México tendrá Presidenta y con mayorías legislativas

La histórica victoria de Claudia Sheinbaum Pardo trae un saldo de damnificados, los adversos al obradorismo que es un proyecto político que se plantea como una nueva hegemonía, pero no una como la del siglo pasado con el Partido Revolucionario Institucional, que basaba su poder e influencia en el autoritarismo, los privilegios, la represión y el control de la narrativa en los grandes medios corporativos de comunicación.
La nueva hegemonía que comenzó en 2018 y que se planta, por lo menos por doce años en el poder ejecutivo federal, a diferencia del PRIAN, basa su preponderancia en la democracia, la paz, la solución de los problemas fundamentales de la sociedad mexicana y un enfoque progresista de la vida pública, en el que se pone en el centro a los más necesitados.
Hay aún un sector de la población que se niega a aceptar la victoria de Morena y aliados, no se explican cómo puede el proyecto de la Cuarta Transformación tener tanto apoyo y vuelven al insulto clasista del “chairo muerto de hambre” que no les trajo votos para su candidata.
Creen que el pueblo mexicano está compuesto por huevones y atenidos que quieren que el gobierno les resuelva la vida, cuando la realidad es que México es un pueblo trabajador, que ha sido explotado por décadas con salarios de hambre y precarización en todos los derechos y prestaciones, ese pueblo es el que encontró en la 4T un poco y apenas un poco de justicia, que se espera que aumente durante el nuevo gobierno.
La paliza electoral habla de por lo menos tres atributos importantes del gobierno y el proyecto de nación de Andrés Manuel López Obrador, la gente más necesitada vio cambios positivos en sus condiciones de vida, se percibe un combate a la corrupción y los privilegios, y por último una cercanía real del gobierno con sus gobernados, la reiteración del “amor con amor se paga” tantas veces arengado por AMLO en las plazas públicas de todo el país.
Para esos que ofenden a quienes reciben apoyos sociales o a quienes sin recibirlos decidieron apoyar la continuidad de Morena en el poder, el mensaje es claro, se equivocaron de estrategia, debieron ponerse serios en proponer un proyecto alternativo de nación que no fuera volver a lo que había antes de 2018, para esto tuvieron seis largos años, pero prefirieron insultar a sus posibles votantes, tratarlos de pendejos ignorantes, calumniar a un gobierno legítimo y altamente popular.
¿Por qué ganó Claudia? Porque representa la continuidad de un proyecto de nación que reivindica las luchas populares de los últimos cuarenta años, el feminismo, la educación pública, el combate a la corrupción, la justicia para todos y no solo para el que la puede pagar, obras de infraestructura de gran alcance socioeconómico, la justicia salarial y un largo etcétera; todos estos rubros vieron avances significativos y tuvieron un impacto positivo en la vida de los mexicanos a lo largo del sexenio y el pueblo abarrotó las urnas y le dio un respaldo nunca antes visto en la historia.
Va siendo tiempo de que la oposición haga un ejercicio de autocrítica, al que se negó durante todo el sexenio, que dejen la actitud confrontativa, clasista, racista, de insulto, miseria y de rechazo a la transformación, porque México habló y fuerte, ya no se trata del rechazo al PRIAN sino el respaldo a un régimen que cumplió con lo prometido.
El compromiso es mayúsculo, pero las mayorías legislativas facilitarán la tarea de la doctora Sheinbaum y refrendan el respaldo al proyecto.
35 millones de votos después, México escribe su historia ante los ojos del mundo, la democracia se fortalece, al tiempo que se impone la soberanía de la nación sobre el entreguismo neoliberal y no solo eso, lo borra del mapa electoral; a pesar de todos los ataques, la Cuarta Transformación es el proyecto político más exitoso desde que existen elecciones libres en nuestro país y no solo electoralmente sino en resultados, el pueblo votó en consecuencia.