De los señores virreyes de horca y cuchillo a los actuales gobiernos cleptócratas de goberladrones y malandros

Las inercias del atraso secular de Durango en la historia

Local 27 de noviembre de 2023 Mauricio Yen Fernández

web virreyes

“La crisis de México no podrá enfrentarse sin cortar de tajo con la corrupción y la impunidad, lo cual implica cambiar el actual régimen y establecer un orden político nuevo, democrático, promotor de la legalidad, humanista y con el distintivo de la honestidad. Hoy existe una república simulada, no un gobierno del pueblo y para el pueblo. El Estado ha sido convertido en un mero comité al servicio de una minoría rapaz y, como decía Tolstói, un Estado que no procura la justicia no es mas que una banda de malhechores” …  

                                                                                                                                      Andrés Manuel López Obrador

 

Este párrafo citado del libro “2018. La salida, decadencia y renacimiento de México”, editorial Planeta, México, 2017, pp13, escrito por el entonces candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador quien arraso en la histórica elección del primero de julio del 2018, con un porcentaje del 52% y una cifra de 53 millones de votos que refleja un apoyo popular que, a un año de terminar su mandato, la aceptación se ha incrementado a más del 70%, según las encuestas nacionales e internacionales profesionales mas confiables.

No obstante, dicho fenómeno político incontrovertible que no tiene parangón ni antecedente en toda la historia política de nuestro país, en que la cuarta Transformación triunfa en todos los renglones de la vida pública con el apoyo del pueblo, también es innegable que los cambios y avances, como lo es el combate a la corrupción tan enraizada en toda la estructura administrativa del gobierno federal, de los tres poderes de la unión, de los estados y municipios, sobre todo considerando que no obstante el formidable avance y la fuerza del cambio en la conciencia y el apoyo ciudadano al movimiento de la 4ª transformación y al Presidente AMLO, dicho avance no se ha conseguido en todas las entidades federativas, sobre todo en las que aun desgobierna el PRIAN.

Durango es de los estados que, de acuerdo con la realidad de su atraso ancestral, retratado en cifras del INEGI, registran los indicadores que dan cuenta de los niveles más altos de rezago económico, político, social y cultural del país.

Si bien es cierto que los orígenes del atraso deben buscarse en las profundidades de la historia colonial, en sus hondas raíces de la invasión y el expolio que significó el más prolongado saqueo por mas de tres siglos de los recursos naturales, de los preciados minerales de oro y plata, agua, bosques, así como la enorme biodiversidad ahí contenida y por supuesto de la terrible explotación de la fuerza de trabajo de los pobladores originarios esclavizados. Desde entonces nuestras riquezas las han saqueado y solo han servido para forjar las riquezas y el progreso ajeno en otras latitudes, dejando en contrapartida, solo devastación y miseria para Durango.

Al expolio colonial le siguió el salvaje y frenético despojo y con éste, la intensificación de la explotación humana, esto es, la acumulación capitalista ampliada, que implicó el surgimiento de una clase oligárquica y una extrema concentración de la riqueza en esa minoría criolla, sin que las revoluciones de independencia, la reforma y la revolución mexicana de 1910 consiguieran equilibrar las desigualdades económicas y la injusticia social.

En esta apretada síntesis, solo se mencionan las diferentes etapas históricas y los grupos gobernantes que como plagas hambrientas y nocivas azotaron a los duranguenses. Será motivo de una investigación que documente la caracterización y modus operandi del fabuloso saqueo, en cada una de estas etapas de nuestra historia, cuyas riquezas parecieran inagotables ante tal voracidad de las mas viejas hambres no saciadas por todo tipo de invasores, piratas, corsarios, filibusteros, virreyes, intendentes, caciques, goberladrones y demás mafias que parasitan sobre las riquezas naturales, presupuestales y humanas de la fuerza de trabajo esclava, del peonaje acasillado, de los jornaleros agrícolas, de los pueblos originaros, de las comunidades campesinas despojadas de sus tierras y recursos natrales.

