Memorial de agravios: la rapiña de los gobiernos de la cleptocracia

Los orígenes del atraso de Durango

Local 29 de mayo de 2023 MAURICIO YEN FERNÁNDEZ

web goberladrones

“A diferencia de la mafia del poder, el término cleptocracia define una dinámica distinta: es la institucionalización del robo. La mafia del poder es descriptiva, la cleptocracia es prescriptiva. La mafia del poder captura al Estado, la cleptocracia se vuelve Estado. La cleptocracia, a diferencia de la mafia, transforma lo que son bienes públicos en  bienes privados. La corrupción en la cleptocracia no es la excepción, sino la regla, y no es una práctica ajena a la institucionalidad sino el hecho que explica su funcionamiento”

                                                                                                                                    Jenaro Villamil 

 

La corrupción que trajo consigo el neoliberalismo como su turbomotor y combustible que mueve el modus operandi del modelo para alcanzar los objetivos y fines por privatizar los bienes públicos, despojar a la nación de sus recursos naturales y estratégicos para entregarlos a empresas privadas y trasnacionales, enriqueciendo hasta la esquizofrenia a los grupos de oligarcas nacionales y extranjeros y como correlato, despojando y empobreciendo a la inmensa mayoría del pueblo exacerbando la miseria a niveles históricos, el rezago y atraso de las regiones que históricamente han sido marginadas en este perverso modelo neocolonial. 

No es sino la privatización exacerbada de los bienes públicos, la apropiación, despojo o robo de bienes, presupuestos y dineros públicos para forjar negocios y fortunas privadas, la mercantilización individualizada de las conciencias, la deshumanización, corrupción y envilecimiento de los supuestos “servidores públicos” que al termino de sus periodos al frente de administraciones municipales, estatales o federales se convierten en los nuevos millonarios trianuales o sexenales cual si salieran “comaleadas” de nuevos e intocables ricos blindados por una fuerte coraza de impunidad debido a la protección que del Poder Judicial como abierta e inmoralmente ha quedado exhibida la Suprema Corte de Justicia de la Nación heredada por los gobiernos neoliberales más corruptos de la historia moderna de México.

Etimológicamente, cleptocracia proviene del griego clepto (robo) y kratos (gobierno o dominio), es decir, “el gobierno de los ladrones” y a partir de esta definición, Jenaro Villamil afirma en su libro “Cleptocracia. El nuevo modelo de la corrupción”, publicado en vísperas de la histórica elección del 2018, editorial Grijalbo: El tsunami o terremoto electoral provocado por la masiva participación popular llevó al triunfo al gobierno que directamente ha atacado al modelo neoliberal de la cleptocracia de los oligarcas nacionales y trasnacionales. 

En breves palabras, la cleptocracia es “el gobierno de los ladrones”, la institucionalización del robo a costa de una constante simulación de legalidad. Es un cáncer que ha hecho metástasis sobre todo el cuerpo institucional al grado de que es prácticamente imposible contar con anticuerpos judiciales, fiscales autónomos, mecanismos de rendición de cuentas reales no simulados como son los “organismos autónomos” construidos a lo largo de casi 40 años de implantado e impuestos como parte del modelo neoliberal por los organismos internacionales hegemónicos a los países del llamado tercer mundo con el fin de restar poder al Estado y dar fuerza al mercado.

En este sentido, no es casualidad que la corrupción se haya generalizado en nuestro pais desde 1988 en que se consumó el fraude contra el pueblo organizado en el Frente Democrático Nacional (FDN), con Cuauhtémoc Cárdenas como candidato presidencial, fraudes que se repitieron sistémicamente en 1994, 2006, 2012, como parte de la cleptocracia hasta que, en 2018, la acumulación de fuerzas populares agrupadas en la diversidad de la izquierda partidaria y social, sus niveles de organización y una creciente toma de conciencia alcanzados, por un movimiento histórico agrupado en el frente Juntos hacemos historia, con el gran liderazgo del hoy presidente Andrés Manuel López Obrador, constituyeron un dique a toda intención de fraude que quedaron sepultadas por una catapulta de 32 millones de votos, 53% de la elección, principio del fin de la cleptocracia prianista.

