VI - Fragilidades

Te amo, es un hecho...

Soy tan libre como siempre he sido. Cuando quiera me puedo ir, dejar tus abrazos matutinos, correr por la maleza interminable de lo que aún desconozco. Excavar, muy pero muy profundo, con una lentitud suprema por la noche que perdura en mis ratos cuerdos.

Te amo, es verdad. Y de verdad que si te ausentas de mi vida, para siempre, por ratos, siempre y para siempre te extrañaré. Será tanto el recuerdo que tendría que arrancar mis memorias de las tantas hojas que te he escrito. Solo para confirmar que seguiría amándote y que ese arrebato infantil me llevará a lloriquear, al sollozo, al moqueo. Así, hasta volver al punto inicial: extrañarte.

En fin, un divague... ¿Porqué?

Por qué no soy de nadie, aunque me encanta la idea de acariciar tu mano cuando andamos de paseo. De esos paseos donde no miras cuando yo te miro. También, los momentos tiernos donde me sabes frágil y aún así te cuido.

No quiero ser de nadie. Te amo, es un hecho.

Por siempre tuyo...