En Durango llevamos un año muertos y agonizantes

con los gobiernos prianistas de Villegas y Ochoa

Local 06 de noviembre de 2023 MARTÍN M. GONZÁLEZ

web prian

En Durango llevamos un año celebrando a diario el día de muertos. Desde el primer día del gobierno de Esteban Villegas Villareal ha sido día de muertos. Día de muertos en la justicia, economía, crecimiento, empleos.

Desde su primer día de gobierno de Villegas, apareció el primer cadáver, el de la justicia y Estado de derecho.

Un año y José Rosas Aispuro sigue libre e impune. Aispuro sigue burlándose de los duranguenses ante la complacencia del gobernador. Y es casi seguro que el PAN lo premie con una senaduría. Libre por el desfalco de los 24 mil millones de pesos, con la complicidad del Congreso local de su sexenio, complicidad de un tal por cual, el Esteban Villegas, diputado y ante el silencio meretriz de los medios de comunicación corporativos. Aispuro, impune ante sus asesinatos, como autor intelectual de las muertes de mujeres duranguenses por meningitis, provocados por su corrupción.

Un año lleva agonizando la economía duranguense. Muriendo a pausas ante la incapacidad, la falta de inteligencia, de un Esteban que quiso implantar la reingeniería financiera sin saber qué es, pero que se quedó en una política de préstamos.

Un año muriendo nuestra economía, cerrando negocios, quebrando pequeñas empresas. Por la calle Veinte de Noviembre se ve la larga fila de cruces, de cortinas cerradas, de negocios vacíos y locales sin muebles, sin vida, sin gente.

El más reciente olor a muerte, a doblar a muertos, son las dos maquilas que habían estado operando por más de veinte años en esta ciudad y que anunciaron su cierre ante la nulidad del gobierno de Villegas.

Durango en este año, es un enorme cementerio. Donde ha muerto toda esperanza de crecimiento. Donde ha muerto toda inversión y todo empleo renumerado.

¿Habrán puesto un altar de muerto por las 41 mujeres, muertas en los hospitales por las crisis de Meningitis?

¿Habrá puesto altar de muertos, uno de los peores presidentes municipales de México, el chulo enculeador Antonio Ochoa, por haber asesinado a la cultura y arte municipal en Durango?, al asesinar impunemente y con puta complicidad del Cabildo, al Instituto Municipal de Arte y Cultura que llevaba operando por más de veinticinco años. 

En Durango celebramos la muerte del campo duranguense, por sequía y por el abandono del gobierno estatal. Celebramos la muerte de los pueblos fantasmas en la sierra. 

Nos estamos muriendo de hastío, de carecer de esperanza por más de ochenta años. Ahora los enterradores, las parcas, se llaman Esteban Villegas y Antonio Ochoa, antes fueron Hernández Deras, Herrera Caldera, José Aspuro, Salum, Enríquez, una larga fila de sicarios que han asesinado a Durango, que lo han sumido en la tristeza y una obscena pobreza. 

En Durango, día a día, celebramos el día de muertos, los muertos no declarados en la sierra de durango por el narco, por la impunidad. Los muertos de hambre. Los muertos que mueren al cruzar la frontera gringa, al huir de la pobreza en su tierra. Y lo único que hace este pinche inútil gobernador, es sonreí y cantar. Es su gracia y talento.

En Durango, celebramos cada día de muertos, el entierro de la transparencia, en este año, ni Esteban ni Ochoa, han dado cuenta de sus gastos, de sus contratos oscuros, de sus obscenas rentas, de sus oscuros negocios.  De sus ferias y festivalito. Lo gastado en publicidad y medios, en sus campañas de publicidad de su primer informe.

En Durango, el día de muertos es a diario. Cierran maquilas. Cierran negocios simbólicos de nuestra ciudad. 

Durango agoniza ante la incapacidad y estupidez de un gobernador inoperante, de un gobernador sin puta idea de generar progreso, de generar empleos. De un gobernador que protege criminales y asesinos, como es el ex gobernador panista Rosas Aispuro.

Durango agonizante ante un congreso prostituido, que se vende al gobierno de Villegas. Ante fiscalías corruptas y nulas.

Durango agoniza ante la indolencia y dejadez de los duranguenses, que en vez de exigir justicia, en vez de exigir empleos y cuentas claras, se la pasan suspirando pendejamente por un Durango de antaño, por un Durango que ya no existe más que en su nostalgia y melancolías. 

Durango fallece por la mediocridad, por la abulia, por la inoperatividad, de estos gobiernos, el estatal y el municipal. 

En Durango, celebramos el día de muertos, muerte de nuestra esperanza y de nuestro futuro.

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