Sociedad y Estado en América Latina del Siglo XXI: Argentina polarizada

Será el pueblo argentino y su memoria, quienes tengan la última palabra en las elecciones presidenciales de este año

Internacional24 de abril de 2023 JORGE LUIS JUÁREZ MARTÍNEZ

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La Argentina Bipolar puede definirse entre dos segmentos: la clase política progresista de mediados del siglo XX con la figura de Juan Domingo Perón y sus herederos en el siglo XXI mediante Néstor Kirchner y la segunda fracción contraria que representa a los grupos de poder a través de los intereses creados como la iglesia, políticos conservadores y por supuesto: los militares y que hoy están representados por Mauricio Macri, los medios tradicionales de comunicación, empresarios y banqueros.

Es importante recordarlo porque al igual que en ensayos anteriores, partimos el análisis político-social desde el presente siglo, salvo que en el caso argentino ha vivido una disputa bipolar del poder político a partir de la llegada Perón y por ende, el choque inminente en lo político, social y cultural con los grupos tradicionalmente establecidos a partir de sacudir las estructuras sociales existentes y que hasta la fecha disputan el poder político con mucha ímpetu.

A diferencia de Colombia y Bolivia, donde la ola progresista demoró en llegar hasta tiempo presente por la fiereza y resistencia de los grupos de poder, casi siempre aliados al poder económico y grupos tradicionalmente conservadores, el caso argentino es similar al mexicano marcado por una política dirigida hacia los más desfavorecidos. En un plano ideológico, podemos decir que el peronismo del siglo XX y el Kirchnerismo del Siglo XXI representan en términos generales una política de izquierda para la Argentina, mientras que sus opositores autodenominados antiperonistas y actualmente macristas, tienen una visión conservadora y al mismo tiempo, su narrativa es contraria a las políticas populares de sus rivales políticos mientras que privilegian a la oligarquía local y extranjera. Sin embargo, esa disputa del poder en dos polos, ha limitado la formación política en ambos grupos y al mismo tiempo, se consolidan pocos liderazgos por lo que la opción de pluralizar al sistema político argentino parece lejano. ¿Cómo llegamos hasta aquí? Hagamos el recuento de los últimos veinte años.

 

Argentina en el Siglo XXI

Ya entrados al presente siglo, los herederos del peronismo mediante las figuras de Nestor Kirchner y después su esposa Cristina Fernández, quienes estuvieron en presidencia entre 2003 2015 para dar paso a sus opositores con la figura de Mauricio Macri del 2015 al 2019 y nuevamente regresar con una figura de izquierda con Alberto Fernández, aliando incondicional de Cristina. No obstante, la estancia del poder por parte de la izquierda fue más por la decepción del gobierno de Carlos Menem quién sumió a la Argentina en una profunda crisis en diciembre de 2021 en la que el peso perdió valor frente al dólar en más del 50%, lo que dejó a más de la mitad de la población argentina en niveles nunca antes vistos de pobreza y a la par, sumida una tercera parte en el desempleo. Para las elecciones del 2003, Néstor Kirchner simplemente arrolló a su competidor, Menem, que increíblemente después del fracaso financiero buscaba la reelección.

Una vez llegando Kirchner, se reestructuró la deuda externa. En su primer periodo de gobierno, el PIB pasó de 97 mil millones de dólares a 329 mil millones ¡Una cifra récord! Además, se redujo el desempleo al 8% en contraste como lo recibió: 27 %. También hubo cambios en las políticas laborales entre empresarios, patrones y sindicatos por lo que volvían a florecer las clases medias. Así pues, con enorme popularidad, el 2007 fue el turno de Cristina Fernández de Kirchner quien ocupó un segundo periodo bajo las banderas de Frente a la Victoria y cuyo papel se centró aún más en las políticas progresistas como que volvieran a manos del estado argentino los fondos de jubilados a la par de crear el programa de Asignación Universal por Hijo y poco tiempo después se aprobó en el Congreso, la Ley de Matrimonio Igualitario. Más tarde, volvió a renacionalizar las líneas aéreas argentinas. Cristina entendía que en el terreno internacional debía tomar fuerza para el desarrollo argentino por lo que pugnó por la creación de UNASUR y la CELAC.

