Ganó la gente. Ganó Riquelme

Sociedad y Estado en América Latina

Internacional19 de diciembre de 2023 Jorge Juárez

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Resultó que la dupla Milei-Macri no es invencible. En las elecciones de este domingo 17 de diciembre en donde Juan Román Riquelme y Jorge Ameal se enfrentaron a Andrés Ibarra y Mauricio Macri por la presidencia y vicepresidencia del Club Atlético Boca Juniors, el saldo arrojó la votación de clubes más alta de la historia en la que la fórmula de Riquelme arrolló con un 62% de los votos emitidos por 37 % del macrismo.

 

Después de siete días de ajustes, mentiras y subidas de impuestos, los embaucados por Milei tuvieron su revancha en las elecciones boquenses como consuelo final luego del desplome de la economía argentina en los últimos días. Y es que después de la narrativa contra los “zurdos” vino el despertar moral del pueblo argentino: las peores recetas neoliberales regresaron con el león pampero y todo el discurso electoral resultó mentira. 

 

En medio de la derrota previsible por la disputa del club, Mauricio Macri amagó con anular la elección apelando a los jueces que lo ayudaron a aplazar la votación por la dirigencia. No extraña su reacción porque para personajes así es crucial la ayuda arbitral. No son democráticos, sino tramposos. No les interesa el bienestar colectivo de los hinchas, sino hacer negocios a costa del club. Por eso es significativa la victoria de Riquelme porque le ganó a los mafiosos políticos y deportivos que tienen en crisis al fútbol argentino y al país en general hace varios años. 

 

A la desesperada, Milei acudió a votar y el balazo en el pie pronosticado aquí semanas atrás se volvió realidad: las barras terminaron por correrlo a gritos de La Bombonera: traidor hijoeputa resonó por todo el estadio sin cesar. Las imágenes de los aficionados en redes sociales retumban en internet con #RiquelmePresidente y por supuesto, con Milei como el centro de burlas. Peor aún, porque Macri no se presentó a votar ante el escenario adverso y contra las barras boquenses que no olvidan su desastrosa gestión al mando del equipo. 

 

En suma, ganó la gente. Y eso sólo fue posible a partir también de saber comunicar y transmitir lo obvio: el trabajo hecho contra los desfalcos del club. Recuperar la liga argentina contra los amiguismos habituales. Apostar por el profesionalismo en el fútbol contra el nepotismo dentro del mismo. Concentrarse en las competencias deportivas de lo que implica Boca Juniors en lugar de descuidarlo y hacer proselitismo y politiquería. La torpeza de Milei y los amagos judiciales de Macri evidenciaron los intereses detrás de la búsqueda por la  presidencia del club y en consecuencia, el poder del colectivo bonaerense no titubeó en respaldar a Juan Román Riquelme. 

 

Porristas mediáticos afines a Macri como Mario Pergolini y Martín Liberman tampoco se presentaron a votar a pesar de la campaña en contra de Boca Juniors. Otros más miserables como Fran Casaretto, acusaron al kirchnerismo de ser responsable de la derrota de Macri. Los que hundieron al país en menos de una semana no entienden que su propaganda también es y será contraproducente. Por ahora, emerge la figura de Juan Román Riquelme en medio de las trabas y los litigios impuestos por sus adversarios. Tener un desempeño decente no significa ser kirchnerista o zurdo, sino tener simplemente sentido común en el ejercicio del quehacer colectivo. Tal vez sea el momento de dejar de buscar perfiles políticos en los partidos políticos tradicionales y voltear a ver a los liderazgos populares. Tal vez la esperanza comience a reconstruirse ahora, desde el barrio de la Boca. 

 

 

 

 

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