Sin embargo, la transformación pacífica y democrática de México como todo proceso de cambio social no se puede concluir en tan solo un sexenio, con mayor razón si se considera que se construye un nuevo régimen sobre los restos del viejo y caduco sistema de la corrupción institucionalizada que en los últimos 40 años degeneró en una cleptocracia del PRIANRDMC, jefaturada, patrocinada y al servicio de una oligarquía conformada por las cúpulas empresariales favorecidas por el salinato, los consorcios convencionales de la información y los poderes fácticos, las pandillas de intelectuales orgánicos, las mafias financieras que usufructuaron el inmenso y arbitrario poder presidencial autoritario forjado en más de setenta años de hegemonía priista, más 36 años de pragmatismo neoliberal que fusionó al PRI con el PAN, para conformar el PRIAN como la máxima expresión de simulación política y corrupción al amparo del neoliberalismo como sistema que con el triunfo del movimiento de la Cuarta Transformación, se vieron obligados a quitarse las máscaras.

 

Durango. Cuatro siglos y medio, 460 años de aqueo colonial y rapiña neoliberal 

 

El régimen de la cleptocracia como el modelo neoliberal de rapacidad y corrupción impuesto como política de Estado por el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, se extendió por todo el país a lo largo de cinco sexenios, más de tres décadas en que los objetivos centrales eran la privatización de empresas, bienes, los servicios públicos, así como las concesiones a empresas privadas nacionales y extranjeras para arrasar con los recursos naturales, energéticos estratégicos propiedad de la nación como el petróleo, el gas, el agua, los bosques con su infinita biodiversidad biológica de flora y fauna, la minería metálica y no metálica, así como los inmensos recursos contenidos en el extenso territorio nacional.

Durango de ninguna forma ha sido la excepción, ni escapó a la trágica paradoja de la inmensa mayoría de su población asentada en un territorio rico en recursos y de sobrevivir entre los más altos niveles de marginación y pobreza extrema, producida por el ancestral saqueo colonial y la rapiña neocolonial, al contar con una geografía cuya extensión territorial de 123 mil 364 km2, ocupando el cuarto lugar entre las entidades federativas de la república, solo por debajo de Chihuahua, Sonora y Coahuila. Territorio que es atravesado por la Sierra Madre Occidental, que alberga bastos y riquísimos recursos naturales, bosques de pino y encino, minería de oro, plata y una gran diversidad de minerales metálicos y no metálicos, además de enormes recursos boscosos, cuencas hidrológicas conformadas por ríos, lagos lagunas y manantiales aunado a una infinita biodiversidad de flora y fauna.

Paradójicamente, Durango se ubica en el nada honroso segundo o tercer lugar entre las entidades federativas con mayores índices de marginación social, pobreza y rezago histórico en el desarrollo económico según los principales indicadores de desarrollo económico, social y humano, de acuerdo con los principales indicadores socioeconómicos que la ubican entre las más atrasadas del pais.

El atraso ancestral de Durango data de sus orígenes, hace más de cuatro siglos y medio, (460 años) que esquemáticamente podemos explicar de la siguiente forma:

La voracidad de los invasores españoles, exacerbada por una enfermedad crónica aguda grave cuyo único remedio a sus irrefrenables hambres, fueron y siguen siendo las únicas milagrosas propiedades del oro y la plata, junto al ilimitado saqueo y despojo de grandes extensiones de tierras de los pueblos indígenas y al mismo tiempo el sometimiento y cautiverio para la explotación y conversión de su mano de obra campesina en mano de obra esclava, en peonaje acasillado, y enseguida la privatización de terrenos nacionales y ejidales y comunales, anexadas a sus haciendas y latifundios.