En el siglo XX y las dos décadas del actual siglo XXI, distinguimos cuatro momentos del atraso de Durango en que se agudizó la concentración de la riqueza, se multiplicó la población, pero lejos de disminuir la desigualdad y la injusticia, éstas se agudizaron.

En el porfiriato, la costumbre del poder autócrata, era designar al gobernador provincial, departamental, estatal, desde la cúspide presidencial del viejo dictador, mismos que en muchos casos de otras entidades como así sucedió en Durango existía una estrecha relación de compadrazgo, como fue el caso de Juan Manuel Flores cuyo periodo de gobierno se prolongó tantas reelecciones como las de Don Porfirio.   

Luego de concluido el movimiento armado de 1910 y una vez que se realizó el Congreso Constituyente el 5 de febrero de 1917, en la cual se hicieron ley las principales demandas de la Revolución mexicana, movimiento en el cual Durango tuvo una participación destacada y a la que le aportó una cuota muy alta de sangre, sin embargo, los saldos que de ahí se desprendieron, no fueron del todo favorables por lo cual, las movilizaciones campesinas en su eterna lucha por la tierra, continuaron hasta los años treinta con el reparto agrario cardenista.

De ahí emergió una nueva clase gobernante sobre todo de jefes y caudillos militares, caciques y líderes del naciente Partido Nacional Revolucionario (el abuelo del PRI). 

La tercera etapa de los gobiernos posrevolucionarios a partir del presidente Miguel Alemán, cuando la revolución se bajó del caballo para subirse a los Cadillac. Cuando los goberladrones eran llamados los nuevos virreyes, amigos de confianza del presidente, o bien como pago por deudas políticas, de gratitud, por servicios prestados o bien como premios de consolación, sin importar si eran o no nativos y conocidos en el estado, el triunfo lo tenían asegurado como partido único de Estado, como aplanadora electoral a lo largo del siglo XX y los 23 años del XXI.

En este largo periodo, a los nuevos virreyes enviados del centro, quienes al término de su su encargo sexenal, se regresaban a la capital con las alforjas llenas de dinero y algunos como prósperos negociantes y nuevos empresarios, a estos le siguieron los juniors priistas quienes se tardaron, pero cobraron conciencia de que: “ya es hora de que los jóvenes priistas de Durango, tomemos las riendas del poder del gobierno estatal”, palabras llenas de convicción y encendidas de aquel joven priista, José Ramírez Gamero, tal vez infundidas por su padrino de bautismo el vetusto e influyente jerarca eterno de la poderosísima CTM, (se teme), hijo del cacique sindical vitalicio de dicho sindicato en Durango, Don Antonio Ramírez+, compadre de Don Fidel Velázquez+ y por consiguiente padrino político de José Ramírez Gamero+, quien sería el siguiente gobernador en 1986, tras un violento y escandaloso fraude electoral que cobró la vida de algunos simpatizantes panistas que protestaban frente al Congreso del Estado, que realizaba el computo fraudulento, que luego fue negociado en las alturas de la dirigencia nacional del PAN, que ya había aprendido a sacarle ganancia política a estas escaramuzas, dejando principios éticos y doctrinarios, así como todo escrúpulo moral, regados por el suelo.

El gobierno de José Ramírez[MYF1]  Gamero, que con el lema “Unidos trabajamos por Durango”, dio inicio a otra etapa en que los titulares del ejecutivo, a diferencia de los virreyes que eran enviados desde el centro político, a partir de 1986, son ya nativos de Durango, sin que esto quiera decir que estos ya no saquearan el presupuesto público de los duranguenses, por el contrario, los anteriores virreyes, robaban hasta que se terminaba su gestión sexenal y se regresaban a sus orígenes, en cambio, en el caso de estos últimos, roban, saquean y hacen negocios desde el poder y salen millonarios y se quedan a seguir acrecentando sus fortunas a partir de empresas, negocios y contratos con los gobiernos en turno.

