Vinieron de madrugada por mi perro Saroh

Crónica perruna

Cultura 28 de mayo de 2024 JESÚS MARÍN

saroh web

Mi perro se llama Saroh. Lo tuve desde los dos meses. Era una cosa peluda, tipo estopa, blanco marfil. Me lo regalaron un mes de abril de hace siete años. A cambio, a la muchacha que me lo regaló le di el libro El lobo estepario.

Fue mi mascota, compañero y mijo, desde el 2014. Mi padre falleció en enero del 2015. Saroh se convirtió en toda mi familia cercana. 

Y toda mi compañía en mis noches de orfandad. Sí, era un desmadre, medio peligroso, vio conmigo todas las películas de Bruce Lee y las del Santo. Y se creía un matón. 

Una vez que lo llevé a la plaza, chaparrón, tipo toy se la hizo de pedo a cuánto perro se le acercara. Vio a un Chihuahua tipo rata mojada y que se suelta en enanito canino ante los feroces ladridos de Saroh. 

Nombre le meten una revolcada a mi perro fantoche, ladrón de chetos y gordas, y de todo lo su hocico agenciara. 

Una vez se comió un chingo de nueces. Me asusté, según esto son veneno para los perros. Ni madre le pasó al cabrón peludo. Lo amaba u amo. Lo digo sin vergüenzas, y él, a su modo perruno también me amó.

En Julio del 2021, me enfermé de la cangrena Fournier. Ninguno de mis compas y familiares me lo quiso cuidar. Era medio bravo, menos conmigo. Una amiga se ofreció a cuidarlo dos meses. Pero como ella tiene gatos y perros, el Saroh no se jalló. 

Su hermana lo adopta. Lo quería mucho. Saroh muerde dos veces a su madre. Y así no. Pinche Saroh. Lo llevaron a la perrera municipal. Fue sacrificado. No quiero saber cómo. Es un dolor permanente, más que mis quince intervenciones quirúrgicas. Te amo y extraño un chingo, pinche Saroh. Nunca me lo perdonaré...

 

II

 

Estoy a una rayita de la depresión absoluta. Ebrio de ansiedad. No podía levantarme. Si no es por mi perro Saroh que me dio carrilla. Me ayudó vestirme, me puso los zapatos y me tiró un sermón: cabrón , pero ayer que tal, cahuameando, festejando que por fin habías olvidado a tu zotaca maldita Satanás, pero a la cuarta Vicky te me quebraste y a poner la rola de Rafael, yo no soy nada sin Laura... Chale, te creí más hombrecito, mira que seguirle llorando a una perra tanto tiempo. 

Así que hacerse pendejo a otro lado, y sin d del Saroh me arroja al arroyo de la calle ,con este viento gélido y sin siquiera darme un quinto pa una cazuela de menudo.... Qué triste es mi existencia, ya recógeme diosito…

 

III

 

Ahora entiendo su intelectualidad y sagacidad perruna. Descubrí lo que lee el Saroh: Todos los cuentos de Raymond Carver... Pinche Saroh y yo que lo que pensaba loco por las cahuamas que nos rolábamos cada noche, cada uno pisteando por perras de diferentes grados de culez  y por ser fanáticos  de Tarantino. 

No, el  cabrón resultó ser un incomprendido, mira que chutarse todo Carver, ¿qué sigue? Luego saldrá que le ha gustado desde siempre Roberto Bolaños.  Y ha entendido todas las películas de Jodorosky.

 

IV

 

Sí. Soy de esos locos que hablan con su perro. Y no es a causa de la Pandemia. Ya era desde antes. Yo le digo chaparro, mijo, compa, wey. Platico con él. El me responde con su cabeza de un lado a otro. Me mueve la cola. A veces lo regaño cuando hace una de las suyas. Tiradero de papel. Robadero de comidas. Pero siempre acabo por olvidar sus travesuras cuando él se acurruca junto a mí en la cama, y yo no seré su papá pero el si es mi perromijo. Depende de mí para su comida. Y su bienestar. Y yo de él para sentirme acompañado y querido. Ah, pinche Saroh ya te robaste mi pedazo de jícama.