Para las elecciones del 2011, el ya denominado kirchnerismo volvió a triunfar en las elecciones presidenciales con Cristina Fernández como candidata. Para este periodo, el estado argentino estatizó nuevamente la petrolera española YPF tomando fuerza con el 51 % de sus acciones. También se aprobaron leyes respecto a los Servicios de Comunicación Audiovisual y por fin, después de muchos años, la Argentina entraba a la carrera espacial con el satélite de comunicación geoestacionaria por parte de la paraestatal ARSAT hasta que terminó su periodo presidencial y todo quedó suspedido.

No obstante, la confrontación con los medios tradicionales estaba en un punto bastante álgido que sin duda, influyó en las elecciones posteriores. El emporio mediático El Clarín apostó desde el 2003 al contraataque mediático en todas sus facetas: prensa escrita, radio y televisión. Y así, a partir de la crisis global del 2008, el golpeteo al gobierno kirchnerista, sumado a casos de corrupción gubernamental sepultaron la opción de consolidar el proyecto progresista de los Kirchner. El manejo de la crisis económica no fue la mejor según estimada por los electores y sumado a la campaña mediática en contra, los opositores llegaron al poder con la figura de Mauricio Macri. Más allá de los errores en la administración gubernamental, la llegada de los antiperonistas a la presidencia reflejaba el enorme poder de manipulación por parte de los medios de comunicación pues en ejercicios comparativos, la crisis generada no se comparaba con el desastre heredado de Carlos Menem a Néstor Kirchner.

 

Cuatro años obscuros de Macri y el retorno de los populistas.

La apuesta macrista no tardaría en reflejar medidas antipopulares como la libre adquisición de moneda extranjera lo que hizo perder fuerza al peso argentino y más tarde, legislando a favor de los Servicios de Comunicación Audiovisual, dándole mayor fuerza a los medios corporativos de información. Peor aún, para marzo del 2016, el gobierno macrista aplicó el tarifazo, que implicaba aumento en el pago de las tarifas de agua, luz, gas y transporte público y el pago de los mismos servicios en dólares. ¡Ni en los peores escenarios se habrían imaginado eso los kirchneristas! Cuando la tragedia social aún no se digería totalmente, Macri promovió una Reforma al Sistema de Jubilaciones que el Congreso Nacional Argentino aprobaría en el 2017. Al año siguiente las pensiones perdieron el 20 % de su poder adquisitivo y el precio a los productos de primera necesidad aumentaron al 50 %, ¡increíble!

Como si de una historia de terror se tratara y aprovechando su bajo nivel de popularidad, el gobierno macrista decidió pagar a los fondos buitre quienes estaban en litigios con el gobierno argentino. La cuestión es que el gobierno de Macri decidió pagar a sobreprecio las demandas iniciales, lo que hacía evidente un caso de corrupción y desvío de fondos. A todo esto, cabe aclarar que los fondos buitre son un capital libre que se invierte en deuda pública cuando ésta se considera casi en bancarrota y así aprovechan sus nexos con la clase política gobernante y así saquear las arcas del gobierno. Algo similar pasó en México con el llamado FOBAPROA y en España con las constructoras de vivienda.

Fue cuestión de meses para que la fuga de capitales se produjera masivamente en la Argentina. Se devaluó el peso en el primer semestre del año en un 135 % y Macri recurrió al FMI para solicitar deuda por 55 000 millones de dólares, el mayor préstamo en su historia. Al año siguiente y previo a las elecciones, se dio nuevamente una fuga de capitales, devaluando 50 % más la moneda argentina. Y así concluía el mandato antiperonista. La historia nos cuenta como Macri despedazó a un país en sólo cuatro años. El regreso del Kirchnerismo fue inminente. Alberto Fernández ganó las elecciones al impopular Macri.

Legalizar el aborto en toda la argentina y caminar de mano con los colectivos feministas parecía que Fernández transitaría cómodamente con los movimientos sociales locales pero no ha sido así precisamente por los cambios inesperados. Asimismo, recibió en la frontera a Evo Morales después de la negativa de Macri en brindarle ayuda en contubernio con el golpe de Estado que le habían asignado los militares. No obstante, Fernández heredó el conflicto de Cristina con los medios tradicionales de comunicación, quiénes se han convertido en los principales portavoces de la oposición. El margen de maniobra del actual presidente argentino es poco, pues ante una crisis económica de la magnitud padecida en el macrismo no se disminuye de la noche a la mañana. Se han recobrado algunos derechos laborales pero la salida no ha sido sencilla, pues para el 2020 se halló frente a la pandemia de Covid 19. Y al mismo tiempo, El Clarín intenta resucitar al macrismo. Será el pueblo argentino y su memoria, quienes tengan la última palabra en las elecciones presidenciales de este año.

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