El periodismo chayotero cómplice de la miseria y corrupción en Durango

Ganan más por lo que callan que por lo que escriben y denuncian

Local 23 de enero de 2024 JESÚS MARÍN

periodismo web

Uno de los cómplices de la miseria y la pobreza que sufrimos en Durango son los medios corporativos, los tradicionales periódicos impresos, ahora en formato electrónico. Fueron y son cómplices de los gobiernos priistas, panistas y demás parásitos políticos, al no denunciar sus corrupciones, sus enriquecimientos ilícitos, sus transas y oscuros negocios.

Calladitos ante el dispendio de dineros, favores políticos, regalo de plazas en dependencias de las secretarías, acomodo de familiares y parientes. Estos “periodistas” no cometieron el gran error de vivir fuera del presupuesto. Son prostitutos de la palabra, venden su integridad y ética.

Algunos de esos “periodistas” ahora ocupan la vocería de prensa en varias dependencias, aseguraron un buen sueldo toda la vida y cobrarán una jugosa pensión, por inclinar su oficio y ética como periodistas en favor del gobierno que les tocó cubrir. Y se corrompieron.

Los más agraciados y privilegiados de los medios de comunicación en Durango son  sus directivos y dueños, se han convertido en pequeños Césares, en prepotentes y pillos millonarios, dueños de imprentas, edificios impresionantes por su tecnología y vanguardia arquitectónica, dueños de  camionetas de lujo y cambín de modelo cada año, canales de televisión, cámaras de punta tecnológica e infraestructura, que no compaginan sus ingresos con sus egresos. No venden sus periódicos, es más mejor los regalan, con tirajes diarios de apenas unos de miles de ejemplares. Ni en su casa los leen. 

Es decir, ningún medio formal e institucional de la prensa escrita vive de lo que publica. No produce lectores ni opinión. Ni influencia en la comunidad con sus reportajes y artículos. No hay sangre ni pasión, ni inteligencia y mucho menos provocan polémicas, son simplemente vasallos y arrastrados con cada gobierno. Aquí el lema del periodismo es que un periódico gana más por lo que calla, que por lo que escribe y denuncia.

El periodismo en Durango, impreso, radial, de televisión, son pagos de publicidad oficial. Son chayotes para hablar maravillas y ocultar corrupciones. Es dinero para maicear opiniones y mentir a sus lectores, oyentes y televidentes. Es dinero de propaganda política para evitarles pensar, para hacer cierto la sentencia, de que una mentira repetida mil veces, se convierte en una verdad absoluta. Es un periodismo de engaños y mentiras.

Famosas son las listas de periodistas que reciben su sobre amarillo. Su chayotito mensual. Se habla de pagos por alabar al gobierno, chulear al funcionario, de cantidades desde tres mil pesos hasta 125 mil mensuales. Los peces gordos reciben hasta 300 mil pesos.

El periodismo chayotero, el periodismo vendido, también es culpable de la miseria, del atraso, de la corrupción, en Durango. Esta clase de “periodismo” palero y arrastrado, también es cómplice de la corrupción en Durango.

Bastaría comprobar su estilo de vida, sus camionetas y residencias, con el sueldo de nómina que reciben.

Es un abismo entre lo que cobran como periodistas y lo que gastan como magnates para ver que hay corrupción. 

En Durango el oficio del periodismo se confunde con el ser vocero oficial. Por décadas se han dedicado a elogiar a cada gobernador en turno, recibiendo enormes cantidades de dineros y privilegios. Se les dan puestos de aviadores en diferentes secretarías.

Basta ver la riqueza de cada director de los principales medios, casas en residenciales, camionetas del año, cabañas en la sierra, chalet en Mazatlán. Gozan de una riqueza mal habida. Riqueza proporcionada por el embute, por el chayote del gobierno, a través de su departamento de Comunicación Social.

A sus dueños y periodistas le interesa más enriquecerse que desempeñar dignamente y con honor el oficio más hermoso del mundo, como lo escribió alguna vez el gran Gabriel García Márquez. No son el cuarto poder, son un poder subsidiado por el gobierno en turno. Y una tapadera de transas, desfalcos y corrupciones. La única “libertad de prensa” en Durango es la del chayote y del embute.

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