Periodismo: ¿Es lo mismo imparcialidad que falta de ideología?

¿Puede haber buen periodismo con dinero de por medio?

Opinión29 de enero de 2023 Patricia Barba Ávila

paty web

Cuando se descubrió que la información era negocio, la verdad dejó de ser importante.
Ryszard Kapuscinski

Lo que ha venido ocurriendo con el fenómeno de las redes sociales y el amplísimo abanico de posibilidades que brindan para que incluso comunicadores sin título de periodismo ejerzan este noble oficio, exige una reflexión muy seria del papel que los llamados youtuberos y qué tan alejado está su quehacer informativo del interés monetario. Asimismo, es necesario determinar si es lo mismo ser imparcial al momento de analizar una noticia que carecer de una ideología y cómo se puede equilibrar estos dos aspectos sin que el uno afecte el otro.

Creo que existe confusión entre lo que significa compartir con las audiencias tanto noticias como los correspondientes análisis con fidelidad a los hechos y lo que implica tener una ideología pues estoy convencida de que los seres humanos debemos tener definiciones en la vida, especialmente en el ámbito político pues la res pública (la cosa pública) es de la directa incumbencia de cada persona si quiere ser tratada como ciudadano y no como súbdito. Y lo que debemos lograr todos los que nos dedicamos a la comunicación, en cualquiera de sus modalidades, es un equilibrio entre nuestra propia convicción y el apego a los hechos hasta donde nos sea posible, permitiendo a los escuchas derivar sus propias conclusiones.

No obstante lo anterior y pese a que las redes sociales permiten una verdadera comunicación, es decir, de ida y vuelta, no han quedado exentas de la influencia de intereses ajenos al pueblo o del amarillismo que hemos advertido en algunos espacios porque al estar de por medio el factor monetario, desafortunadamente se va perdiendo la mística de entregar información y análisis sólo por la vocación de servir a la ciudadanía.  Y en este sentido, no puedo asegurar si la decisión de YouTube de “monetizar” la actividad periodística en las redes tuvo la intención oculta de desvirtuar la valiosísima función que han jugado los comunicadores ciudadanos, por ejemplo, en la gestión de gobiernos tan extraordinarios como el del Presidente López Obrador que ha reconocido, en repetidas ocasiones, a las “benditas redes sociales”. Lo cierto es que se puede advertir que la competencia furibunda entre youtubers por atraer más “likes” y “suscriptores” ha generado no sólo un creciente amarillismo que incluye la distorsión o exageración de eventos, además de omitir ciertos temas que podrían causar pérdida de “seguidores”, “super chats” y reducción del pago que hace YouTube. De no cuidarse estos aspectos, la consecuencia sería que el quehacer tan preponderante de aquéllos que han decidido dedicarse a informar a las audiencias podría llegar a asemejarse al papel deplorable que han jugado los medios llamados “chayoteros” cuyo interés primordial es el dinero que pueden obtener dándole la espalda al buen periodismo.

Hay otro aspecto que es menester analizar y es el que se refiere al nivel de politización de reporteros y otros trabajadores de los medios que habiendo sido víctimas ellos o sus familiares de la impunidad y criminalidad de gobiernos estatales que durante décadas se generó en virtud de una abrumadora corrupción de los politicastros, especialmente en el periodo neoliberal, tienden a desconocer que los altos índices de violencia se deben, principalmente, a la inmensa hipocresía y venalidad del conservadurismo dentro del Prianismo y, por lo tanto, la férrea oposición tanto de legisladores de la derecha como de la mediocracia mercenaria, a la utilización de la Guardia Nacional con el apoyo del ejército, sólo muestra la gran importancia de que también los periodistas y comunicadores estén conscientes de que su labor no se debe desvirtuar por lo monetario sino que debe responder a la genuina vocación de servir al pueblo porque, sin duda alguna, cuando se es periodista, primero que nada, se es parte del pueblo.

Adicionalmente, es importante resaltar que un aspecto de la monetización y los “super chats” es que por una parte, el dinero que paga YouTube se emplea para financiar más programas al igual que los super chats que provienen directamente de las audiencias, lo que permite a los comunicadores y periodistas ciudadanos no depender de algún poder político o económico y así, aparentemente, conservar una imprescindible imparcialidad y apego a los hechos, y, por la otra, al depender de los sustanciales aportes de muchos ciudadanos, se advierte una tendencia a evitar tocar temas que se piensa molestarán y alejarán a los partidarios de una u otra corriente política.

Finalmente, respecto de abrir los micrófonos a un amplio espectro de actores políticos, por supuesto es imprescindible también valorar si se debe o no entrevistar a personajes cuya trayectoria más que política ha sido delictiva y aquí se incluye a varios “servidores públicos” (SIC) que han causado enorme daño al país y que, en mi opinión, son mucho más peligrosos y dañinos que aquéllos denominados “crimen organizado”, tal como lo hemos podido constatar con el propio Genaro García Luna, cuyo juicio se está llevando a cabo en estos momentos. Sin embargo, salvo estas consideraciones, creo que es obligación ética incluir en nuestros espacios, a todas las vertientes que registra el quehacer político y generar así el necesario debate y reflexión, siempre buscando impulsar un creciente involucramiento de la ciudadanía en la tarea de gobernar, para lo cual se tendría que adoptar el sano escepticismo y la libertad de pensamiento aparejados a la responsabilidad de comunicar con apego a la honestidad intelectual y el respeto por las audiencias.

Indudablemente, los medios digitales hemos venido a revolucionar no sólo la noble tarea de comunicar sino la transparencia con la que nos debemos conducir y que debe ser pilar de la política real, aquella que en forma creciente iremos ejerciendo ciudadanos cada vez más conscientes y de la mano de los servidores públicos, como parte esencial de la revolución de las conciencias conocida como Cuarta Transformación.

El poder para moldear el futuro de una república estará en manos del periodismo de las generaciones futuras. Joseph Pulitzer.

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