El engaño de la meritocracia

Este 2024 es la oportunidad de profundizar combate a la corrupción y la injusticia

Nacional23 de enero de 2024 DANIEL ANTONIO LARA PALACIOS

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En una buena parte del imaginario colectivo es popular la idea de que las personas que obtienen riqueza por encima del promedio son personas preparadas, inteligentes, audaces, trabajadoras y talentosas. ¿Pero qué pasa en la realidad? Cierto es que en una medida menor el éxito está ligado al mérito, pero en México y el mundo hay otros factores que determinan mayormente el éxito empresarial que obtienen ciertos magnates, sobre todo los que encabezan las listas de los más ricos.

El que nace rico con alta probabilidad morirá rico, mientras quien nace pobre probablemente muera pobre, eso dicen las estadísticas, pero, ¿por qué pasa esto? El sistema económico en el que vivimos genera desigualdad a través de la acumulación de la plusvalía generada por la clase trabajadora, por lo general pobre, mientras que los dueños e inversionistas de las empresas se quedan con la mayor parte de las ganancias, perpetuando así un sistema desigual.

De tal forma que los sistemas democráticos idealmente deberían funcionar para lograr disminución de esta acumulación de capital, es de locos pensar que un gobierno que beneficia a los que ya son ricos y olvida a los que son pobres, tenga posibilidades de sostenerse en el poder, pero esto fue precisamente lo que pasó en nuestro país durante el periodo neoliberal, las fortunas privadas crecieron, mientras la pobreza y la injusticia se normalizaba en la mayoría de la población mexicana.

No se trata de un problema de recursos, sino de distribución de los mismos, en primera instancia, el salario debería alcanzar para que un jefe o jefa de familia ofrezca una vida digna a los suyos, hay que recordar que durante los gobiernos neoliberales el salario mínimo perdió poder de compra porque nunca se aumentó siquiera a la par de la escalada de precios.

Cada crisis económica, local o mundial, era una oportunidad para transferir dinero público a los privados, empresas del Estado mexicano que fueron productivas durante décadas se entregaron a empresarios a precios irrisorios, negocios en los que el mérito más grande era ser amigo de los gobernantes en curso.

El modelo se sostuvo con base en la explotación de millones de mexicanos que fueron precarizados deliberadamente para beneficio de una minoría y la narrativa que proliferó durante ese periodo es que el esfuerzo de los desprotegidos no era suficiente, aunque su jornada laboral excediera lo establecido por la ley, la clase trabajadora tiene el mérito de la creación de la riqueza, misma que le fue arrebatada por políticos corruptos y traficantes de influencias.

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha reivindicado a los más pobres, ofreciendo apoyos que mitigan el hambre y aminoran la desigualdad. Este 2024 es la oportunidad de profundizar las acciones de combate a la corrupción y la injusticia, y aunque los cambios aún son insuficientes con la continuidad que representa Claudia Sheinbaum Pardo, se avanzará en la recuperación de un Estado de bienestar para los más pobres.

Nunca más el Estado mexicano debe servir a intereses privados, para eso se le dio el poder a la izquierda en 2018 y las conquistas del obradorismo se consolidarán en el próximo sexenio.

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