Historia del Internado Francisco Zarco

Enclavado en el tradicional barrio de Analco, el Internado Francisco Zarco fue una institución que por muchos años brindó a la niñez desprotegida de Durango la oportunidad de educarse y prepararse para que en su vida adulta pudieran servir a la sociedad ya fuera mediante el ejercicio de un oficio o la práctica de una profesión.

Fue en el año de 1866 cuando se da la intención de crear un lugar que funcionara como casa de beneficencia para dar atención y educación a la niñez desprotegida así como a los ancianos que estuvieran en condición de indigencia.

Para consolidar este objetivo se integró una Junta Menor, la cual estuvo conformada por los señores Francisco Gómez Palacio, doctor Carlos Santa María y Dolores Grimaldo quienes se encargaron de arbitrar los recursos y destinarlos a alcanzar el fin perseguido.

La Junta referida logró adquirir del licenciado José Ma. Hernández, la propiedad que fue la casa del rector del Seminario de Durango, el sacerdote D. José Loreto Barraza, razón por la cual se le  conocía como la “Casa del Rector”, ubicada en la actual calle Fray Diego de la Cadena del Barrio de Analco. El inmueble en mención desapareció en su mayor parte levantando en su solar el edificio casi terminado, este fue el origen del actual Hospicio de San Carlos de la Ciudad de Durango.

A lo largo de su historia, la institución sufrió diversa penalidades para sostenerse, esto derivado por las luchas intestinas, los cambios de administración así como las constantes crisis económicas por los que ha atravesado el estado.

Pese a todos los problemas de diversa índole que se presentaron, el Hospicio San Carlos no llegó al punto de la clausura, ello gracias a la labor que realizaron los señores doctor Carlos Santa María y Juan Francisco Escobar, directores por muchos años de la institución.

Al ser cada vez más difícil la situación para el hospicio, el Gobierno del Estado se hizo cargo del sostenimiento de éste, sin embargo la organización siguió siendo incierta hasta el momento en que el Ejecutivo pensó formalizar el establecimiento de una institución que se encontrara a la altura de las necesidades de ese tiempo.

Se concluyó el edificio, se reorganizó la administración de los recursos económicos y se formó un lugar destinado a la educación e instrucción para los niños que recibían los auxilios de la beneficencia pública. Más tarde al Hospicio San Carlos se le cambió el nombre por el de Internado Francisco Zarco.

Las áreas que integraban el internado eran: dirección, biblioteca o sala de estudios la cual se formó con libros y revistas que fueron donados por algunos clubes y personas simpatizantes de la labor que se realizaba con los niños.

Otros libros fueron obtenidos como premios en concursos en los que participó el Club Juvenil del Internado “Ricardo Acosta”, por los meses de julio de 1957 y septiembre de 1958.

Otras áreas que formaron parte del internado fueron el salón de costura, dos comedores, uno para niñas y otro para los varones, y dormitorios.

El personal que prestó sus servicios para la institución fue: una directora, una encargada de detall, mecanógrafa, ecónoma, profesora de música, dos celadoras prefectas, tres celadoras -una para niñas y dos que estuvieron a cargo de los niños-.

También se contó con una costurera, peluquero, enfermera, galopina, cocinera, tres lavanderas, cinco afanadoras, dos eran para los comedores y tres se encargaban de asear la cocina, un mozo, hortelano y el portero.

En el año de 1956, el internado hizo una pequeña granja escuela, para apoyar este proyecto el Gobierno del Estado suministró equipo de agricultura y carpintería. La huerta se dividió en parcelas pequeñas donde los niños preparaban la tierra y sembraban hortalizas, verduras y flores.

En tanto que las niñas recibían preparación para la vida hogareña, aprendían a cocinar platillos sencillos, dulces, conservas, preparaban panes, tamales, repostería etc. También se les enseñaba a coser en máquina y algo de corte y confección.

Aquí, tanto niños como niñas recibieron su instrucción en la escuela Francisco Zarco, la cual a partir del 16 de febrero de 1958 pasó a manos del Gobierno Federal.

El internado contó con dos canchas, una de voleibol y otra de basquetbol, además de una alberca que se ubicaba en la huerta.

En temporada navideña, los clubs sociales de la ciudad, así como la estación radiodifusora XEE y otras personas, llevaban a cabo en las instalaciones del internado las tradicionales posadas llevando a los niños juguetes, dulces, piñatas y refrescos.

Las personalidades que visitaron el Internado Francisco Zarco fueron entre otros: Adolfo Tomás Ruiz Cortines, presidente de la República de 1952 a 1958; Ignacio Morones Prieto, secretario de Salubridad y Asistencia Pública; Gilberto Flores Muñoz, secretario de Agricultura y Ganadería; la señora Eva Sámano de López Mateos y su hija.

Dentro de los artistas que visitaron el internado figuran Luis Aguilar, Víctor Manuel Mendoza, Huicho Cisneros, José Elías Moreno y el boxeador Raúl “El Ratón” Macías.

Por último, es de mencionar que el gobierno estatal proporcionaba dos veces al año a los niños internos ropa y calzado, siempre se procuraba que los colores de las telas fueran alegres y variados. / ESPACIO LIBRE