 

V

 

Me enteró que hoy es el día del perro. El único ser vivo que nos ama incondicionalmente. Soporta nuestros arranques de ira y maltratos. Y nos perdona moviendo el rabo, como diciendo, no hay bronca Bro, todo está olvidado. El perro es quien nos recibe con verdadera devoción, para ellos somos Napoleón entrando en París. Somos su Dios y hogar. Es quien nos consuela lamiéndonos  y se  acurruca con nosotros al vernos tristes. Para ellos somos su manada y su familia. Donde estés, Saroh. Un abrazo perruno.

 

VI

 

Vinieron de madrugada por mi perro Saroh. Como vienen los cobardes. Eran dos camionetas blindadas. Fuerzas especiales se leía. Bajaron en perfecta sincronía.  Armados hasta los dientes. 

Todos  con brillantes bozales en sus hocicos. Ladraron antes que hablar. Venimos por tu perro. Mi perro salió rascándose las pulgas. Moviendo el rabo alegremente.

 Lo agarraron del collar. Lo siguiente lo recuerdo en cámara lenta. En tres movimientos el Saroh había eliminado medio escuadrón. Ni Bruce Lee fue tan efectivo en sus mejores tiempos. 

El Saroh apenas ni se despeinó. Lo que siguió ni Tarantino lo pudo escribir. Una mezcla ramboniana y del Santom se convirtió en un huracán de golpes y gruñidos. 

Los polis cayeron como héroes. Ni una bala se disparó. Aquella noche fue conocida como la noche del despertar del Saroh. Yo la llamó el regreso del Dragon. 

Y yo que ingenuamente me le iba a enfrentar por una bolsa de sabritas. Saroh se acomodó sus gafas oscuras. Escupió el cerrillo de su hocico. No necesito ni un ladrido. Yo de entonces me como sus croquetas.   Él mis burros de pollo y machaca. Y dejé de tutearlo. ¿Verdad, Señor Saroh?

 

VII

 

Creo que mi perro Saroh está envejeciendo. Seis años como mi temible guardaespalda. Y ayer temblaba como un cachorrito, acurrucado en mi cama. El maldito tronadero de cuetes y balazos, de esa sarta de imbéciles, lo atemorizo por vez primera en su perruna existencia. Ya no es ese feroz guardián que se sabe de memoria todas las películas de Bruce Lee y del Santo. Ayer me partió el corazón verle tan indefenso.

 

VIII

 

 

Todo en la vida tiene un límite. Y el Saroh lo rebasó esta mañana. Despertaba para desayunarme uno de esos cochinitos de la tía Rosa con un café como ritual mañanero de los martes. Y que buscó la bolsa con tan suculenta pieza de pan dulce. Y nada que el malvado perro me la había agandallado.

Esta vez no sirvió su carita de "qué me hablas" o su "ah raza tan gandalla" No. Era hora de acabar con sus crímenes.

Era el día que debía pagar por sus múltiples robos. Lo rete públicamente y a viva voz para que todo el barrio lo escuchará y su fama de perro matón se derrumbara: tú y yo, pinche saroh, a mitad de la calle y nadie se va meter.

Saroh entornó los ojos como samurái en concentración. Me miró desdeñosamente. Y tomó rumbo a mitad de la calle. El barrio estaba expectante. Los vecinos temerosos de la próxima batalla, asomaban detrás de las cortinas de sus ventanas. 

El aire se respiraba grueso . En derredor nuestro, un círculo de perros y gatos. Saroh empezó a cabecear y dar pequeños saltitos y a emitir agudos gritos.... Fue ahí cuando lo recordé: en la madre. Ya valí madre. 

Saroh ha visto conmigo, desde que era cachorro, todas la películas de Bruce Lee y del Santo. El Saroh nomás sonreía mientras practicaba su patada de la muerte....

