El PAN, garantía de antidemocracia

¿Puede un partido empresarial y eminentemente elitista promover la democracia?

Nacional27 de noviembre de 2022 Patricia Barba Ávila

PAN WEB

El haber iniciado este análisis con lo expresado por el panista Damián Zepeda, respecto de los malos resultados de la alianza entre el PAN y el PRI, tiene como propósito principal exhibir la esencia simuladora e hipócrita del  panismo, ya que dicho empiernamiento no es reciente, sino que como ya es sabido, la colusión entre el PRI y el PAN ha estado vigente desde 1988 tras el acuerdo entre Carlos Salinas de Gortari y Luis H. Álvarez, en el marco del mega-fraude perpetrado con el apoyo de USA Corporation para colocar en la silla presidencial al junior que había sido cooptado por la plutocracia trasnacional para adoctrinarlo en la Escuela de Administración y Gobierno de la Universidad de Harvard siguiendo la recomendación del ex Secretario de Estado Robert Lansing que expresó: “México es un país fácil de dominar...basta controlar a un solo hombre...abramos las puertas de nuestras universidades a jóvenes mexicanos ambiciosos...ellos harán todo lo que les digamos… y mejor que cualquiera de nosotros”.  Y lo ocurrido a partir de ese año aciago demuestra que, efectivamente, Salinas cumplió a cabalidad con las ambiciones del Consenso de Washington, sustento ideológico de USA Corporation.

El plan del think tank de la plutocracia internacional con punta de lanza en USA Corporation para implementar el neoliberalismo en nuestro país sin protestas sociales, era transformar el creciente repudio social hacia el partido único, el Revolucionario Institucional en una nueva realidad, un cambio gatopardiano que satisficiera al pueblo mexicano que pedía democracia a gritos, por lo que decidieron concretar la alianza que dio lugar al PRIAN, pese a que la historia de ambos institutos era diametralmente opuesta en ideología y hasta la década de los 70’s, en proyecto de nación. Aquí es fundamental recordar que mientras el PRI había surgido de un proceso revolucionario, el Partido Acción Nacional había sido fundado en 1939 por la élite empresarial justamente para oponerse a las políticas nacionalistas y en beneficio de las grandes mayorías ejercidas por el General Lázaro Cárdenas del Río que entre los muchos logros de su gobierno creó en 1937 la Comisión Federal de Electricidad y en 1938 Petróleos Mexicanos como ejes del progreso y soberanía nacionales.

Esta unión contra natura entre dos partidos diametralmente opuestos en ideología e historia se mantuvo oculta para la gran mayoría de mexicanos que durante mucho tiempo estuvo convencida de que el triunfo de Vicente Fox en el año 2000 había sido resultado de la voluntad popular, lo que demuestra el enorme nivel de despolitización prevaleciente en esos años gracias a la muy eficaz labor de Televisa y, posteriormente, de TV Azteca. Hay que recordar que el “Tigre” Azcárraga se atrevió a declarar en febrero de 1993 que “México es un país de una clase modesta muy jodida… que no va a salir de jodida. Para la televisión es una obligación llevar diversión a esa gente y sacarla de su triste realidad y de su futuro difícil. La clase media, la media baja, la media alta...”.

Esta estrategia es muy similar, por cierto, a la empleada por USA Corporation para mantener al margen de las decisiones políticas a su sociedad convenciéndola de que el manejo del destino de la nación es sólo para las élites y que sólo los “super hombres” (Superman, Batman, y demás personajes ficticios) pueden lograr grandes cosas, eliminando la posibilidad de la organización popular como motor del cambio político en la mente del grueso de la ciudadanía. Pan y circo ha sido desde la época de los grandes imperios, la fórmula mágica para controlar a grandes conglomerados humanos. Y así como en la antigüedad los horrendos espectáculos con gladiadores y esclavos eran los espacios de desfogue de resentimiento popular para no dirigirlo a la élite gobernante, en la actualidad son los deportes como el futbol soccer, principalmente, los que cumplen esta función.