La codicia, como única razón de su bandolerismo cuya aventura genocida significaron con la cruz y la espada, los cañones y la mentira, el engaño, el sometimiento por el miedo al castigo divino, a la desobediencia, la resistencia y la rebelión, enjuiciados y castigadas con la muerte por el pecado de rebelión y herejía, forjaron una estrategia de invasión, colonización y evangelización entre la Corona y la Iglesia. Una verdadera empresa que involucraba grandes recursos de aventureros busca fortunas, las poderosas órdenes religiosas que se disputaban las almas, el diezmo, las limosnas y las indulgencias.  

El avance de la invasión española hacia el norte del gran septentrión constituyó todo un desafío por las grandes distancias que habría de sortear en medio de los inmensos territorios desconocidos con una accidentada y abrupta orografía, habitada por grupos originarios de guerreros indómitos considerados como “salvajes”; no obstante, las urgencias por calmar las fiebres del oro y la plata, fueron más poderosas y fue así como pusieron en marcha la expedición y atravesaron la Nueva Galicia, la Gran Chichimeca, hasta explorar la inmensidad de la Nueva Vizcaya que abarcaba hasta lo que hoy son los estados de Chihuahua y Nuevo México, en donde en el lapso de cuatro siglos y medio después aún siguen siendo explotados por empresas trasnacionales a las que concesionaron más de la mitad del territorio nacional en el neocolonialismo del siglo XX, en su etapa neoliberal todos los recursos naturales, minas, bosques, aguas fueron explotados con tal intensidad de tierra arrasada y a cielo abierto que según cálculos en estas cuatro décadas se rebasaron las cifras de explotación de la época colonial, destruyeron el territorio y contaminaron y envenenaron el medio ambiente, las aguas de ríos, lagunas y mantos freáticos, lo cual se ha traducido en enfermedades letales que terminan en la muerte.

Los casos más emblemáticos de los más ricos hacendados terratenientes de la colonia son José del Campo Soberón y Larrea, prototipo del oligarca del siglo XVIII, quien acumuló un centenar de haciendas, estancias y tierras, lo que le confirió el título nobiliario de Conde del Valle de Súchil por parte de la corona española, entre otros hacendados, mineros y comerciantes como José de Zambrano, o la familia Fernández de Castro entre otras.

Para el siglo XIX, Juan Nepomuceno Flores y Alcalde, quien compró muchas de las haciendas propiedad del Conde de Súchil, las cuales se distinguían por la inscripción que mandaba grabar en la entrada de sus haciendas “Dios de bondad. Protégenos”.

Hacia la entrada del siglo XX, muchas de estas haciendas fueron heredadas por su hijo Juan Manuel Flores, amigo muy cercano, compadre del dictador Porfirio Díaz que lo hizo General y Gobernador durante todo el porfiriato en Durango. 

La etapa que siguió a la caída del dictador, en la etapa de la Revolución, hasta los años treinta, se sucedieron una gran cantidad de gobernadores militares que igualmente saquearon las arcas y se hicieron de propiedades. Solo después del gobierno del General Lázaro Cárdenas del Río, con Miguel Alemán Valdez, en que son electos gobernadores civiles con la característica de que estos eran designados por el presidente de la república en turno, mismos que eran conocidos como los virreyes, que terminaban su mandato y se regresaban a la capital (robaban todo lo que podían durante su periodo y se regresaban).

