La tragedia neoliberal sigue viva; se requiere la estocada final en 2024

Es necesario que los mexicanos apelemos a la memoria histórica, porque quien olvida sus tragedias está condenado a repetirlas

Nacional 24 de abril de 2023 DANIEL ANTONIO LARA PALACIOS

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Los imperios a lo largo de la historia de la humanidad han basado su hegemonía en la superioridad económica, militar y tecnológica. Como resultado de los avances en otro lado del globo, una potencia puede decaer hasta el grado de perder su influencia en los territorios que domina, ya sea cultural o militarmente.

En nuestro país esto se vivió con la Guerra de Independencia, a nivel tecnológico el movimiento independentista estaba a la par con las huestes españolas; la emancipación del pueblo mexicano de la autoridad de la corona española vino de los números, más mexicanos estaban de acuerdo con abolir la Colonia.

El desarrollo es entonces la clave para romper con el imperialismo, entre más igualitarias son las sociedades, menores son los conflictos, es por eso que hay territorios que difícilmente viven actos de violencia, como es el caso de los Estados Unidos y la Europa de la posguerra durante la segunda mitad del siglo veinte; hegemonías que crearon un orden de opresión y control en el resto del mundo con intervenciones políticas y militares a lo largo y ancho del globo, imponiendo gobiernos entreguistas y serviles a sus intereses.

La Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS) intentó ir por otro lado, más allá del dominio económico, su fuerte fueron las ideas. No es casualidad que, pese a la propaganda occidental, la potencia socialista haya dominado la carrera espacial con logros que a la fecha occidente no ha podido igualar.

Al final la URSS cayó presa de los bloqueos occidentales y sus contradicciones ideológicas internas, la hegemonía de los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) terminó imponiendo su modelo en casi todo el mundo: el neoliberalismo, que acabó por adoptarse en una gran parte del mundo vía la imposición de gobiernos títeres, favoreciendo los intereses del capital en detrimento del desarrollo de las naciones pobres o en vías de desarrollo.

México no estuvo exento del dominio ideológico, cómo lo confirman documentos desclasificados de las agencias norteamericanas, por lo menos cuatro presidentes mexicanos trabajaron para la CIA: Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez y recientemente revelado José López Portillo, demostrando que los ideales de la revolución fueron traicionados por el priismo de toda la segunda mitad del siglo pasado.

La soberanía nacional fue vendida al mejor postor por décadas, por eso no es sorpresa que con pretexto de la terrible crisis de drogas en los Estados Unidos, se haya permitido la intromisión de la agencia antinarcóticos gringa (DEA) provocando en México graves violaciones a los derechos humanos sobre todo durante el entreguista narcogobierno de Felipe Calderón, cuya mano derecha y secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, está preso en una prision federal norteamericana por narcotraficante.

Monigotes del PRIAN se eligieron como presidentes de la nación para beneficio de empresas trasnacionales, renunciando así a la soberanía que costó sangre y luchas del pueblo mexicano; estos apátridas se cagaron en la confianza que les dio el pueblo de México.

En los casos de Carlos Salinas de Gortari y Felipe Calderón ni siquiera se contó con el apoyo de una mayoría democrática, fraudes electorales que los norteamericanos no condenaron por convenir a sus intereses y los de los grandes capitales.

Tras la llegada de Andrés Manuel López Obrador, las políticas estreguistas llegaron a su fin, un gobierno soberanista se alzó el con un aplastante triunfo democrático el 1ro de julio de 2018, más de 30 millones de mexicanos acompañaron la lucha por recuperar la independencia cedida las últimas décadas, lo que los neoliberales entregaron gradualmente se está poniendo al servicio de los mexicanos: la electricidad, el petróleo, los ferrocarriles, los caminos, la minería, se vuelven poco a poco, a poner al servicio del pueblo, se está parando el saqueo.

La Cuarta Transformación se encuentra en riesgo de terminar antes de apuntalar los logros, por eso es necesario que los mexicanos apelemos a la memoria histórica, porque quien olvida sus tragedias está condenado a repetirlas. La tragedia neoliberal sigue viva y la estocada final vendrá de la reivindicación de los más necesitados, los olvidados por el prianismo.

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