La batalla en 2024: por la soberanía nacional

El sistema actual de políticas económicas a nivel mundial, al que México se apega en lo general, está plagado de contradicciones y fallas que propagan y normalizan la desigualdad, la pobreza, pero sobre todo la construcción de poderes ajenos a los sistemas democráticos que dictan cómo se concentra el capital en unas cuantas familias que a su vez gozan de privilegios y lujos que no se pueden concebir en un mundo donde hay seres humanos que carecen de las condiciones más indispensables para una vida digna.

Se ha creado en el planeta una forma de dominación basada en la industrialización que encontró su pináculo en la era digital, que aceleró de forma inaudita la acumulación de capitales y el despojo a los más necesitados; ya no somos dueños de nada, todo gira en torno a la renta, la suscripción, la subcontratación, la precarización salarial, la automatización, la acumulación y uso de los datos de todo tipo para el consumo y la opresión.

Las desigualdades se entendían en la antigüedad cuando había escasez de recursos, no se puede comprender que hoy exista gente que pasa hambre cuando se produce suficiente comida para todos, la desigualdad es un problema de voluntades, no de recursos, acaparar no es un buen sistema ya no se debe privilegiar el libertinaje económico que promueve el neoliberalismo en contra de los intereses de las mayorías.

Con la instauración del sistema capitalista y su profundización a través del modelo neoliberal se crea la tormenta perfecta para la destrucción, no solo del Estado de Bienestar, sino de la naturaleza; se le impone al ciudadano promedio que renuncie a sus derechos, mientras unos cuantos se benefician de la explotación de los recursos naturales y la fuerza laboral, las corporaciones contaminan, devastan el medio ambiente y desplazan a comunidades enteras en nombre de lucro, y luego culpan a la sociedad de los desastres  por los hábitos de consumo que ellos mismos promueven.

La gran industria crea productos que no están diseñados para durar, con la intención de que la gente remplace sus cosas en el menor tiempo posible, como si la naturaleza fuera una fuente inagotable de recursos, lejos estamos hoy de aquellos tiempos en que los artículos duraban toda la vida, hasta un abrelatas se avería con facilidad, ni hablar de un refrigerador, o una televisión, todo se estropea con facilidad.

Nadie pone un freno porque las corporaciones nacionales y extranjeras mandan sobre los gobiernos, y cuando llega un gobernante que no se doblega ante sus intereses, utilizan los medios de comunicación para destruirlo, si eso no funciona utilizan al poder judicial y si no pueden siempre pueden dar un golpe de Estado en nombre de la "democracia" y la "libertad"; conceptos que solo aplican si les benefician a las élites, se ha visto en todas la intervenciones militares estadounidenses después de la Segunda Guerra Mundial, que la democracia y la libertad son solo para los grandes magnates y sus intereses, pero no aplican para los pueblos.

Las cosas no pintan bien, pero sí hay esperanza, tenemos el ejemplo de Bolivia que tras un violento golpe militar contra Evo Morales, logró conservar su independencia, con un pueblo unido, organizando y valiente que trajo de vuelta a su movimiento progresista y al gobierno que sacó a muchos bolivianos de la miseria y logró los más grandes avances económicos de Latinoamérica de las dos últimas décadas.

En nuestro país, la construcción de un pueblo informado y consciente es prioridad para lograr la consolidación de la transformación, la pelea contra la desinformación y las noticias falsas se debe dar desde todos los flancos posibles para desenmascarar a los impostores que buscan que el régimen neoliberal vuelva al poder, la conferencia mañanera es un gran ejercicio de comunicación, pero no basta, los medios independientes del poder económico son el instrumento necesario para la batalla por México que se avecina en 2024.

La información es poder, y el poder debe continuar en manos del pueblo mexicano.