 

IX

 

Quiero ofrecer los servicios de guardaespaldas de mi perro Saroh. Cuatro años de relación profesional, han relajado la relación. Al principio, si yo bajaba al baño a la media noche, Saroh tras de mí, cuidándome las espaldas. Y se quedaba afuera haciendo guardia. 

En estos últimos meses, bajo yo solo, el cabrón lo encuentro jetón en mi cama, roncando. Por lo demás es altamente recomendable como guardaespaldas. Ha visto todas las películas de Bruce Lee, del Santo y es fanático de Tarantino. Debo divertir que es tragaldabas. Come de todo el cabrón.

 

X

 

Quiero denunciar a un criminal peligroso. Me acaba de asaltar en  la cocina. Se comió mi cereal k. Se llama Saroh. Es un perro peludo, chaparrón. Habla alemán. Lee a Nietzsche en el idioma germano...se cree dragón de quinto dan ja porque vio todas las películas de Bruce Lee.

 

XI

 

Hoy casi hubo madrazos en el desayuno en mi casa. Casi madreo al Saroh, mi perro, me detuve a tiempo. Recordé que el sí ha visto completito el maratón de Películas de Duro de matar y Rambo. En una de esas el madreado soy yo. 

La cosa estuvo así. En mi nutritivo desayuno de damnificado por la Pandemia, guise unos frijolitos caldosos y asé un chile verde. Y el pinche Saroh viéndome con su carita de Santi pediche. Y le serví en su platito hondo frijolitos caldosos.

El wey me mira ,mira a los frijoles, me vuelve a mirar, como diciéndome, otra vez frijoles, chale, y muy digno coge el plato entre los dientes y en forma altiva y principesca se va con el plato al patio. 

Yo creo que le dio vergüenza que lo vieran tragar frijoles. Pinche Saroh con el wey se cree de raza alemana de pura sangre. Ah, pero pregunten si el tipo dejó frijoles. Hasta brillaba de limpio el plato.

XI

Pinche saroh ya no aguanta como antes, cuatro cahuamas y ya perdió. Escuchamos a Buddy Richard y mi camarada ya las dio.  Un minuto de silencio y un brindis por el camarada caído. Ya no hacen a los perros como antes.

XII

 

¿No quieres lavar los trastes sucios de la cena de nochebuena? No se preocupen, tenemos el más moderno limpiaplatos de restos de la cena. Sus platos quedarán rechinando de limpios. Saroh garantiza que no quedará ni una migaja. Precios a negociar. Agende su cita con tiempo.

XIII

 

Mi perro Saroh me roba mis chicharrones y no me doy cuenta, ¿algún consejo para pillarlo? ahorita escucho el cronch cronch desde el otro cuarto en la oscuridad…ayuda…

            

XIV

 

A mí no me con vengan con esas pendejadas, esas patrañas pseudo psicológicas de que un perro es un simple animal. Y que estás enfermo si lo amas con todo tu corazón. Y que no es normal si lo tratas como una personita muy cercana a ti. 

Estos " especialistas" tarados hablan así porque nunca han criado a un perro desde bebé. Nunca se les ha acurrucado en sus piernas cuando estás sentado y el siente tu tristeza. 

Nunca han visto esa mirada perruna que te hace sentir el amo del universo y lo eres para él. Y cuando te lame te dice: eres mi familia, mi manada. Yo muero por ti, carnalito. Yo soy tu hermano. Yo nunca te voy a traicionar, aunque me trates mal.

 Mi amor es incondicional y eterno. Y sí, cuando llegues derrotado, destruido a casa, y tú perro te recibe moviendo la cola y se te arroja a tus brazos, sabes que todo estará bien. Te amo Saroh, pinche perro roba chetos…

 

XV

 

Se busca. Peligroso ladrón de chettos... Medias hamburguesas, papitas, cacahuates, burros de carne asada. No se confíen por su carita de-yo-no-rompo un -plato. Es peligroso. Responde al apodo criminal de Saroh. Si se lo encuentra luego luego asegure su comida.