Largas décadas de constante adoctrinamiento y manipulación dieron como resultado la marginación política de amplios sectores sociales que lejos de interesarse por lo que los politicastros hacían, preferían distraerse y escapar de su “triste realidad” viendo bodrios como Los ricos también lloran o María la del barrio. Y debido a este terrible nivel de despolitización, millones de engañados mexicanos pensaron que el mediocre Vicente Fox Quesada, el bufón que eligió la plutocracia transnacional para dar atole con el dedo a una sociedad hastiada de las corruptelas del PRI, era la opción real de cambio cuando en realidad, se había cocinado un plan que básicamente consistía en hacer creer que el PAN iba a comportarse distinto del tecnócrata PRI. Más aun, toda esta estrategia manipuladora incluyó, necesariamente, la creación de la CNDH para poder vender el TLC al pueblo con la engañifa de que el gobierno de Salinas iba a garantizar los derechos humanos; también requirió la fundación del Instituto Federal Electoral (IFE) que sería el ente que se aseguraría, mediante fraudes “legales”, que llegaran al poder político los que aplicarían religiosamente el neoliberalismo en el país, en consenso con el Consenso (de Washington).

Por todo lo anterior, los rasgados de vestiduras del senador panista Demián Zepeda respecto de la alianza con el PRI exhiben su talante mentiroso e inmoral pues sólo habría que preguntarle dónde estaba su indignación cuando legisladores del PRIAN se coludieron para votar en el Congreso por la aprobación de reformas absolutamente contrarias al interés popular. O cuando legisladores del PAN recibieron de manos del priísta Emilio Lozoya millonarias cantidades para la aprobación de la Reforma Energética que casi destruyó a la CFE y a Pemex...o cuando el criminal Borolas desató el baño de sangre llamado “guerra contra el narco” en complicidad con el “demócrata” Barack Obama que incluyó la espantosa estrategia “Rápido y furioso” mediante la cual se armó a los cárteles dejando un saldo de miles de asesinatos de gente inocente.  Es este el “cambio de rumbo” que ofrece el Sr. Zepeda al pueblo mexicano?

También nos gustaría preguntarle a Damián Zepeda:  ¿qué más ofrecería este partido por sí mismo, ya sin estar aliado con el PRI, cuando su génesis es eminentemente elitista y claramente alejada del interés popular, sobre todo de los sectores más pobres? Si desde 1939 combatían con furia las políticas sociales del General Cárdenas, pues ese fue el motivo de su nacimiento como partido de oposición, ¿qué se puede esperar hoy? ¿Acaso que milagrosamente cambien su ideología conservadora y esencialmente clasista y racista y actúen a favor del bienestar del pueblo? En verdad que tendríamos que ser muy ingenuos y desconocer la historia del panismo para creer en las buenas intenciones de una cúpula que ya no sabe qué hacer para regresar al paraíso de impunidad y extrema corrupción del que se beneficiaron durante todo el periodo neoliberal.

Tal como lo ha afirmado atinadamente nuestro querido analista César López “Vampiro”, el PRI se “empanizó” con la llegada de Salinas al poder y dejó atrás los postulados revolucionarios que le dieron origen. Es decir, todo este periodo de implementación de una política de saqueo atroz, respondió justamente a la ideología del panismo que fue adoptada con gran entusiasmo por los tecnócratas del priísmo, lo cual deja prístinamente claro que todas las atrocidades, despojos, desapariciones forzadas, asesinatos y colusión con el narco fueron apoyados y perpetrados por los oligarcas del PAN y los traidores de la tecnocracia priísta, cuyos intereses siempre han coincidido al 100% con la plutocracia transnacional, en especial la del vecino país, USA Corporation y por eso han venido actuando en nado sincronizado no sólo contra el gobierno del Presidente López Obrador, sino contra todos los gobiernos progresistas en nuestro continente.

Afortunadamente soplan vientos de cambio real en nuestro México y el resto de América con un entorno en el que el imperio pierde hegemonía y se fortalece el protagonismo popular para seguir impulsando la auténtica democracia con justicia para todos y la consolidación del sueño bolivariano, la Patria Grande para dejar atrás la pesadilla neoliberal. / ESPACIO LIBRE

 

La verdadera doctrina del conservadurismo es la hipocresía. AMLO

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