Cuento / 1a. parte
Me dormí y sentí placer, -¡Oh que placer! No sabía de culpa ni de preocupación, no sé si era por mi depresión o tal vez solo era una alienación, no sabía si era culpa o redención, -¡Oh que tonto era yo!.
Moría sin saber que lo hacía, mi amor una sábana y almohada como la perfecta relación, la pequeña muerte que pude sentir, en mi cuerpo una hermosa sensación me recorría, yo solo quería paz, un café y algo no tan alocado.
Tal vez un poco descolocado, vaya que me miraban sin nada de admiración. Me decían, -Qué asco ese pobre señor, con barba y sin motivos de una vida sin amor, parece que está sin preocupación, pero solo me causa repulsión, si esa es su vida prefiero jamás vivir en la de él, pobre jamás sabrá qué hacer.
Solo los miraba y volteaba al sol, me daba igual su pobre poca fascinación, ni modo que ponerme a rabiar sea la solución, y pues a llorar tampoco lo considero opción, pues no había cerca una planta para regar y si mis ojos he de secar, exprimir, solo será cuando no haya donde dormir.
Que ría, me dan pobre enojado pensando que mejor que yo vivirán, estoy sin preocupaciones ni nada que pagar, pobres carceleros de la absurda realidad, de sus montos de cheques infinitos y su comida procesada que piensan es natural ¡Que risa me dan!.
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