Oposición miente en sobrerrepresentación en Cámara de Diputados: AMLO
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Encarna una guerra sucia donde mentir y manchar es su único argumento
Nacional19 de marzo de 2024 MARTÍN M. GONZÁLEZDesde hace años, el rumor y la difamación, son las armas para destruir reputaciones y vidas, sin presentar prueba alguna, y lo peor, sin poner nombre y señas de quien difama.
La denuncia falsa y cobarde, es usada como venganza y resarcidora de odios, desde la oscuridad del anonimato. Ya no importa la verdad, denunciar sin pruebas es la moneda común. Difama, aunque no tengas pruebas, difama que algo manchará.
Hoy como nunca, la infamia, la calumnia, son el argumento de quienes se dicen ofendidos. De quienes utilizan la mentira y el rumor, la falsa denuncia para posicionarse. Para cobrar venganzas y desahogar sus traumas y complejos.
La difamación se produce cuando una persona publica o de forma anónima o escudándose en la multitud, hace una declaración falsa con el fin de dañar la reputación de otra persona. La difamación escrita se denomina calumnia. La difamación verbal se llama injuria.
La difamación está constituida por palabras habladas o publicaciones escritas falsas y no confidenciales, que exponen a cualquier persona viviente al odio, desprecio, ridículo, o que dan lugar a que se les rehúya o evite, o que tienen tendencia a dañarla en su comercio u ocupación.
Hoy no importa la verdad. La verdad es sustituida por el odio, el rencor, por la ardidez y la frustración. Por la mentira y la injuria.
Se ha prostituido de tal forma la verdad, que cualquier injuria anónima, que cualquier denuncia difamatoria, no se presenta con pruebas reales y sólidas ante el juicio de la sociedad y del poder judicial. Es fácil manchar la reputación con palabras, pero sin presentar pruebas.
La reputación es el bien más valioso de una persona. Y puede ser dañada por un arranque de odio y despecho. Por problemas mentales y psicológicos de quien difama. Por dolo y maldad. Por defender intereses económicos y de privilegios.
Aquí no se trata de ideologías de géneros ni posturas políticas. Se trata de la verdad que no esconde nada, que presenta pruebas contundentes. De denuncias con firma y veracidad. Es un juicio de la verdad y la mentira. La canallada sin demostrar, y la realidad.
En estos tres meses de campaña. Por un lado, la verdad, la de Claudia, la que vemos los mexicanos, conscientes e inteligentes. Por otro lado, la mentira y difamación de los medios corporativos encabezados por Xóchitl. De eso se trata esta elección para elegir a la primera presidenta mujer de México.
La campaña de Claudia es la verdad y los hechos contundentes. La de Xóchitl es la ocurrencia y la mentira. Xóchitl es un insulto a la inteligencia y a la verdad.
Ya lo declaró en televisión abierta, ya sin pudores ni éticas, el ex canciller durante el gobierno de Vicente Fox, Jorge Castañeda Gutman, quien instó a incrementar la guerra sucia de mentiras y difamaciones contra Claudia, antes de que sea demasiado tarde y denunció que el PRI no quiere participar. Que ya no importa López Obrador, el blanco principal debe ser Claudia Sheinbaum Pardo
Desesperación e ignominia, son las palabras de la oposición. Preparan un golpe blando, un golpe jurídico, para desconocer el arrollador triunfo de la candidata de Morena. Un triunfo electoral que será avalado por más de 30 millones que votaremos por Claudia para presidenta.
Desesperados recurren a los extranjeros, a los gringos, a la realeza española, que nos sigue considerando como su colonia, para ellos, para Xóchitl sus y cárteles del narco, encabezados por Felipe Calderón, no somos un país soberano desde hace más de doscientos años, quieren segur considerándonos su Nueva España, con tal de mantener sus privilegios y de nuevo recuperar el poder para saquearnos. La iglesia católica mexicana, siempre al lado del poderoso, desde del Virreinato, avala la corrupción y las clases poderosas.
En estas elecciones la iglesia ha tomado partido. Se entromete en la vida política del país, pese a ser prohibido por la constitución al ser un país laico.
Organizar congresos para denunciar que Andrés Manuel López Obrador es Satanás. Ordenar que voten por la oposición. Les urge volver a ser parte de la oligárquica en México. Ellos crucifican a su cristo todos los días, con su hipócrita palabra y pervierten el evangelio cristiano. Sus príncipes, cardenales y obispos, viven en la lujuria y la opulencia. Protegen a sus curas pedófilos.
Se trata de una guerra sucia, donde mentir y manchar es su único argumento, al carecer de credibilidad. Calumnia que alguna mierda quedara. Miente a descaro que alguien creerá esa mentira. Se esconden en las redes y en el anonimato, es por desgracia, la herencia de este tiempo que vivimos.
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