Rambó

Converseando

Cultura09 de enero de 2024 Carlos Yescas Alvarado

rambo web

En cierta ocasión me encontré con un meme donde aparece el cuerpo de John Rambo, el de las películas, con la cara del poeta Arthur Rimbaud, que en francés se pronuncia, más o menos como “Rambó”, claro, con un “R” más gutural, sin embargo, el parecido con el del apellido del personaje es notable. Y no es casualidad. 
La fama de esta sempiterna saga de películas ha eclipsado de tal manera la novela original, que la mayoría ignora que esta existe y que luego fue llevada al cine. 
David Morrell publicó First Blood en 1972, donde aparece Rambo, un joven recién llegado de la guerra de Vietnam, para quien la violencia es la única forma de protegerse de una sociedad norteamericana que ahora le parece no sólo ajena, sino amenazante. 
La novela se convirtió en un éxito enorme, para muchos, el inicio de un género denominado como “novela de violencia”, por su estilo directo y descarnado al llevar al lector a escenas propias, sí, de una película de acción, aunque sin la censura y cierta “suavidad” característica de Hollywood. 
En la época en la que Morrell escribía la novela, se encontraba estudiando la obra de Rimbaud. Mientras tomaba un descanso, se comió una manzana y le preguntó a su esposa si sabía de qué variedad se trataba. Era una manzana Rambo. De inmediato, este nombre hizo eco en él, y lo llevó al sonido del apellido del francés. Ahí supo que así se llamaría su protagonista, quien también venía de pasar Una temporada en el infierno, como el título de uno de los libros del enfant terrible de la poesía francesa. 
Tampoco es casualidad que el título de su novela fuera First Blood (Primera sangre), ya que una de las secciones de Una temporada en el infierno es Mala sangre, en la que el poeta habla de su origen galo, y cómo esta herencia ha moldeado su moral, su desazón y una visión oscura del porvenir, si es que existe tal cosa. Algo muy parecido a Rambo. 
Al igual que el poeta, el soldado se convierte en una especie de “maldito” para quienes no han comprendido que en su interior hay otra guerra. Como Rimbaud diría: “Yo soy otro”, en un verso que antecede al psicoanálisis freudiano, que años después reconocería la existencia de ese otro que somos y que se encuentra en nuestro inconsciente. 
En un verso puede caber la profundidad del ser humano y un meme nos puede enseñar que no todo es Sylvester Stallone. 

Seguimos converseando.

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