Rubén Solís la gran decepción en la UJED

Terminó la historia de un rectorado gris y corrupto

Local29 de noviembre de 2024 Marino Montoya
ruben web

La llegada de Rubén Solís Ríos a la rectoría de la UJED, representó una gran esperanza para la izquierda universitaria, siempre relegada pero no por eso menos combatiente.

Arrebatada en el año de 2010 su autonomía de un modo atrabancado por el entonces gobernador Jorge Herrera Caldera y en plena campaña para renovar la rectoría, impidió que el rector Rubén Calderón Luján se reeligiera; la Universidad vivió uno de sus momentos trágicos de su historia.

Policías Estatales rodearon el Edificio Central de la UJED para ungir a Tomás Castro como primera autoridad de la Máxima Casa de Estudios de Durango.

Luego le seguirían otros personajes en la rectoría hasta terminar con Erasmo Návar.

Terminado el reinado del hombre del Yunque en el poder del estado, llegó al gobierno José Rosas Aispuro Torres, quien fue convencido de que nombrara al discípulo de Rubén Calderón, Rubén Solís Ríos.

Pues ya se habían hecho los cabildeos en la casa de Adrián Alanís Quiñonez, para que otro fuera el rector.

Y llegó con todo poder de ser una persona de izquierda, modesto profesor de la FECA, militante de la izquierda universitaria, muy pronto se alejó de ella y se rodeó personas que no comulgaban con esta ideología pero que la hablaban dulce al oído.

Más pronto que temprano tuvo que deshacerse del sub secretario de Administración, Jesús Soto. Pero estaba a su lado la cuasi vice rectora Norma Huizar.

Su hermana Alma Solís Ríos, no cantaba mal las rancheras a la hora de recomendar funcionarias; la última fue la jueza nombrada como sub secretaria de Relaciones Laborales, pasando por encima del Abogado General de la UJED.

El paso de Rubén Solís Ríos fue sin pena ni gloria.

No invitó a participar en su administración a los militantes de su grupo, pero estos tampoco lo arroparon ni intervinieron para evitar que se desviaran los principios que los caracterizaron en varios movimientos universitarios.

Rubén manejó la UJED como lo hizo Rubén Calderón Luján: repartiendo canonjías y rechazando perfiles que le hubieran dado lustre a la UJED.

Hay casos emblemáticos que nos muestran de cuerpo entero al ahora defenestrado ex rector que terminó su sexto año de administración.

Se le propusieron dos doctoras que nada le hubieran costado a la UJED porque ya iban bien preparadas, una odontóloga con doctorado en patología bucal, graduada en Brasil, y otra doctora en agroindustrias y forestal. A ambas las rechazó.

Una por intrigas de un médico uruguayo, Ronell Bologna, que cobraba como docente e investigador de la Universidad de Uruguay y los mismos puestos ejercía en la Facultada de Odontología de la UJED. Un corruptazo que cobra como investigador del Sistema Nacional de Investigadores de México y su símil de Uruguay, por partida doble.

Luego saldría relucir una denuncia de una jubilada de la institución ante la Fiscalía Anticorrupción, “El Velador” Noel Diaz, que recientemente fue ratificado por velar que no se muevan las carpetas de investigación.

La denuncia contra el Rubén Solís Ríos y varios funcionarios de la UJED como el Abogado General, quién presume que cada denuncia que cae en la Fiscalía del “Velador” le avisan a él primero.

El apoyo a un director de TV UJED que fue denunciado por maltrato laboral, lo retiró con sueldo y lo ratificó con sueldo.

El caso de un funcionario narcotraficante detenido en Estados Unidos no mereció ninguna sanción, fue restituido en todas sus funciones como funcionario y como profesor de la Prepa Diurna.

El actual juego de la sucesión rectoril sorprendió a Rubén Solís por falta de manejo político: primero permitió que el Secretario General de la UJED, Rafael Lozoya, hiciera campaña con la omisión del rector o su consentimiento.

Mientras el Secretario Técnico de la UJED, Jesús Sotelo Aseff, no se le permitía hacer movimientos para buscar el lugar de su jefe.

Finalmente Jesús Sotelo hizo una maniobra en plena campaña para rector y se lanzó por la dirección de la FECA y dejó fuera de combate a Ramón Duarte Carranza, director saliente quien no vio que lo arrolló un tren llamado Ramón García impulsado por el gobernador del estado, Esteban Villegas Villarreal.

Y por no atender los indicios de cuando debería iniciar campaña cuando los momios lo favorecían, se quedó sin nada.

Y el petardo que lanzaron los tres aspirantes a la rectoría para “enfrentar la imposición” quedó en una simple foto para la memoria histórica de lo que no se debe hacer en política.

Finalmente Rubén Solís Ríos lanzó su última carta: una exdirectora de la Escuela de lo que provocó un bumerán político que recayó en el ex secretario de Educación del Estado, Rubén Calderón Luján. Que fue detenido aún con un amparo en su poder.

Hasta entonces Rubén Solís Ríos entendió que estaba jugando con fuego y su candidata desistió de sus pretensiones y Rubén Calderón Luján fue liberado con una prisión domiciliaria.

Luego vendría el registro de candidatos y Rafael Mier Cisneros intentó inscribirse en el proceso, pero fue rechazado porque no juntó ni 60 firmas para acreditar su apoyo e inició un peregrinar haciéndose pasar por mártir, cuando en realidad no tenía a su favor más que la mitad de su Facultad de Derecho y Ciencias Políticas.

Algunas versiones manifestaron que contaba con el apoyo del presidente del Senado, Adán Augusto López, versión que nunca se confirmó. Lo cierto es que se le registraron varios viajes México.

Este viernes 29 de noviembre culminó el proceso electoral de la UJED con un sólo candidato: Ramón García Rivera.

A Rubén Solís Ríos le queda el ostracismo, pues hasta sus compañeros de viaje no quieren que se les acerque.

Y ahora, su gestión tendrá que ser investigada con lupa.

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