La corrupción en el ICED sigue tan campante

Mientras Durango no barra las escaleras de la corrupción de arriba abajo en el sector público, nuestro estado seguirá en el sótano del subdesarrollo económico, social, político y cultural.

Local 27 de febrero de 2023 SERGIO O. DELGADO SOTO

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Como lo manifesté en una de mis anteriores columnas, yo fui trabajador fundador del Instituto de Cultura del Estado (ICED), el primer jefe de corrección y redacción contratado directamente por el director general fundador, el Lic. Héctor Palencia Alonso, empleo que perdí por encabezar la lucha contra la desaparición del Instituto ordenada en Junio de 2002 por el entonces gobernador, Lic. Ángel Sergio Guerrero Mier, lucha que se llevó 3 meses y que si bien salvó de morir al ICED, mandó a la calle a 90 de los 180 trabajadores que lo fundamos, entre los cuales el primer puesto de patitas en  la calle fui  yo.

Traigo a colación este  pasaje de mi vida porque, como siguen laborando hoy en el Instituto algunos de mis  ex compañeros de trabajo, son ellos lo que me informan de cómo andan ahí las cosas; es decir, de las fallas, los abusos de poder y la corrupción de la plana mayor, todo lo cual ha continuado con el gobierno de Esteban Villegas, de lo que da fe que su primo hermano, Lauro Arce Gallegos, es el que manda no sólo en el ICED, también en el IMAC, pues fue él quien impuso en el primero al Lic. Francisco Javier Pérez Meza y en el segundo a la maestra Virginia Ruiz Valles, colaboradores ambos muy cercanos de Lauro cuando fue director del IMAC, no obstante que ninguno cumple con lo que establece la ley estatal de cultura en el inciso III del Artículo 101 para semejante responsabilidades:

“Tener una trayectoria cultural relevante, a través de publicaciones o ejecución de obras de reconocido mérito académico”.

   Y como de esa ley en el gobierno de Jorge Herrera Caldera y desde la Comisión de Cultura del Congreso estatal, entonces presidida por la maestra Elia María Morelos, se eliminó el Consejo Consultivo, que es ni más ni menos que la representación colegiada de la comunidad artística y cultural, el poder en los dos institutos está concentrado en la plana mayor de la burocracia. Prueba de ello, me dijo uno de esos ex compañeros, es lo que hizo Pérez Meza luego de tomar posesión del cargo de director general: ahora sí que nomás por sus pistolas convertir a su esposa, Lucía Reynoso, en la jefa del Consejo Estatal del Conocimiento y las Artes (CECOART), dependencia del Instituto creada durante el mandato de uno de los anteriores titulares (Lic. Rubén Ontiveros Rentería) y en la que la señora no duró mucho, porque acabó ingresando a la nómina de la Secretaría de Turismo.

                Ahora bien, esto de meter familiares de quienes constituyen la plana mayor del ICED, según una ex compañera de trabajo de este servidor ya pensionada, no es nada nuevo,  sino que también  ocurría en las administraciones anteriores; es decir, era la relación de sangre lo que hacía que llegaran al Instituto personas que incluso no daban  el perfil, no obstante lo cual les asignaban muy buenos sueldos, nada que ver con los que han devengado siempre los trabajadores de base, muchos de ellos fundadores del ICED y a los que él único director general que los mejoró económicamente, vía compensaciones, fue Luis Ángel Martínez Diez. Reconocen estos ex compañeros que si su sindicato, el de los Tres Poderes (STP), fuera independiente y combativo, tendrían más posibilidades de ascender en el escalafón del Instituto. Para desgracia de ellos no es así, porque el STP es un sindicato charro y como tal, sometido a quien tenga el poder en el Estado, que en Durango sigue siendo el PRI, y en su peor versión.  

                Respecto a la sonorización de los eventos musicales, el proveedor del servicio es hoy Hugo Palos, hijo de Don Francisco y que se estrenó en grande en el Festival Revueltas 2022, sólo que a decir de esta ex compañera de trabajo pensionada, dicho servicio le cuesta al ICED mucho más que a la administración de Socorro Soto, a la que se lo proveía un empresario de Monterrey recientemente fallecido, el Sr. Artemio “Temo” Sosa y quien cobraba por las tres semanas del Revueltas 700 mil pesos ¡¿Cómo es posible que un servicio de sonido, como el que hoy está empleando Lauro Arce Gallegos, proveído por una empresa local, sea más caro aquí que en un estado como Nuevo León, a años luz más próspero que Durango?! Eso huele a fraude del que tanto saca raja la empresa proveedora como el contratista, así los paganos de estos ilícitos acabemos siendo, como siempre, los contribuyentes, hoy económicamente más exprimidos que un limón de fonda.   

Este encarecimiento excesivo del servicio en cuestión no sería posible si las dos controlarías del ICED, una a un lado de la oficina del director general, otra en los altos del Teatro Ricardo Castro, estuvieran en manos de personas honradas, competentes y con la suficiente autonomía como para no permitir la interferencia en su trabajo de ningún alto funcionario, empezando por el Gobernador.

En 2017 yo sufrí en carne propia la disfuncionalidad de ese par de contralorías, a las que apelé para que me informaran cuánto habían costado para el Revueltas de ese año las contrataciones de las baladistas Ana Bárbara y Edith Márquez y ninguna contralora me dio ese dato, de seguro por instrucciones de la camaleónica Socorro Soto, entonces directora general, por lo cual me dirigí a la Contraloría estatal (Zaragoza esquina con Pino Suárez) encontrándome con la buena nueva de que ahí había una oficinita del IDAIP (Instituto de Acceso a la Información Pública) donde sin reticencia alguna me dieron el dato: 2 millones 200 mil pesos, algo que me pareció exagerado, porque esas baladistas, a lo más, cobran medio millón por actuación.  Como esto lo denuncié en Razacero y algunos ejemplares de este quincenario se dejaron en el Congreso, el entonces presidente de la JUCOPO, diputado Iván Gurrola, citó tanto a Danielo Hernández*, responsable del Revueltas de ese año como a su jefa, Socorro Soto, para las respectivas aclaraciones. Lo cierto es que ninguno atendió la invitación y que Danielo, temeroso de que se conocieran los demás moches del Festival, anunció que se iba del Instituto porque el PAN lo iba a candidatear para una diputación, lo que resultó una soberana mentira.

Hoy que el responsable de la contratación del sonido a Hugo Palos es Lauro Arce Gallegos, primo hermano de Esteban Villegas, no creo que ni la Contraloría estatal se aviente el boleto de investigar al también titular de la FENADU, por temor a que el gobernador en turno le cante las golondrinas a la titular, la despida. Luego, mientras Durango no barra las escaleras de la corrupción de arriba abajo en el sector público, nuestro estado seguirá en el sótano del subdesarrollo económico, social, político y cultural.

*A este junior del propietario de los Funerales Hernández, Socorro Soto aceptó que Aispuro lo pusiera al frente ni más ni menos que del Festival Revueltas. Increíble pero cierto…. en Durango.

 

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