
Cuento corto
A un mes del fallecimiento del tenor duranguense Alberto Romo
Cultura24 de mayo de 2025 Sergio O. Delgado SotoCuando un amigo se va
queda un espacio vacío
que no lo puede llenar
la llegada de otro amigo
Alberto Cortés
El miércoles 23 de Abril ppdo., falleció en la ciudad de San Luis Potosí, víctima de un infarto, Alberto Romo, uno de los grandes tenores surgidos en esta ciudad capital en las últimas décadas, comparable a otro que yo, siendo niño, escuché en el pequeño auditorio de la XECK, cuando dicha estación de radio tenía su domicilio en la calle Victoria, entre 20 de Noviembre y 5 de Febrero. Me refiero a Javier Galindo.
Vale decir que la proyección artística de Alberto Romo fue más allá de las fronteras nacionales, porque el compañero y gran amigo llegó a cantar en Florencia, Italia. Lástima, me llegó a decir su difunto padre, Don Renato Romo -excelente pianista lírico- que su hijo haya cometido el craso error de venirse a radicar en esta ciudad que lo vio nacer, cuando lo más conveniente para él, por obvias razones, era mantenerse en la Ciudad de México.
A Alberto Romo lo conocí en Septiembre de 1999, cuando por instrucciones del entonces gobernador, Ángel Sergio Guerrero Mier, se integró a la plantilla del recién nacido Instituto de Cultura del Estado (ICED) y cuyo director general fundador -el Lic. Héctor Palencia Alonso- fue el primero en celebrar dicha integración. Ahora bien, como yo había sido contratado directamente por el Lic. Palencia para hacerme ahí cargo del área de la corrección y la redacción, bastó un primer encuentro con Alberto para que naciera entre los dos un gran compañerismo y una gran amistad, de ahí que la mala nueva de su fallecimiento me haya pegado feo en el mero corazón.
Así las cosas, fue precisamente en el velorio de las cenizas de Alberto en Funerales Hernández de la calle Constitución de esta ciudad, que se me ocurrió hacerle un homenaje en el Teatro Victoria, con un elenco integrado por vocalistas y grupos que han participado y siguen participando en los conciertos mensuales de “Los Reyes de la Serenata”, programa ocurrencia de este servidor cuando laboraba en el ICED y al que, sin reticencia de ningún tipo, pues lo que reivindicaba era el bolero interpretado por grupos de voces y cuerdas locales, le dio luz verde el Director General, arrancando con un primer concierto en el Teatro Victoria, el miércoles 30 de Agosto del año 2000. Obvio que yo con cierta frecuencia incluía en mi espectáculo a Alberto para que interpretara melodías que por su vozarrón le venían como anillo al dedo: Júrame, Granada, No niegues que me quisiste, Por ti aprendí a querer y Dime que sí, entre otras.
Sin embargo, el concierto de homenaje tenía otro propósito, este de orden económico, que se explica por lo siguiente. Hará cosa de cinco años y sin que yo se lo preguntara, Alberto me dijo lo que importaba su pensión: 6 mil pesos mensuales, aunque, ojo, sus palabras me supieron a lamento, y vaya que tenía razón, porque quién diablos puede vivir actualmente con tan raquítico ingreso. Luego, en la solicitud que por escrito hice del Teatro Victoria al director general del ICED, demandé que los boletos de acceso al concierto se tasaran en 100 pesos y que todo lo que se recaudara en taquilla se le entregara a la viuda de Alberto. Como por internet y vía su hija Nadia le hice llegar esa solicitud a la señora, la respuesta que ella me dio fue que no quería ni un centavo de lo recaudado. Le dije que respetaba su decisión, pero que el concierto de homenaje a su marido se haría independientemente de que sus familiares no hicieran acto de presencia.
Pero fíjese, amigo lector, cuán bajo ha caído el ICED con autoridades como las actuales. Alberto tiene un mes de fallecido y es hora de que el director general del Instituto no da respuesta a mi solicitud, y eso que el tipo es abogado y sabe que lo que los funcionarios públicos reciben por escrito de los ciudadanos debe responderse de igual manera y en un plazo perentorio que en este caso ya se rebasó. Que al señor le importe un soberano cacahuate lo que fue Alberto Romo como tenor huele a desamor por lo que de calidad pare nuestra tierra. Por eso, si el Lic. Héctor Palencia Alonso se levantara de su tumba y viera en manos de quienes está hoy el Instituto que él fundó, soberbios y malinchistas en grado sumo, de la pura impresión se volvería a morir. Nos regatean, amigo lector, un teatro que es, igual que el Ricardo Castro, público, propiedad de quienes con nuestro trabajo y nuestras contribuciones lo mantenemos y que antes que de otros, debe estar al servicio de nuestra comunidad artística y cultural.
Por cierto que cuando andaba yo en esto de solicitar el Teatro Victoria, al pasar por el Ricardo Castro me topé con una lona que anunciaba el show de Genaro (el consentido) en honor del argentino Leo Dan, recientemente fallecido y a presentarse en el Teatro Victoria. Como Genaro nunca ha sido de los que se rebelan ante las arbitrariedades de los altos funcionarios, en absoluto me extrañaría que el ICED le haya autorizado el uso de dicho teatro sin necesidad incluso de solicitarlo por escrito.
Pero como en este perro mundo a todo santo se le llega su altarcito, el viernes de la semana pasada en que se me convocó a una reunión con el Dr. José Ramón Enríquez para hablar de la cultura en Durango, el oftalmólogo se comprometió a 1) luchar para que los teatros Victoria y Ricardo Castro pasen a ser del Municipio, como también 2) a terminar con el anticonstitucional agandalle que de las fiestas de aniversario de esta ciudad capital hizo el gobierno estatal desde el mandato del súper ratón Ismael Hernández Deras. Luego, el homenaje a Alberto Romo será responsabilidad del próximo y morenista gobierno municipal, lo cual tiene una razón de mucho peso: en esta ciudad nació ese nuestro gran tenor.
Espacio Libre México
El hijo de AMLO afilia a Benítez Ojeda, que representa lo más putrefacto del PRI
Como líder de la CNC, fue cómplice de Salinas para destruir la principal conquista de la Revolución
Mucha corrupción, mucho nepotismo, liberan delincuentes
Cuatro presidentes estatales priistas se han sumado al partido guinda
A un mes del fallecimiento del tenor duranguense Alberto Romo