 

José Ramírez Gamero

 

No es sino hasta 1986 en que José Ramírez Gamero, de los cachorros de la Revolución, en un arranque de sus “ímpetus libertarios”, con la seguridad que le daba ser el hijo del líder vitalicio máximo de la CTM, más conocida como la ‘Se teme’, y por si esto fuera poco, ahijado del máximo jerarca de la toda poderosa Confederación de Trabajadores de México, don Fidel Velázquez: “Ya es tiempo en que los jóvenes priistas, tomemos las riendas del gobierno de nuestro estado y lo llevemos por los rumbos del progreso”. Ahí empezaba una nueva etapa del partido único de estado en Durango, la aplanadora electoral que “ganaba” las elecciones con porcentajes del 80 y 90 por ciento de los votos, pero con índices de abstencionismo entre el 60 y hasta el 80 por ciento del padrón. A partir de esa controvertida elección en julio de 1986, en que aquel Partido Acción Nacional acusaba de fraude electoral, “Pajarito” Ramírez Gamero, que al final de una trifulca con saldo de una persona fallecida por arma de fuego disparada por una lideresa priista, con la toma del Congreso del Estado cuya mayoría del PRI se constituía en colegio electoral y su fallo era inapelable, la aplanadora priista se volvía a imponer, porque “cuando no ganaba en las urnas, arrebataba en la mesa”.

 

Maximiliano Silerio Esparza

 

El gobernador que le siguió en el periodo 1992-1998, fue Maximiliano Silerio Esparza. Personaje que sin duda representa la picaresca, la tragicomedia de la política, la economía y las vicisitudes de una sociedad sometida por cacicazgos de una clase política cerril, recubierta por un conservadurismo secular, el atraso ancestral que en todos los órdenes de la vida social y política ha sido modelado desde la época colonial por un clero retrograda e hipócrita que ante su franca decadencia se sigue resistiendo a todo cambio social, aún y cuando sus templos se han quedado vacíos y en plena bancarrota estén cerrando sus puertas.

El senador Silerio Esparza fue premiado por el presidente Salinas con la dirigencia nacional de la Confederación Nacional Campesina (CNC), que colmaba su aspiración en su carrera política como líder de uno de los principales pilares del sistema político del priato. Hasta ahí todo bien, hasta que acorde a las líneas de la política neoliberal del salinato, su encomienda era la de impulsar una reforma radical al Artículo 27 constitucional, motivo y fruto principal de la Revolución mexicana. El objetivo de la reforma salinista era en realidad, quitar los candados para la venta de las tierras ejidales, la privatización del ejido, la contrarreforma social más radical impulsada por los enemigos más acérrimos de la Revolución mexicana. 

A Silerio Esparza, un auténtico campesino priista de toda la vida, lo alcanzó el neoliberalismo salinista y se lo devoró con todo y huaraches. Desde muy joven, salió de su terruño, el ejido La Yerbabuena el municipio de Rodeo, Durango, de donde acudió a  estudiar a la Escuela Normal Rural de Salaices, Zacatecas, luego estudió la carrera de Derecho en la UJED e incursionó en la política en el partido único de estado, el PRI, del cual fue presidente estatal, luego diputado local, diputado federal y Senador de la república en la elección de 1988, en la cual Carlos Salinas de Gortari, fue impuesto como presidente de la república por medio de uno de los más alevosos y escandalosos fraudes en contra de la voluntad mayoritaria del pueblo que postulaba a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano por el Frente Democrático Nacional (FDN).