 

XVI

 

Mi perro Saroh piensa que no tengo vida social. Y que mi única ocupación es acariciarlo mientras el descansa su cabeza en mi pecho. Cree fervientemente que puedo acariciarlo por horas y horas. Y se queda mirándome de tal modo que es imposible negarme...

 

XVI

 

Mi perro Saroh me dice que es la reencarnación de Mike Tyson y que le baje a mi pedo o me parte mi madre. Que todos los chettos del mundo son suyos.  Y que no me los roban. Le pertenecen por derecho divino. 

Yo me azorrilló gacho, luego recuerdo que Tyson no ha muerto y me le envalentonó. Pinche perro te voy a partir tu perra madre. 

El Saroh sonríe socarronamente. Hey men, se te olvida que hemos visto juntos todas las películas de Bruce lee y las del Santo. Y yo no me quedaba dormido a media película como tú.  Hey Saroh,¿ de cuáles chettos quieres, naranjas o verdes? Te voy a traer de los dos

 

XVII

 

Mi perro Saroh necesita ayuda psiquiátrica. Tiene un trastorno compulsivo de la personalidad. A veces actúa como gato. Y se la pasa lamiéndose y acicalándose como todo un felino, varias veces al día.

 Tuvo una mala experiencia desagradable en su niñez, convivió durante dos meses, con un par de viejas y solteronas gatas, que lo adoptaron como su cría.

Desde entonces ya no fue el mismo. He tratado de ser comprensivo. Flexible, pero tengo miedo de empiece a maullar. Ayuda por favor…

 

XVIII

 

Recuerdo estar en mi casa ,con mi perro acurrucado en mi cama. El mundo se oye desde lejos. No tengo este dolor en mi herida. Estoy bien. 

La vida no importa. Tengo esa paz que precede al paso de un huracán. Estoy en paz . Con mi familia que es mi perro Saroh. Acabo de compartir con él mi cereal. Lo que me fascina de mi chaparro greñudo es que nunca te niega un abrazo. Y siempre está de buen humor y te lamé para confirmarte que eres de su manada. Ojalá estés bien, camarada...

 

XIX

Me encanta la desfachatez de mi perro. No bien acaba de robarme mi gorda de frijoles y huir graciosamente: La tomó de mi plato en un descuido mío al cambiar el dvd y salió con la gorda en el hocico caminando garbosamente.

Minutos después regresa inocente de todo crimen y me saluda con una desfachatez y descaro que me desarma.

 Y cuando le reclamo por el hurto bellanesco, el Saroh me sale con una cara de que no sabe de qué hablo. Y hasta se ofrece a salir a buscar a los culpables. Mientras me sonríe varios pedazos de gorda caen de su hocico. 

Y me sigue moviendo amistosamente la cola. Con perros así no hay defensa alguna.

 

XX

 

Mi perro Saroh es un conchudos o su sangre y linaje alemán se imponen, pero no le tiene miedo al tronar de cuetes, a lo más emite uno que otro ladrido, pero de puro compromiso. 

Ayer estaba el tronadero de cuetes  en la calle, y el tirado de panza dormidote. Le tiene miedo a las escobas y al baño. Pero pinches cohetitos nomás no…

 

XXI

 

Cuando Saroh amanece crudo, ni el solo se aguanta. Le pedi en buena onda que fuera por unos camaroncitos pa’ curárnosla.  Y cabrón me responde. Ve tú, yo soy vegano y se tiró de panza en el suelo a seguir la mona. A veces no entiendo a mi perro,  me gustaría más tener un gato…

 

XXII

 

Dos de la mañana y mi sueño no aparece. O se fue de parranda. O el pinche de mi perro saroh se lo comió. El sí está bien jeteado en mi cama.

 Caray con este Saroh no se puede uno descuidar tantito porque se come todo. Alguna alma caritativa que venga a arrullarme, de preferencia muchachita de veinte años y voz tierna. 

O en su defecto algún ganadero que me preste un centenar de ovejas para contar y dormirme. Extraño a mi abuela. Ella sabía cómo dormirme. Chocolate caliente con galletas e historias de aparecidos con curros y lechuzas. 

