Ante su fallido gobierno, urge revocación de mandato al gobernador prianista de Durango

El pueblo de Durango debe ser el arquitecto de su propio destino

Local14 de octubre de 2024 Sergio O. Delgado Soto
revocacion web

Échese este trompo a la uña, amigo lector. A poco más de dos años de haberse hecho de la gubernatura del Estado Esteban Villegas, esto es lo más cuestionable:

1)   Con la autorización de un congreso estatal, el anterior, que en absoluto hizo honor a su condición de representante de la ciudadanía, Esteban Villegas accedió a un sueldo mensual de 203 mil pesos, superior, según nuestra Carta Magna, al que percibe el Presidente de la República.  

2)   No cumplió con su obligación constitucional de proceder legalmente contra su antecesor en el cargo, José Rosas Aispuro Torres, su voraz mujer y demás bribones de su gabinete, no obstante el tamaño del fraude presupuestal, no al PRI, sino al siempre pagano pueblo de Durango: 25 mil millones de pesos.

3)   Sin consultar más que a su corazón, le asignó un sueldo de 85 mil pesos mensuales a su primo hermano Lauro Arce Gallegos -sin más estudios que la Prepa- y -¡agárrense!- lo hizo la máxima autoridad cultural en el Municipio y el Estado con potestad para organizar celebraciones como el aniversario de nuestra ciudad capital y el Festival Revueltas cuyo contenido (entiéndase programa) nada tiene ver con lo que establece la ley estatal del ramo. 

4)   Ha obtenido licencia de ese mismo congreso estatal para solicitar créditos a la banca privada cuya aplicación sigue sin hacerla pública y esto, su contralora a modo, Tania Julieta Hernández Maldonado, por supuesto que no se lo exige. Y el Congreso estatal actual parece que va por el mismo caminito.

5)   Cuantas veces sale del país, lo hace con más funcionarios de su gabinete que el presidente de los EE.UU., que a lo más se acompaña de dos colaboradores. Cualquier parecido en estos excesos con Ismael Hernández Deras en absoluto es casualidad: es una inobjetable y triste realidad. Ya sabemos que en este mundo y por desgracia lo malo se pega.

6)   Lo que hicieron Esteban y su primo del alma de ir a Miami al programa del Gordo y la Flaca no tiene….nombre, porque como es un programa que se ve en  buena parte del mundo, el minuto cuesta un ojo de la cara y en dólares. Y los tipos fueron a cantar como si en eso fueran los plus ultras del Estado, cuando aquí hay un buen número de intérpretes de música vernácula que les dan las diez y las malas.

7)   Según nuestra Carta Magna, está prohibido asignar posiciones importantes dentro del poder público a consanguíneos hasta el cuarto grado de parentesco (entiéndase hasta los bisnietos). Acordémonos cuando el ex presidente José López Portillo fue acusado en los medios impresos y electrónicos de nepotismo por haber nombrado a su hijo José Ramón Subsecretario de Programación y Presupuesto Federal, pero acordémonos también que la respuesta del entonces mandatario a esta acusación no fue la de un funcionario público de altísimo nivel y sí la de un padre en extremo tolerante con su vástago al considerarlo “el orgullo de su nepotismo”. 

8)   Muy recientemente, Esteban trajo a Durango, para que lo entrevistara,  a Adela Micha, una de las grandes “chayoteras” del viejo régimen político que recibía anualmente millones por lavarle la cara al presidente en turno, fuera del PRI o del PAN. Esta señora, mínimo, le cobró a Esteban, que es cobro a nosotros, los contribuyentes, medio millón de pesos. En cambio y por contraste, para los deudos de las madres muertas por la meningitis, ni un centavo partido por la mitad. ¡Y eso que es médico!

Lo anterior viene al caso, porque si en Durango el Poder Judicial fuera realmente autónomo, independiente, violaciones a la Constitución como en las que ha incurrido Esteban Villegas como gobernador y que son del conocimiento público, mínimamente hubieran implicado su desafuero, aunque como en este pasar de largo ha sido también clave la complicidad del Congreso estatal anterior, procede entonces la desaparición de los poderes, algo que por cierto se hizo indebidamente en 1966, cuando estudiantes de la Universidad Juárez y el Instituto Tecnológico subieron en masa al Cerro de Mercado para exigirle, no al gobierno estatal, sino al federal, la industrialización de nuestra ciudad capital vía la instalación en ella de una siderurgia, a fin de que los beneficios económicos y sociales derivados de la explotación del hierro se quedaran aquí, no en Monterrey.

Si en el caso de la toma del Cerro no procedía la desaparición de los poderes era, repito, porque el responsable de atender esa demanda era el gobierno federal, no el gobierno ni el Congreso estatales. Y es que en el caso del gobierno  estatal su titular, el Ing. Enrique Dupré Ceniceros, tenía menos de dos años en el cargo -lo asumió en Septiembre de 1964- independientemente de que, por su misma profesión, Ingeniero agrónomo, por supuesto que le interesaba, y mucho, que el movimiento de los estudiantes triunfara. Si finamente no se dio esto, fue por dos razones: Gustavo Díaz Ordaz, entonces presidente de la República, era muy alérgico a las luchas populares* y muy fiel a los intereses de los grandes empresarios, en el caso de la Siderurgia de Monterrey, a los del Grupo Alfa, comandado por la familia Garza Sada. Y como Dupré Ceniceros, por su misma profesión, en la lucha por suceder a Adolfo López Mateos en la Presidencia de la República se adhirió a la candidatura del Ing. Julián Rodríguez Adame, entonces Secretario de Agricultura y Ganadería, Díaz Ordaz aprovechó esta coyuntura para vengarse de quien sabía fue su enemigo en la lucha por la candidatura presidencial. Finalmente el gran perdedor de esta lucha popular fallida fue el pueblo de Durango. 

         Pero volviendo al caso de Esteban Villegas, ya está en la Constitución General de la República, gracias al gobierno y el partido de AMLO, la revocación de mandato si a los tres años de estar en funciones evidencia que los zapatos de la responsabilidad le vienen muy grandes. Y de esta posibilidad ya está escribiendo incluso ese panista de cepa que es Rodolfo Elizondo Torres. Cuando el río suena es porque agua lleva.

 

*Se sabe tanto Díaz Ordaz como Luis Echeverría, su sucesor, fueron agentes de la CIA. Ahí se les conocía como “Lintempo 1” y “Lintempo 2”, respectivamente. 

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