Como suele suceder en el Durango surrealista, ya como gobernador constitucional de Durango, Silerio Esparza sufrió un radical cambio de identidad en su aspiración convertida en obsesión que lo confronto con su pasado campesino y lo convirtió en un la imagen ridiculizada de un poderoso hacendado moderno del siglo XX,  tratando de seguir los pasos del propio Conde de Súchil, y con los bastos recursos con que el sistema le pagó sus servicios prestados empieza a comprar las haciendas o lo que quedaba de algunas de éstas, sobre todo sus cascos de hacienda, en este proceso de acumulación, se hace de otras que pertenecieron a legendarios hacendados del siglo XIX y del porfiriato, mientras a su vez, construye Las Aguilas, una hacienda moderna con todos los adelantos tecnológicos, con grandes extensiones de tierra, sistemas modernos de riego, sembradíos, caballerizas, con una gran mansión en el centro, con grandes salones muebles porfirianos, con modernos sistemas de video vigilancia y personal de seguridad. Tan majestuosa mansión con un diseño de jardinería y paisajismo de película, que en su momento mereció la atención de los medios nacionales como un reportaje del diario La Jornada, en plena construcción, que ante la prohibición expresa de dar entrada a este medio, las tomas se hicieron desde una avioneta, luego una vez terminada la obra, abundaron los reportajes de los medios escritos y electrónicos de la Ciudad de México que registraron la espectacular “Hacienda Las Águilas”, a menos de 20 kilómetros de la ciudad de Durango, por la carretera a México. Los reportajes y cierto morbo de la clase política que despertaron muchos comentarios en los cafés y mentideros políticos en los que se comentaban los análisis de los columnistas políticos para quienes el fenómeno del gobernador de Durango convertido de líder campesino en traidor a su clase y su conversión en moderno hacendado que cambió el caballo por una moderna camioneta suburban último modelo.       

En la cresta del periodo neoliberal en la década de los 90’s, como ya dijimos líneas arriba, en Durango se exacerbo la rapiña, el saqueo, el robo descarado de los presupuestos públicos, de los recursos patrimoniales y bienes públicos en todos los niveles de gobierno, el tráfico de influencias, el lavado de dinero y el robo descarado de los recursos presupuestales, del fraude, a partir del salinato pero sobre todo a partir del pacto político entre los partidos, PRI, PAN, PRD (el PRIANRD), que al no poder ocultar ni disimular sus semejanzas ideológicas en la defensa del modelo neoliberal, hermanados en lo ideológico y confabulados en la corrupción, el robo, el saqueo y la vulgar rapiña, se quitaron las máscaras y se empezaron a repartir el botín milmillonario del estado, los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, los municipios y todos aquellos bienes públicos susceptibles de ser vendidos, alquilados y sobre todo esas modernas opciones de crear empresas fantasma al vapor, de familiares, amigos o prestanombres para venderle como proveedor a los gobiernos, contratos a precio discrecionalmente alzado de tal forma que es imposible no hacerse mil millonarios.

 

Ismael Hernández Deras

 

A esa cleptocracia pertenece el grupo mafioso de goberladrones, que inaugura y lidera Ismael Alfredo Hernández Deras, quien en su toma de posesión como goberladrón en el 2004, declaró que se requerirían por lo menos 30 años, (cinco sexenios consecutivos) -en los hechos, en su subconsciente se estaba erigiendo en la cabeza de un maximato al estilo Plutarco Elías Calles-., le siguió su delfín Jorge Herrera Caldera, José Rosas Aispuro Torres y Esteban Villegas Villarreal (cinco sexenios,30 años) en el que él ha manejado las fichas del juego desde el Congreso federal, alternándose en la Cámara de Diputados y el Senado, y todo parece indicar que alcanzarán y rebasarán el siglo como partido en el gobierno del estado como PRIATO, ya que también compraron la franquicia del partido Morena en Durango y esta mafia la mantiene secuestrada, hasta que así convenga a sus intereses y mientras no se termine de sepultar al RIP, que hace tiempo murió y que en Durango aún no se han percatado y sigue insepulto cubierto de gusanos y moscas, en medio de un hedor insoportable.

De acuerdo a las tendencias que registran los únicos estados en donde aún es gobierno el RIP, todo indica que será Durango el estado que de acuerdo con su atraso secular aquí se abrirá un museo nacional, en donde se exhiban los restos insepultos, aun atados al gobierno del estado, como un destino turístico, cuyo atractivo de estudio para paleontólogos, antropólogos, politólogos, historiadores, y estudiosos de fenómenos paranormales, así como para público en general, especialmente curiosos y chismosos del acontecer nacional y local, atractivo que sin duda rebasará a las propias momias de Guanajuato. Un original y atractivo nacional e internacional.

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