Una carta de amor

Ah qué bella mirada me encajaste, me dejaste perplejo ante tus bellos ojos color café, eres la razón de mi existir, en tus besos encontraba la vida que me faltó todo este tiempo.

Ah qué bello era su mirar y qué hermoso era ese atardecer a tu lado, tu sonrisa tan perfecta, rodeada de dos bellas mejillas con forma perfecta.

Te invitaré a mi interior a que observemos los reflejos de nuestras almas tan únicas, que son tan diferentes, pero que a la vez están unidas por el mismo lazo. Te uniste a mi existencia con esas bellas y tersas caricias, no me cansaría jamás de tener que besar esos labios, me abriste el horizonte de mi vida, pusiste fronteras que no tienen final, me haces alucinar con el cielo pensando que ni eso es digno de ti.

Empedernido estoy, pero de puro amor. Yo te amaré, pero como lo dictamina y lo merece un ser tan hermoso como lo es usted corazón, las palabras se quedan cortas para poder enumerar y describir el sin fin de posibilidades de hermosas y armoniosas palabras que le dedico en esas largas noches que se encuentra lejos de mí.

Ah a qué amor el que siento, un “calambrito” en el corazón y un “apachurrón” en el estómago, deseo el día en que nuestros cuerpos se conecten uno con otro con largos lazos de afecto mutuo mientras nos fundimos en besos y caricias.

Te amo.