El campo de Durango en el abandono y la lucha por el agua

El agua potable en la capital con exceso de metales pesados

Local17 de diciembre de 2024 Carlos Ávila
AGUA WEB

Hoy hace poco más de seis años, platiqué con un hombre que después se convertiría en el mejor presidente que México ha tenido en toda su historia: Andrés Manuel López Obrador.

Faltaban unos meses para las elecciones presidenciales, platicamos durante 15 o 20 minutos en medio de un desayuno en Tepic, Nayarit, lugar al que fui invitado por el entonces senador de la república, Carlos Manuel Merino Campos.

Parte de nuestra charla fue ofrecerle a Andrés Manuel López Obrador, candidato a la presidencia de la república, la elaboración de demandas de manera gratuita en todo el país para incrementar las pensiones a los jubilados y pensionados del ISSSTE.

Pero lo que más llamó mi atención fue cuando le comenté que en mi tierra, en Durango, el campo estaba muy abandonado, terriblemente abandonado en todos los sentidos. Comentó con mucha calma que el problema de Durango y sobre todo del campo, era la corrupción y la impunidad que imperaba en todo el país.

Después de algunos años, ya no pude atreverme a buscarlo cuando vi cómo la ciudadanía de Durango no creía en él y votaron por otro u otros candidatos. Ahora después de poco más de seis años entiendo que no fue castigo el dejar a Durango algo olvidado; no, fue darnos la oportunidad de recapacitar y creer en los cambios, en recuperar la fe.

Hoy en día sigo luchando por el campo de Durango, sobre todo en este momento por el agua para los productores, porque se autoricen 10 mil hectáreas más de agua para el riego de las parcelas para los ejidos que se ubican al noreste de nuestra ciudad capital, pero no solo por el vital líquido, también porque los habitantes de la ciudad, sobre todo los que habitan al noroeste, tengan agua de calidad ya que la que consumen hoy en día es muy alta en metales pesados, sobre todo arsénico.

Pero no solo es el agua para el riego en los ejidos, también el olvido en infraestructura. ¿Cómo puede ser posible que poblados con más de mil habitantes a menos de 15 minutos de la cuidad no tengan drenaje, agua de calidad, pavimento? Ah, pero sí cuentan con dominio pleno y es ahí donde personajes de todo tipo adquieren grandes extensiones de tierra para fraccionar y comercializar por lotes.

¿Por qué si el municipio no tiene la capacidad para cubrir estas demandas de estos ejidos, sus legisladores no proponen crear el municipio número cuarenta, o mejor aún, no presentan una demanda para la extinción de dominio pleno y así evitar que tanto los pobladores como los ejidatarios no sean despojados de sus tierras? Interesante, ¿verdad?

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