El despojo laboral producido por el neoliberalismo

La continuidad de la 4T depende de que las condiciones materiales de los más necesitados mejoren más allá de toda duda

Nacional05 de octubre de 2022 Daniel Antonio Lara Palacios

despojo

PARA NADIE ES SORPRENDENTE el dato de que las familias de hace cuatro décadas y anteriores eran más numerosas que las que se forman en la actualidad, era común que los matrimonios tuvieran más de seis hijos, incluso abundaban las familias con diez o más; hoy es más frecuente ver familias más pequeñas, eso es llamativo como conducta social, pero más llamativo es el hecho de saber que hoy en día ambos padres tienen que trabajar para solventar la economía de un hogar pequeño.

El salario mínimo es un tope para evitar la precarización de la mano de obra y es un producto de las luchas sociales y sindicales, el gobierno impone ese monto para proteger al trabajador y éste reciba un mínimo de bienestar a cambio de su trabajo, la constitución garantiza en la letra una serie de comodidades mínimas a las que un trabajador asalariado debería tener acceso como paga por su labor; reza la ley “El salario mínimo deberá ser suficiente para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos.”

Durante el periodo neoliberal se dejó caer el salario mínimo de por sí ya precario por las constantes crisis y devaluaciones, derivando esto en una concentración de la riqueza en muy pocas manos y en el empobrecimiento de las clases obreras.

El presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, varias veces en su conferencia mañanera se ha referido al tema poniendo como ejemplo la cantidad de kilos de tortillas que podía comprar un trabajador que ganaba el salario mínimo en la década de los 80 (50 Kg) previo a la llegada de Salinas de Gortari, y cuántos podía permitirse pagar al final del sexenio de Peña Nieto (5 Kg 800g); el gobierno desde su llegada ha hecho incrementos sustanciales al tope en beneficio de millones de mexicanos, y aunque aún estamos lejos de las cifras de antes del neoliberalismo el Presidente sigue buscando acuerdos para seguir incrementándolo.

Es importante señalar que los incrementos logrados por este gobierno en materia salarial son insuficientes y paliativos, se quedan cortos en comparación con la inflación provocada por la pandemia y la guerra en Ucrania, pero hay algo que no existió durante más de tres décadas de políticas en favor de las élites, voluntad de regresar a los trabajadores el fruto de su trabajo duro por medio de programas sociales.

No obstante la voluntad de mejorar la realidad para los más necesitados, hace falta profundizar la transformación, que verdaderamente se aplique la ley que prohíbe la subcontratación, práctica que despoja a los trabajadores de sus derechos en beneficio de los mega-ricos, es necesario que los salarios alcancen los niveles previos a la pesadilla neoliberal, y que la justicia laboral no quede sólo en la letra, porque una persona que vive dignamente, vive en paz.

Viendo la historia, la vida laboral en México ha sido injusta pero con cada lucha social se han hecho conquistas que han representado avances que permitieron que un jefe de familia promedio, trabajando ocho horas al día cinco días a la semana, pudiera mantener una familia de más de diez integrantes sin apoyos del gobierno; todas esas conquistas se vieron afectadas por las políticas económicas y laborales de los cinco sexenios previos al 2018 que permitieron que las empresas malpagaran a sus trabajadores y les despojaran de sus derechos infravalorando su mano de obra.

Nuestros abuelos podían ofrecer a sus familias mejores condiciones de vida que las que ellos tuvieron de sus padres, la vida era dura pero casi había una garantía de que sus hijos vivirían mejor que ellos; por un momento fue así, pero los neoliberales acabaron con todo lo que se había logrado y la movilidad social se estancó junto con los salarios; ese modelo sigue vivo por más que el Presidente lo mate en su discurso.

Es indudablemente necesario que el gobierno de la Cuarta Transformación acelere el paso en materia laboral, que no permita que las crisis externas acaben con los avances y que hoy siguen teniendo un efecto positivo en la vida de los mexicanos, pero que son tan endebles que fácilmente puede haber retrocesos y la continuidad del nuevo régimen es tan frágil como lo sea la justicia social alcanzada; la continuidad depende, pues, de que las condiciones materiales de los más necesitados mejoren más allá de toda duda. / ESPACIO LIBRE

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