Ya. A ver cabrones, todos somos honrados, pero mi sueño no aparece, quién me lo robo. Ya estoy como Silvio como cuando perdió su unicornio azul. 

¿ Y si me sueño se fue con otros? ¿Me será infiel? Aghhh si lo llegó a encontrar en otra cama, en otros ojos cerrados, lo tupo a pesadillas. 

Bien me lo decía mi madre santa: Duérmete escuincle latoso o viene el coco. Y santo cocazo en la cholla, si no me dormía. 

Lo chido es que mañana no voy a la escuela. Bueno tengo más de veinticinco años que egrese del tecno, así que una desvelada como quiera la soporto. 

Pero te advierto sueño, si andas de puto por ahí, ni creas que te voy a consecuentar.  Primera y última vez que me dejas con los ojos en prendido y con la piyama del hombre araña puesta (sí, sí, a mis cincuenta uso piyama) ¿Algún problema? 

La neta ya no puedo dormir desnudo como antes, luego las verijas se me encogen de frío, de por si.

 Y si pido una alerta Morfeo (es como alerta ámbar) pero esta es para sueños perdidos. “Sueño perdido por cincuentón desvelado, si lo ha visto ayuden a recuperarlo. Es de complexión onírica. No ronca. Lleva un gorila de peluche. Y es zurdo. Se agradecerá. Cualquier ayuda que se brinde”. Sueñoooooo vuelve. Prometo no volver a engañarte con una siesta. Y el cochinito ya esta en la cama y se la peló porque nomás no tiene sueño...

 

XXIII

 

Era mi gorda de frijoles sin queso. La tenía reservada para degustarla en la tarde, ante una cahuama Victoria y viendo una película francesa en blanco y negro.

 Me iba olvidar de paseítos universitarios, de fraudes cibernéticos donde el gobierno de Jorgito compró a cuatro mil pesos tabletas de mil pesos. Iba a ser mi premio bien merecido después de lavar una montaña de trastos sucios con antigüedad arcaica. 

Mientras luchaba con jabón y estopa en mano contra mohos y hongos, airosamente vi pasar a mi gorda de frijoles, airosa y sonriente, apresada por el hocico, que a paso gallardo y marcial, la llevaba mi perro Saroh. 

El muy cínico todavía se detuvo. Mi miró con sus ojos de "no te importa, verdad" y el muy sinvergüenza siguió el trote hasta una distancia prudente donde le dio mate a la gorda. 

De vez cuando levantaba su mirada hacia mí en son de burla. Yo únicamente pensaba: La hubiera pedido con harto chile de árbol. Ya habrá otras gordas, pinche Saroh...

 

XXIV

 

Llega un momento en que es el final. Ya no una buena batalla. Las heridas por tu cuerpo son hermosos trofeos  de que fuiste un guerrero. Y que ya no hay guerras para ti. Ni mujeres que recordar. 

Te queda el sol de medio día. La cerveza oscura y la compañía de tu perro Saroh, tu única familia. Estás en paz con el mundo. Quisieras irte, en tu nave y que te quemarán con tus libros y nostalgias. 

En algún lugar tus viejos te esperan. Tu tiempo ha acabado. Esos tatuajes, uno en tu pecho y otro en el hombro, las dos mujeres por la que hubieras muerto. Y moriste. 

Ya no queda historia por escribirse. Es hora del adiós viejo cazador de ballenas. Tu puñado de poesía es tu legado. Ya habrá quien se ocupe de tus libros. Y tú Saroh encontrará a quien robarle los chettos. Ya no hay días de luz y sol. La oscuridad ahora es tu hogar... Abrázala viejo perdedor…

 

XXV

 

Saroh es mi perro. Es un lanudo de seis años, dizque de raza. Su origen es alemán. A sus ancestros los usaban para cazar conejos de sus madrigueras. Los estiran de la cola. Al Saroh lo agarras y cuelgas de la cola y no hace pedo. Por eso el cabrón se cree ario.