En esta categoría de goberladrones que entran con sus carencias y hambres viejas a cuestas y salen acaudalados con fortunas millonarias que no pueden justificar solo con sus sueldos recibidos por mas altos que estos sean, le siguieron Maximiliano Silerio Esparza, 1992-1998, cuyo lema como una verdadera burla a los duranguenses fue: “Durango hacia la grandeza”. Sería imposible abordar en este espacio, el análisis detallado de la gestión de cada uno de los goberladrones que aquí solo se mencionan. Ángel Sergio Guerrero Mier+, 1998-2004, cuyo lema “Al progreso de una vez”, conforman el grupo de los “dinosaurios”, que se diferencian de los que les siguieron, los “bebe saurios” quienes conforman una nueva generación de jóvenes priistas cuya ideología es de derecha y ultraderecha del Yunque, verdadero bastión ideológico de esta mafia clerical de los gobiernos neoliberales, cleptócratas más corruptos de la historia muy cercanos al episcopado de la iglesia católica y miembros de “Los Caballeros de Colón” y “La Archicofradía dl santísimo de Catedral”, discípulos del poderoso cardenal, Norberto Rivera Carrera por lo que que fácilmente se pudieran confundir con los clericales conservadores políticos panistas e incluso más a la derecha conservadora que éstos.

Este grupo surgido de la FEUD, al servicio incondicional de los gobiernos en turno, en esta ocasión, lo encabezó Ismael Alfredo Hernández Deras, (el Mayito), 2004-2010, cuyos lemas “Durango. Razón de nuestro esfuerzo” y “Durango se Transforma”, nos revelan claramente su apego a la doctrina neoliberal tecnocrática que, ante el abandono del nacionalismo revolucionario, Jorge Herrera Caldera, amigo, hechura y delfín de Ismael. Jorge Herrera Caldera, “Juntos crecemos”, y la frase hueca y de ocurrencia reveladora de ignorancia plena, “Durango, más allá de nuestra historia” José Rosas Aispuro Torres, priista postulado por el PRIAN, con la joya incongruente y burlona “Hagamos de Durango el mejor lugar”, y por último, su aparente enemigo a quien derrotó en la elección del 2016, Esteban Villegas Villarreal, de la misma mafia, o establo del capo Ismael Hernández Deras, que en el presente sexenio hacen gobernador en la elección del 2022, recibe una administración saqueada, con las arcas vacías, sobreendeudada, reeditando el libreto de los anteriores goberladrones, el mismo modus operandi del robo y del saqueo sexenal, con la plena garantía de impunidad y sabedores de que lejos de ser procesados por los delitos de daño al erario y al patrimonio público de Durango, mas todo tipo de abusos de poder y crímenes, enriquecimiento ilícito explicable, no solo serán exonerados, sino por el contrario, volverán a ser beneficiados con más prebendas y contratos a sus negocios de familiares y amigos prestanombres, mientras la inmensa mayoría del pueblo, se debate en la miseria.

                                                                                                          

El año 2004 quienes alcanzaron las glorias del poder gubernamental son una nueva generación de jóvenes ambiciosos y hambrientos de poder y riqueza, son neo priistas pragmáticos e ignorantes de la historia y de la realidad económica, política y social de la tierra que van a desgobernar y a saquear,  se encuentran ante una realidad nada nueva de estancamiento, atraso económico y social, e incluso con retrocesos y crisis en algunos indicadores como la pobreza extendida de su población, desempleo e inseguridad, y la consiguiente merma en los índices de bienestar en general, todo lo cual ha elevado los índices de una migración permanente y por consiguiente de una sangría que no se ha interrumpido desde los años cuarenta con la disminución de su población más joven, lo cual ha representado también un alivio económico en las familias sobre todo de algunos municipios y poblados cuyos grupos familiares viven en algunas ciudades de los EUA, mismos que a lo largo de muchos años han adquirido la nacionalidad estadounidense, en contraparte no son pocos los poblados rurales que se han vaciado al grado de parecer pueblos fantasma, en los que solo se han quedado algunos miembros, de mayor edad.

