista del poder —tanto de los que se fueron como de los recién ingresados—, ya que este término implicaría acabar con dispendios, derroches, lujos, sobresueldos insultantes y estratosféricos para un “servidor público”.

Un plan de austeridad, como el aplicado por el presidente Andrés Manuel López Obrador y que liberó millonarios recursos públicos para ser invertidos en la gente, implica:

- Suspensión de todos los privilegios para los funcionarios públicos.

- Bajar los onerosos sueldos de la alta burocracia, empezando por el del Gobernador.

- No adquirir vehículos nuevos al servicio de los funcionarios.

- Limpiar de “asesores” que se engullen grandes cantidades del erario.

- Eliminar bonos a funcionarios de primer nivel, limitación de los gastos de viáticos, cancelación de gastos médicos privados; limitación de viajes al país y al extranjero, salvo los estrictamente necesarios; eliminación de guardaespaldas para funcionarios, salvo aquellos encargados de la seguridad pública. Que los policías no estén al servicio de funcionarios o de particulares.

- Reducción del personal de confianza y del gasto de operación. Prohibición de utilizar aviones o helicópteros privados, prohibición a funcionarios de uso de vehículos oficiales y otros bienes públicos para asuntos particulares, prohibición de contratación de familiares.

- Reducción del gasto de publicidad, no remodelar oficinas ni compras de mobiliario de lujo.

- Instrucción de medidas para generar ahorros en electricidad, agua, telefonía fija y móvil, internet y gasolinas.

- Compras públicas bajo observación ciudadana; los contratos de obras públicas mediante licitación pública transparente.

- Prohibición de la contratación de despachos y consultores externos para elaborar proyectos de los servidores públicos.

En síntesis, éste tendrá que ser un nuevo paradigma, el de la austeridad gubernamental; no para que no se pueda ejercer un gasto para las funciones sustantivas y prioritarias gubernamentales, sino para quitar los excesos, el gasto superfluo y de esta manera tener disponibilidad presupuestal.

Y a este catálogo de austeridad se le tendría que sumar otro concepto que es central, fundamental, y que en sí tendría que ser el eje central y punto de partida de todo mandato público: acabar con la corrupción, no robarse el patrimonio y recurso público de los duranguenses. / ESPACIO LIBRE

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