AMLO ¿No estás solo?

Indudablemente la situación del país ha cambiado, basta con ver los medios de comunicación en manos de la oligarquía mexicana, a sus voceros; todos se convirtieron en golpeadores del régimen actual, están empeñados en atacar al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, eventualmente el golpeteo surtirá efecto si no hay un acompañamiento de la dirigencia del Movimiento de Regeneración Nacional.

Los mandatarios de países de todo el mundo tienen equipos de asesores de comunicación, que manejan crisis y ayudan a los gobiernos a dar a conocer los logros y obras del gobierno al que representan, además de que los partidos políticos apoyan también en la difusión de los mismos entre sus simpatizantes.

El caso mexicano no es la excepción, el equipo de comunicación social encabezado por Jesús Ramírez Cuevas, ayuda y acompaña al Presidente desde antes de que tomara posesión del cargo en esta importante tarea, pero con una particularidad: la comunicación más efectiva no viene de ese departamento, sino del propio Presidente, que goza de una popularidad -según encuestas-, de por lo menos el 70% a pesar de los embates de los medios tradicionales.

Desde que el hoy presidente dejó la dirigencia de Morena, el partido entró en modo hibernación, con una inacción tremenda. Primero Yeidckol Polevnsky y después Mario Delgado, se confiaron como si el programa de gobierno y la simpatía de AMLO bastaran para ganar elecciones en el futuro, la apuesta les ha funcionado pero el Presidente no es eterno, y mal hicieron en abandonar la formación de cuadros políticos y dar entrada a uno que otro prianista a las candidaturas a gobernador en algunos estados. 

La falta de coordinación y la desidia por parte de la dirigencia nacional de Morena le puede costar la continuidad al proyecto, porque se perdió tiempo valioso, más de cuatro años de noticias falsas que en la mayoría de los casos no han sido desmentidas por el partido, sino por el mismo Presidente en las conferencias mañaneras. La pregunta: ¿Qué va a pasar cuando una de las llamadas corcholatas sea presidente?

En los sexenios del periodo neoliberal los presidentes no tenían la necesidad de salir a informar, mucho menos a diario, lo hacían en muy contadas ocasiones y en escenarios controlados, porque tenían a los principales medios de comunicación a su servicio para que les lavaran la cara.

La estrategia comunicativa de la Cuarta Transformación falla, porque depende casi en su totalidad de lo que diga y haga AMLO, que no es malo, pero basta con un ejercicio de imaginación para pensar en lo mejores que serían los números del Presidente si tuviera en Morena una organización política que lo acompañara con mucha más decisión. El mandatario se sostiene por el pueblo, no por el partido.

El arrastre del Presidente lo hace poderoso, su credibilidad ha sido, hasta el momento, resistente a toda prueba y a pesar de enfrentar a los vestigios del viejo régimen que se niega a morir y a una oligarquía privilegiada con sus medios que mienten y desinforman todos los días, su popularidad sigue en pie.

Pero esa popularidad, simpatía y arrastre electoral no son transferibles por sí mismas, por eso la inacción del partido es preocupante, porque cuando AMLO se vaya a su rancho y se retire de la vida política, la transformación peligra si no hay un partido fuerte, que conserve los valores y las virtudes que el pueblo vio en el luchador social que lo fundó.

Morena tiene la responsabilidad de cuidar los logros de este gobierno, de preservarlos e incrementarlos, hacerlos indelebles, que la marca de la Cuarta Transformación no se quede en un par de sexenios, sino que la historia hable de cómo los mexicanos emprendimos un proceso de mejoría que nos llevó a exceder las expectativas y reinventar la vida pública de la nación, como las tres transformaciones previas.