Ante su fallido gobierno, urge revocación de mandato al gobernador prianista de Durango
El pueblo de Durango debe ser el arquitecto de su propio destino
Matan árboles para estacionar carros. Destruyen áreas verdes para ahogarnos de asfalto. Asesinan despiadadamente el arte y la cultura.
Local02 de julio de 2023 Martín M. GonzálezQué hacer en un ciudad capturada por un grupo de rufianes, que hacen y deshacen a su antojo y a su capricho. Matan árboles para estacionar carros. Destruyen áreas verdes para ahogarnos de asfalto. Asesinan despiadadamente el arte y la cultura. Qué hacer ante un pequeño tirano, una caricatura pinochetzca que se autonombrado Dios para sí mismo. Villegas I y su gracioso bufón Toñín el enchuleador. Mientras sus pandillas se reparte el botín político, y los dineros. La ciudad les pertenece. Ahí están los cadáveres de los camaradas caídos, arboles cuya única culpa es estorbar sus sueños de mediocres dictadores.
En esta ciudad ya no hay ética ni honor. Ahora ellos, en una burla descarada se nombran gobierno ciudadano cuando son los primeros en violar los derechos fundamentales de los ciudadanos. Derecho a tener un trabajo digno y decente. Derecho a la libertad de expresión. Derecho a la cultura y a las multi expresiones de la misma. El médico y su enorme ego. Su desmedida mitomanía, menos de un año en el poder y ya se siente emperador. Y su banda de ladrones se creen los nuevos centuriones.
A dónde ir cuando te han secuestrado la esperanza. ¿Sirve gritarles ante el muro de soberbia erigido por su ceguera?
Él, siendo sanador de cuerpos, es el peor de los ciegos. Ellos tienen el poder y la razón de su violencia. Ellos pueden prohibirte lo que su estupidez le dicte, lo que su ignorancia les susurre.
No nos quedaremos callados. El temor no son los hombres malvados, es el silencio que guardan los hombres buenos.
El mal llamado honorable Cabildo del Municipio de Durango ha tomado como botín político a la ciudad, a la cultura, al arte, no aprueba ningún evento, ninguna manifestación de arte y cultura. Son dueños de plazas y jardines. Solo aprueban lo que su patrón Ochoa les ordena.
Regidores como vividores que son trabajan para su beneficio económico y político. Se creen y actúan como dueños de la ciudad, ante el beneplácito del presidente municipal y la indiferencia del gobernador. Y el chayotero silencio de la prensa oficial.
El pueblo de Durango debe ser el arquitecto de su propio destino
76.3% de los duranguenses lo reprueban
Si no cumple ¡Que renuncie!
En los dos años del gobernador Villegas. Dos años donde la palabra fracasado la lleva en su frente.
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