El peligro latente en México

Se viven tiempos difíciles para la derecha a lo largo y ancho de América Latina, el discurso neoliberal se agotó. Las promesas incumplidas de ese modelo de saqueo y desigualdad son ahora la cruz para los personajes que abanderan las causas de derecha, los beneficios del libre mercado y el ‘echaleganismo’, se concentraron en oligarquías que acumularon grandes fortunas cobijados en los gobiernos neoliberales.

Los frutos del libre mercado fueron aprovechados por las élites económicas de todo el continente, mientras que los más necesitados fueron despojados de sus derechos y la movilidad social quedaba prácticamente anulada, esto se traduce en que las probabilidades de que la generación siguiente viviera mejor que sus padres pasara del 70 por ciento durante la década de los años 70 del siglo pasado, a un ínfimo nueve por ciento al día de hoy.

Los grandes magnates latinoamericanos y las compañías trasnacionales se dedicaron a explotar a los pueblos y a saquear los recursos naturales con ganancias extremadamente altas, prácticamente sin pagar impuestos y si los pagaban se les cobraba lo mínimo posible, fue así que se cargó en las clases populares y la cada vez más precarizada clase media el costo de los aparatos gubernamentales.

Es por eso que las opciones de izquierda están floreciendo por todo el continente, con una buena parte de los países que cuentan ya con gobiernos progresistas, que obedecen a causas populares de justicia social que devuelven a los pueblos la soberanía y la rectoría en sectores estratégicos para el progreso de los las sociedades. 

Pero la derecha unida por los intereses de las oligarquías no esta cruzada de brazos ante la pérdida de privilegios fiscales y de influencia en las políticas públicas, prueba de ellos es que a través de los medios de comunicación en manos de las mismas élites denuestan las acciones de los gobiernos de izquierda, y se ha creado una nueva forma de dar golpes de Estado a través de autoridades judiciales amañadas, como fue el caso de Brasil con la presidenta Dilma Rousseff que derivó en su destitución y el eventual encarcelamiento e inhabilitación de Luis Inácio ‘Lula’ da Silva para la imposición del ultraderechista Jair Bolsonaro, que afortunadamente el pueblo brasileño corrigió y ha consolidado el regreso de ‘Lula’ a la presidencia del país.

Otro ejemplo fue lo sucedido en Bolivia con la violencia política contra el Movimiento al Socialismo (MAS) partido que postuló al entonces presidente Evo Morales Ayma que fue depuesto en 2019 bajo amenazas de un sector de las fuerzas armadas del país en manos de la derecha y que fue rescatado de una probable muerte por el gobierno mexicano. La movilización social en aquellos momentos difíciles derivó en nuevas elecciones que lograron traer de vuelta al hermano de lucha de Evo, Luis Arce Catacora.

En Perú se consiguió el triunfo para la izquierda con Pedro Castillo que en fechas recientes fue depuesto vía maniobras antidemocráticas de un congreso dominado por la derecha fujimorista, una vez más el gobierno mexicano dio asilo a la familia del presidente peruano que actualmente está ilegalmente preso.

Visto está que la derecha en sus expresiones latinoamericanas está muy acostumbrada a llevar a cabo sus políticas sin oposición y cuando hay lideres fuertes que logran llegar al poder a través de la democracia electoral los grandes defensores de la democracia liberal, ya no lo son tanto y sacan a relucir el autoritarismo y las prácticas sucias para deponer presidentes llegados por la libre voluntad de los pueblos.

El peligro está latente también en México, que afortunadamente cuenta con un Presidente que resultó ser un gran estratega y un genio de la comunicación, que con las conferencias mañaneras sale todos los días a contrarrestar las calumnias de la derecha mediática, que desde el minuto siguiente a la elección de Andrés Manuel López Obrador no ha cesado en sus ataques; la tentación de la oposición mexicana está presente, la de desprestigiar al mandatario para debilitarlo políticamente, y entonces poder operar su destitución, ya es un hecho comprobado que lo que la derecha no puede conseguir por la vía democrática lo quiere conseguir por medio de golpes de Estado, el pueblo mexicano debe politizarse para no caer en la trampa del neoliberalismo incrustado en los medios y que busca regresar a la presidencia para continuar con el saqueo a nuestra patria, como ocurrió en Brasil, Bolivia y ahora en Perú.