 Ya medio pedo le gusta hablar de Nietzsche en germano. Lo tengo desde que era un crío. A los dos meses me lo regalaron en la plaza. Yo le digo chaparro, mijo, compa, wey. Y cuando me hace encabronar le dijo cabrón. Y sucede cuando me roba comida. Mis tamarindos.

Aprendió a comerse la pulpa y escupir el hueso. Lo mismo con la sandía. El wey a los cacahuates les truena la cáscara y se come el puro cacahuate.

En la casa tenemos una sola regla: lo que tú comes, como yo, reclama muy seguro el Saroh. 

Si me lo robo, te chingas. Y como el Saroh creció viendo las películas del acción putazos y peleas sangrientas, pos ni como hacérsela de pedo. Así zotaco y todo, si le anda partiendo la madre a más de tres...incluyéndome.

 

XXVI

 

Tu perro te lame porque te considera de tu familia. Así te dice que eres de su manada. Es su forma para marcarte y decirle al mundo que el que se mete contigo, se mete con toda la manada. 

Y que pase lo que pase jamás va traicionarte. Y estará contigo en las buenas y en las pésimas. Y que será el único de tus amigos y de tu familia, que nunca te va abandonar.

 Entonces cómo no vas amar a ese chaparro peludo que te roba los chettos y que te mira bien inocente como diciéndote ¡qué pedo, pinches chettos quién se los llevo?

 

XXVII

 

Ayer me dieron una gran noticia. Mi perro Saroh sigue vivo. Siempre será mi perro, aunque ya no esté conmigo. Gracias doña Socorro por aguantarlo. Aguantar sus desplantes y mordidas. 

Lo crié muy chipil. Hijo único. Por eso a veces es así. Ojalá que estes bien. No sé si volveré a verte, Saroh. Y ver juntos el maratón de Bruce Lee. Discutir sobre Nietzsche. 

Te extraño mijo, siete años juntos, desde que eras un plebito de dos meses , una bolita de estopa blanca y greñuda. No importa que me robes mis chettoos y mis gordas de picadillo verde. ¿Te acuerdas de nuestros domingos? Pedíamos pizza bandido. A tus rebanadas les ponía salsa de tomate. Ni migajas dejabas.

Recuerdo el recibimiento de Rey con el que me agasajas al regresar a casa. Ya los mariachis y mi cahuama. 

Chale Saroh, para ti era una fiesta al verme correa en mano, saltabas y reías de gusto, en derredor de mí, hasta que lograba ponértela en tu collar. 

Salíamos a pasear, a orearte y ver gente. Gritabas de gusto, me jalabas con la fuerza desbordante de tu libertad. 

Por las noches te acurrucabas a los pies de mi cama, en el sarape, tu sarape. Te miraba dormido, soñando y agitado. Te miraba con la ternura de un padre a un hijo. Te extraño un chingo, ya pórtate bien. Y que Dios te cuide, mi Saroh...

 

XXVIII

 

Después de mi última cena en familia hace ya veinte años. Ya que, al morir mi madre, se acabaron las navidades. Durante diez años, mi padre y yo, nos navegamos con una cena comprada en soriana. Aún éramos familia. 

Un par de náufragos. Y desde el 2015, solamente fuimos mi perro Saroh y yo. Nos bastaba unas hamburguesas y tres cahuamas. 

Luego vino la pandemia. Y después el síndrome de Fournier. El ataque de la bacteria caníbal.  Hoy me invitó mi tía Gloria a cenar con su familia. Un manjar, filete de pierna, un trozo de pavo, un rico spaghetti verde, el paraíso.

Nada que ver con la noche buena de hace un año, creo que comí, una torta de aguacate, obsequio de mi vecina. Yo postrado en cama pesando 40 kgs, sin caminar, con la abrumadora soledad. Ni mi perro saroh, el cual tuve que dar en adopción. Hoy  sigo vivo, con pellejos, huesos.  Y sigo peleando. Aún no ha sonado mi última campanada. Dios es grande.

Te puede interesar

Espacio Libre México

Lo más visto

Suscríbete al newsletter para recibir periódicamente las novedades en tu email