Me escondí aterrado detrás de mi cama, me perseguían miles de temores y errores, no me dejaban descansar ni tampoco llegar a un lugar en paz.
Me muero con dolor en mis entrañas, se burlan de mí una y otra vez, mientras mis brazos y piernas tratan de esconderse en lo más profundo del suelo.
Quería convertirme en uno con todo lo que me rodeaba, hacerme invisible, me escurría de vergüenza, había hecho cosas horribles, me arrepentía, sollozaba mientras imploraba perdón, pero ahí estaban, parados observándome y juzgándome, disfrutando mi dolor, les encantaba y se relamían.
No supe que hacer, mi mente era mi peor enemiga, sabía que es a lo que más temía, me hizo morir hasta que me vio fuera de mí, nunca me dejaron en paz, me siguieron incluso debajo de mi sueño eterno.
Pude perdonar, pero no a mí y entonces solo me perdí.
Las fiestas de la Ciudad, un botín de unos cuantos
* Ya no corresponden a lo que dice la ley estatal de cultura * Habérselas quitado al gobierno municipal es violatorio de la Constitución
Espacio Libre México
Triunfó el Plan C
Enloquece Ciro Gómez Leyva: Insinúa que AMLO lo mandó mat4r
El periodismo ¿Debe ser ejercicio de lucha social?
Segundo aniversario / ¡Muchas gracias!
Calderón y Peña condonaron impuestos por $366 mil mdp
Así el saqueo que se frenó
La gente en la calle está molesta con Samuel García
* Morena no es tapete del gobernador: Tatiana Clouthier * Inoportuna iniciativa de gobiernos de coalición del Senador Waldo Fernández