Si bien es cierto que la dinámica del atraso de Durango es multifactorial y sus orígenes y desarrollo histórico complejo y accidentado, el sistema político y con éste el ejercicio del poder público en cada época, las inercias autoritarias y antidemocráticas, los intereses de las élites, grupos y mafias del poder, que designan a los gobernantes parecieran atadas fuertemente a un oprobioso pasado colonial, desde una nobleza colonial con títulos comprados conferidos de acuerdo con la extensión y magnitud de sus propiedades, la acumulación originaria de sus capitales, bienes, haciendas, comercios y reales de minas,  “los señores de horca y cuchillo”, convertidos en gobernantes omnímodos, absolutistas autoritarios cuyos modos, hábitos y costumbres, como espíritu del poder solo cambiaron de denominación, no de forma con los sistemas surgidos de las revoluciones de Independencia, Reforma y Revolución, incluso la contrarrevolución neoliberal que se gestó entre los años ochenta y las dos primeras décadas del presente siglo XXI.

En Durango, las inercias del atraso secular experimentaron un cambio abrupto, que en muchos sentidos resultó en un retroceso histórico con la entrada en plenitud del llamado modelo económico neoliberal privatizador, que coincide con un cambio generacional de jóvenes políticos improvisados del PRI, que poco tienen que ver con el ideario del nacionalismo revolucionario, por el contrario estos jóvenes se sitúan mas a la derecha y ultraderecha del espectro político hasta confundirse con los panistas quienes a su vez rompen con su ideario y principios, derivados del cristianismo social,  para ubicarse en un pragmatismo político que los confunde, los une y funde con el PRI hasta terminar unidos y fusionados en una amplia alianza electoral con el Movimiento de Regeneración Nacional, Morena.

Si bien es cierto, la puesta en marcha de esas políticas antipopulares de convertir en mercancía bienes y servicios, dejando a la empresa privada toda la actividad productiva, conculcando además los derechos constitucionales a la educación, la salud y el bienestar social de toda la población, no pudieron avanzar más por la conciencia social y determinación del pueblo. En Durango, esas políticas empiezan con el salinismo y más concretamente con la reforma al artículo 27 constitucional para poner al mercado las tierras ejidales y comunales y liquidar así una de las conquistas de la revolución mexicana que costaron la vida a más de un millón de mexicanos.

Esta traición del salinato estuvo a cargo nada menos que del entonces dirigente máximo de la Confederación Nacional Campesina, CNC, uno de los tres sectores del PRI, Maximiliano Silerio Esparza, a quien el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari encargó consumar la más alevosa y criminal traición al campesinado mexicano y a la patria, misma que le fue premiada con la gubernatura 1992-1998 por el partido único de Estado.

A esta traición que Durango pagó muy caro con un sexenio de abuso y corrupción, le siguió otra igualmente funesta. El llamado robo del siglo. A cargo del gobierno priista de Ernesto Zedillo Ponce de León. El rescate de los bancos privados en quiebra, con recursos públicos, el Fobaproa, deuda billonaria que aun seguimos pagando los mexicanos y las siguientes generaciones, aprobado por los diputados del PRI y PAN, el PRIAN en 1997, y que igual que con Silerio, a los duranguenses se nos agravió doblemente al ser premiado al siguiente año, Ángel Sergio Guerrero Mier por el dedazo supremo del presidente con el gobierno de Durango para el periodo 1998-2004.

