Alfonso Herrera, el peor secretario general de la Sección 12 del SNTE-Durango

Al principio de su mandato, las opiniones en torno al líder de las Sección 12 del SNTE, se manifestaban alrededor de la esperanza que representaba dicho liderazgo, por haber sido votado por la mayoría, cuya premisa no daba lugar a ningún resquicio para que les fallara. Desafortunadamente a la mitad de su gestión y sin motivar tales opiniones, afloran espontáneamente en sentido inverso.

Las dirigencias charras del momento, han creado un monopolio sindical que, a través de normas extrañas fijan de manera maniquea lo que es bueno y lo que es malo, paralizando así, la simulación que había en antaño de defender al trabajador, aunque haya sido de los dientes para fuera; cuya anulación ha dejado estupefactos a propios y extraños, que no dan crédito a la actitud entreguista y vendida de Alfonso Herrera, a quien sin prejuicios ni regateos, no escatiman en considerarlo el peor secretario general.

Sin duda que dicho consenso emana de la premisa democrática de la que proviene el líder de marras, ya que creían que por fin la justicia y la defensa a todos llegaría. Sin embargo, esa creencia ilusa y esa confianza ciega en el liderazgo de Poncho, sin caer se ha hecho añicos, dejando abierta la definición de sindicalistas y sindicaleros, donde coinciden en que ahora la modernización de la organización, es: “defender sin defender”.

Y así, en esa lógica de indefensión, se agrega una nueva, donde los representados son encadenados al capricho oficial, al que nunca podrán convencer de la legitimidad de sus derechos, porque han sido sometidos a una abstracción descarnada, donde el manotazo atroz es inevitable y permitido, por quien ni de chiste se arriesga a evitarlo.

Y ahí los vemos, en una permanencia inmóvil y expectante, donde los excesos de las autoridades son inéditos, donde los atropellos son el pan de cada día, y que en aras de batir récord, todavía no finiquitan uno, cuando surge en los medios otro mayor.

Todavía no hace mucho que los docentes de dicha organización confiaban a ojos cerrados en la dirigencia. Hoy con excepción de algunos, confiar así, es signo de indefensión y de miseria. El propio dirigente ha evidenciado que su mandato está sujeto a la caprichosa y desaseada voluntad de los funcionarios educativos.

Hace apenas una década que un dirigente era un pobre Diablo, cuando sin un ápice de recato era impuesto por el nacional. Hace un lustro, era un vil y miserable, cuando defendía y ayudaba sólo a sus cuates y familiares y ahora que fueron electos “democráticamente” por el voto directo y secreto de las bases, se han convertido en excrecencias monstruosas que avergüenzan a todos.

Ha descendido tanto la dignidad sindical, que la pus de la disidencia se ha atrevido a ponerla en entredicho, al llamar arrastrado al dirigente de la Sección 12, al manifestar su apoyo al secretario de Educación con licencia, para contender por la candidatura del PRIAN a la alcaldía de Durango, dicho declarado en el noticiero de Canal 10, el día 3 de diciembre.

Por ello, ahora la biblia de la disciplina sindical, se ha reducido al evangelio de la unidad bajo protesta, donde abiertamente se rompen los esquemas de respeto y consideración hacia las figuras representativas, que aun así todavía aborregan a las mayorías, bajo el símbolo del SNTE, que dicho sea de paso, esas siglas carcomidas, ya no son suficientes para despistar el escupitajo del desprecio.