Hablando de mí

Me acerqué a ese viejo árbol y lo vi, logré ver un cómodo y placentero lugar para reposar y reflexionar.

Cultura23 de enero de 2023 Alejandro Parral Parral

hablando de mi

Me dejé caer a ese cómodo árbol con mi cabeza reclinada y mis manos en el pecho.

No tomó demasiado tiempo el que me quedara plácidamente dormido bajo esa sombra del árbol. Pasaron los minutos y las horas, no fue hasta que se posó en mí un rayo de sol que me desperté, dejé transcurrir un rato hasta que me levanté y acomodé mi cuerpo en el árbol.

Una silueta de un viejo con un largo pelo lleno de años de vida, con un color grisáceo, se dejó ver a un lado mío, después un niño extremadamente parecido a mí empezó a verse caminado hacia mí, los dos se posaron junto a mí en cada lado, el viejo de lado izquierdo y el niño a mi lado derecho, el viejo tomó aire y empezó a hablar.

-No tienes qué temer, no estropees el avance que tienes en ti. 

A lo que yo sorprendido respondí intrigado:

-¿Cómo es que sabe de mí? ¿Quién es usted? 

El viejo solo sonrió y me respondió:

-No tienes que saberlo, lo único que debes saber es que estarás bien, no temas a equivocarte, no temas a hablar mal, no temas estar con quien no debes estar, no temas caerte, así es como se aprende y tú debes seguir aprendiendo.

De repente el niño tomó la palabra y empezó a hablar.

-Estoy orgulloso de ti, eres lo que quiero ser, cada cosa que logras me hace admirarte más. 

Yo no supe qué contestar y quedé sorprendido, parecía que el viejo y el niño sabían de mí y quién era yo.

-¿Por qué dices eso? No hecho nada en lo absoluto para que estés orgulloso de mi. 

El niño me abrazó fuertemente del brazo y replicó: 

-Sobreviviste a tus problemas que no parecían tener fin y lograste salir adelante, lograste cuidarte y cuidarnos, lograste encontrar felicidad en las cosas que antes no tenían sentido para ti y jamás te diste por vencido por más que lo hayas pensado. 

Me quedé impactado y solo salieron de mí lágrimas mientras respondía al abrazo del niño.

El viejo me miró y asintió con la cabeza y mientras me tomaba del hombro me dijo lo siguiente:

-Sabes, lo que debes hacer, no te des por vencido, decepcionarás a mucha gente y mucha otra te amará, pero debes de saber estar para ti.

Después de que soltaran mi hombro los dos desaparecieron de un momento a otro y yo volví a despertar debajo del árbol, al parecer todo había sido un sueño, pero yo no lo había sentido así.

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