Cuento / 1a. parte
Yo no puedo obligarte a que me quieras, como yo te quiero. Yo no soy nadie para pedirte que me ames, como te amo yo. Yo no puedo dejar de pensar en ti, aunque tú, en ningún momento, pienses en mí, Sarah.
Yo no puedo hacer que me mires como que te miro yo. Yo quiero ponerme en tus manos, ofrecerte este enloquecido amor. Yo no entiendo por qué te quiero tanto. Yo simplemente… te amo. Yo sencillamente… soy tuyo hasta calcinarme. Lo demás, que me quieras o no me quieras, sale sobrando.
Yo no quiero morirme sin tener todo contigo. Todo. Y cuando digo todo, significa morir por tus besos. Significa llorar las lágrimas de sangre que ya no tengo. Significa que no habrá Dios más que la ternura de tu ser. Significa que no habrá mujer que me quite este amor que me calcina la piel y me hace suplicar por ti. Solo a mi madre he querido tanto como a ti.
Sé que me duele el corazón de tanto amor. Sé que es posible agonizar por una mujer como tú. Me dueles físicamente. Me dueles hasta lo más profundo del alma. Me dueles más allá de toda mentira y toda verdad. Un dolor que va más allá de la carne. Un dolor que va más allá de la piedad de Dios.
Me dueles por no tenerte. Me dueles, aunque te haya besado infinidad de veces. Me dueles, aunque tu cuello lo haya mordido miles de veces. Besarte fue lo más hermoso que me ha pasado en mi canalla vida.
Me sentí sacrílego al besarte. Sentí que no lo merecía. Tú, toda hermosura, toda inocencia, y yo, un paria, y yo, un vagabundo. Sentí profanar un templo. Tú tan hermosa, tan pura, yo tan derrotado, tan muerto. Ahora sé, que después de tantos años, Dios me ha perdonado.
Eres mi resurrección. Eres el cordero que quita el pecado del mundo. Soy salvo. Ahora moriré en paz, he conocido a la mujer que me devolvió la fe. A la mujer que me volvió hombre, gaviota, niño. Bendita seas, como bendito es el recuerdo de mi madre muerta.
Yo no sé porque te amo de esta forma. Ahora sé lo que es llorar de amor por una mujer. Llorar por no ser lo suficientemente hombre para tenerte. Ahora sé qué es pasar la noche escuchando tristes canciones amor. Ahora sé que la sangre duele. Eres mi vida y eres mi muerte.
Yo no sé cómo acabe nuestra historia o si aún tenemos alguna, Sarah, lo cierto es que te amo con una fuerza desconocida en mí. Con una intensidad que a mis años, me sorprende. Yo que era ciego, ahora soy luz. Yo que era chacal he sido perdonado. Yo que era odio, ahora soy tuyo.
Yo no puedo obligarte a que me ames como te amo yo. Rezo en silencio por ti. Yo les pido a los dioses que no te aparten de mí. Le ruego al mundo, al destino, que tus besos vuelvan a ser míos. Que toda tú seas mía. Como todo tuyo soy desde que te conocí, Sarah.
Yo no sé cómo dejar de llorar por tu amor. Yo ya no entiendo nada de la vida. Me quedo pensando en ti las madrugadas. Quiero salir a buscarte. Quiero ponerme de rodillas ante ti y cantarte los besos de amor que he inventado para ti. Besarte las manos para que florezcan las flores más hermosas que habrá en el mundo. Quiero tener todo contigo.
Quiero amarte por el resto de mi vida. Verte dormida en mi pecho las noches de nuestra mortalidad. Yo no soy nadie para pedirte que seas mi amor. Yo no tengo nada que ofrecerte.
Soy un ingenuo. Un tonto soñador que se enamorado locamente de ti. Ojalá pudiera hacerte ver cómo tiembla mi corazón por ti, flakita. Mi ansiedad por verte me domina, crece sin cesar. Crecen mis días de dolor y pena. Ojalá pudiera hacerlo, quizá entonces tú, podrías amarme un poquito…
Yo no puedo pedirte que seas mi amor. Eso no se pide, se ofrece. Como yo te ofrezco amarte sin condiciones ni medida. Postrarme ante ti, vulnerable y libre de mis egoísmos. Ten piedad de este amor que ya no puedo callar. Pedirte que con tus santas manos, limpies de mi rostro las lágrimas que en silencio van muriendo por ti.
Yo no puedo pedirte que tu inocencia y madurez curen este moribundo corazón. Yo no sé cómo decirte que te amo con locura y moriré de invierno si tú no me amas. Yo solo sé que estoy frente a ti, de rodillas, con mi daga ofreciéndotela con la inocencia de mi cuello. Mátame o libérame con tus besos. Ámame porque estoy muriendo por ti.
Ahora no sé vivir sin ti. Yo no puedo dejar de amarte, tú no puedes dejar de ignorarme. Son cosas del amor. Y aquí estaré terco de amor, con toda la esperanza puesta en ti, amor… Te amo Sarah.
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