
Cuento corto
Chavita es un gran guitarrista y no canta mal las rancheras. Ni los tangos. En boleros ni se diga. Se sabe infinidad de canciones. De corridos. De lo que pida el cliente. Y solicite el ardor.
Él y su guitarra, son inseparables. Alma y canciones. Llega al Belmont, se acomoda en la silla destinada exclusivamente a él y a su gran talento. Y espera pacientemente, abraza amoroso a su compañera, hasta que se le acerque un parroquiano, ya herido de amores, ya ahogado de nostalgias. Maestro, se sabe aquella canción, aquel tango… y rápidamente, más que cualquier rockola, el maestro guitarrista satisface la petición, con su voz ronca y pletórica de sentimiento.
Es un deleite escuchar su oficio de cantor. De trovador nocturno y bohemio, acaricia las cuerdas para hacerlas vibrar de emoción. Le hace el amor a su guitarra, con deleite y devoción.
Su voz es ronca, bien entonada. Canta con un sentimiento que conmueve y deleita. Usa lentes negros. Un bigote bien recortado. Es pulcro y bien vestido. Lo encuentras en las cantinas, principalmente en el Belmont. Ya es parte de paisaje de la taberna.
Le pides una de José Alfredo. Una que duela. Así se gana la vida este bohemio. Este trovador urbano. Es casado y a pesar de ser ciego de nacimiento, es un hombre cabal y decente que mantiene a su familia. Ya es una tradición y leyenda, en nuestra ciudad.
Espacio Libre México
En marzo de 2025 hay 12 homicidios diarios menos en el país que en septiembre de 2024
Lanza advertencias a los morenistas
Es lo que quiere la derecha porque debilitaría al movimiento
Selección anual de la revista Time
Coca-Cola, Bimbo, Kellogg’s, Barcel, Pepsi, etc.