
Cuento corto
-¿Como usted dice que se llama el Pueblo que está allá en loma del cerro echando humo?
-Siltepec, señor. Y no es humo, son las nubes del rocío de la madrugada.
-¡Ah!, entonces éste ahí es Siltepec. Es que traigo mi carguita; ocote y cal, pero éste mi animal ya no más no quiere caminar aunque le aligeré la carga. De independencia baje por Pinada, apresunrándome porque me urge llegar a la plaza.
-Llegará señor, si usted sube de la vereda de la caseta, saldrá al chapeado, en un mero palo de Nogal, adelantito está el cafetal de Tío Rey. Todo derechito, saldrá por el auditorio, arriba, en la esquina, encontrará el mercado, señor.
-Gracias, hijo. Quizás llegué, y con suerte también encuentre una mi pachita.
Tengo memoria de mi infancia, de aquellas ocasiones que íbamos con papá Vico a sacar su leña de Pachan, esperando en el desvío de Guadalupe a que llegará el carro de don Cupertino. Tengo memoria de haber visto algo así como grandes nubes que trepaban entre los chalunes y el pueblo se perdía entre tanta nubazón. Es lo último que vi.
Espacio Libre México
Se pierde vergüenza y congruencia; complicidad de dirigencia morenista
Si en el camino se pierden los principios será difícil recuperarlos
La oprobiosa reelección de ambos; los dos están enfermos de poder, no convencen a los electores. En el ánimo de la ciudadanía, nunca se había visto tanta apatía y tanta frialdad
Este es el fondo de su reclamo
Durante el gobierno de Sheinbaum