“Una marcha ciudadana para defender la democracia y la no desaparición del iNE"

Una manada de hambrientos y desesperados clasicistas, panistas ratas, gente de bien, rica y werita. ¿Cuál pinche pueblo ciudadano?, puros pinches políticos corruptos que han jodido a México durante décadas, ¿gente buena, honrada, honorable? ¿Claudio X? ¿Santiago Creel? ¿Madrazo? ¿Fox? ¿La maestra Gordillo? Chale, que sociedad civil tan culera.

Para esta casta millonaria y dorada puede entenderse su marcha para “defender” sus privilegios y derechos aristócratas: no pagar impuestos, perder el control del INE, sus negocios tan redituables, ¿Pero, los otros?, los acarreados, los que no tienen ni idea de qué se trata, que desconocen las reformas al INE, que marcharon para defender los d-INE-ros de Córdova, porque son los dineros de Córdova. Defendiendo los 400 mil pesos mensuales del presidente del INE. Defendiendo el saqueo millonario del INE por más de quince años.

Marcha clasicista, racista, de casta odiativa, de un fascismo que me extrañó porque no cantaban los himnos de guerra de los nazis, ni cubrieran sus rostros con capuchas del KKK, o rapados, tatuados con suásticas, con camisas pardas y ondeando fotos de Hitler.

Una real recua de mulas, asnos bestiales y uno -o mejor dicho-, millares de weyes. El récord Guinness ya consideraba la marcha para un récord mundial: la concentración masiva de pendejos en un solo sitio, gritando: “¡Córdova vive, el INE vive!”, defendiendo al “mártir, dictador de la democracia” con quince años en el poder, con privilegios de un Rey, ganando 370 mil pesos mensuales, 270 mil en lavandería, medicina, la torta de la esquina. Córdova no solo vive, sino es “vivillo” mientras esta marcha, cuya única afiliación en común es un intenso odio a “López”, y este odio se desbordaba.

Lencho contrata un seguro de gastos médicos por 300 millones de pesos por tres años, pese a que se va, ya por fin del INE, el 3 de abril del próximo año.

Los marchantes gritaban “¡fuera López, chingue a su madre!” y demás epítetos racistas. “Indio pata rajada”, despectivamente lo llaman, como si ellos se apellidaran Wagner, Nixon y fueran de raza aria.

Y sí, esta vez sí rebuznaron a placer, sin restricciones, soltaron odio, su racismo, su asco por los prietos y morenos, en plena libertad de expresión, pendeja, pero libertad al fin. / ESPACIO LIBRE