En esa cadena de corrupción presidencial y gubernamental fueron protagonistas abiertos el PRIAN, en un ensayo para imitar un bipartidismo tipo EUA y a la vez simular procesos democráticos, cuando lo que predominaban eran los fraudes electorales contra la izquierda. Es en este momento en que entran en escena el grupo de jóvenes de la derecha clerical, infiltrados con los porros de la FEUD y cobijados por los gobiernos de los dinosaurios priistas, sus mentores que con Salinas traicionaron y tiraron a la basura su ideología y supuestos principios nacionalistas y revolucionarios, con el liderazgo de Ismael Alfredo Hernández Deras en el año 2004, alcanzaron el tan ambicionado poder del gobierno, inaugurando una nueva etapa del priato en Durango, ya como prianato, jubilando a los viejos dinosaurios que detentaban el poder bajo las formas, usos y costumbres que incluían, el enorme arsenal de malas artes, mañas y fórmulas para violar las leyes y la voluntad popular en cada elección, en las que siempre ganaban el carro completo, con porcentajes del 85% o por encima de éste, contenidas en el grueso manual para confeccionar fraudes electorales a la medida que lo reclamaban las más variadas realidades y circunstancias, que manejaban los más expertos mapaches quienes a su vez enseñaron a sus alumnos más avanzados como lo fue el exgobernador Ángel Sergio Guerrero Mier+, tan reconocido y afamado a nivel nacional, quien por lo mismo era requerido para casos considerados difíciles de ganar para el PRI, nombrándolo delegado del CEN en diferentes entidades en donde requerían sus servicios y asesoría infalible. Con esas capacidades solo había dos personajes en todo el país, el propio exgobernador duranguense y el tamaulipeco, Manuel, “El Meme” Garza, a quienes no les faltaba el trabajo entre elección, de las cuales salieron invictos de cada elección encomendada.

En la histórica elección del 2004, para suceder al propio Guerrero Mier, éste apoyó para sucederlo al viejo cacique lagunero Carlos Herrera Araluce+ solo que a esta decisión se le atravesó su joven alumno, el más avanzado en el oficio de las malas artes, el “Mayito” Hernández Deras a cuyo carisma, tamaño de su ego y ambición, las enseñanzas de su maestro, asimiladas en la práctica, le permitieron doblegar a los cientos o miles de años  acumulados de sus ahora oponentes, los más viejos alquimistas.

Cuando tomó posesión como gobernador Hernández Deras, declaró que él y su grupo requerían por lo menos de 30 años, (5 sexenios) en el gobierno para desarrollar su proyecto de “modernizar a Durango”. En este novísimo maximato ismaelista, le siguió su delfín, Jorge Herrera Caldera, luego José Rosas Aispuro Torres con quien IHD mantenía una enorme deuda, al haberle cedido “El güerito” sus delegados para alcanzar la candidatura al gobierno estatal, cuando las contiendas internas se definían por el numero de delegados que apoyaban a tal o cual precandidato, y en este caso, para que pudiera derrotar al eterno cacique y presidente municipal de Gómez Palacio, quien a la vieja usanza del priato ya había sido designado por el gobernador Guerrero Mier, viéndose frustrado este madruguete, marcando un parteaguas en las sucesiones de gobernador en Durango, en que la vieja costumbre del dedazo del gobernador se frustró. Con esta decisión que refleja más una encarnizada lucha de intereses económicos y políticos de grupos y mafias que el resultado de una lucha por democratizar al PRI para rescatar con ésta, una reivindicación con los principios fundadores del PRI, como primer paso a una reconciliación con sus bases populares, con sus tres sectores obrero, campesino y popular, abandonados pisoteados y vilipendiados por una “nueva” clase política forjada en los seis sexenios, treinta y seis años de dogma neoliberal privatizador y antipopular por definición.

A este mismo grupo pertenece el actual gobernador Esteban Villegas Villarreal, cuya gestión ha estado marcada por abuso de poder desde su inicio en el 2022, al adelantar el cobro por replaqueo vehicular, cuando éste corresponde hacerlo hasta el año 2025. Se valió de un Congreso corrompido y sometido, que en tiempo récord de un año dos meses le ha aprobado el endeudamiento de los duranguenses, al aprobársele créditos que superan ya los 20 mil millones de pesos mas los que se acumulen en lo que resta del sexenio que apunta para ser el más atrabiliario, más opaco y ratero de toda la historia de Durango.

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