La Reforma Judicial ¡VA!

Para pocos es desconocida la tendencia del máximo tribunal de la nación de defender intereses de las minorías privilegiadas en este país, no sorprende entonces la negativa de los jueces, magistrados y ministros a respetar las mayorías conseguidas el pasado 2 de junio, le faltan al respeto al pueblo de México que votó por la transformación para, de una vez por todas, conseguir un Poder Judicial que se someta a los designios de un pueblo sediento de justicia.

Insultan a quienes con su voto apoyaron la reforma judicial y los cambios que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha venido anunciando y a los que el PRIAN dijo “no” en la pasada legislatura, tales como la reforma eléctrica, la electoral y demás cambios necesarios; la Suprema Corte de Justicia de la Nación se excedió al entrometerse en las funciones del Poder Legislativo, pretendiendo impedir la transformación, convirtiéndose así, en una poderosa herramienta de la oposición.

Quienes hablan de contrapesos y su necesaria existencia para la vida democrática, muchas veces omiten que la Corte y una buena parte de los jueces, han estado jugando del lado de criminales, poderosos empresarios, funcionarios corruptos, se puede hacer una larga lista de casos en los que la impunidad y la injusticia han sido la constante en casos de altos perfiles, como es el caso de la liberación del director de PEMEX durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, Emilio Lozoya Austin, probadamente corrupto, o la liberación de las cuentas de la esposa de Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública durante el sexenio de Felipe Calderón, el mismo día que fue declarado culpable de narcotráfico en la Unión Americana, o la constante condonación de impuestos al alto empresariado mexicano y la lista es tan amplia que ha generado un hartazgo de la sociedad.

Para esto se votó, para esto se le dio el apoyo al proyecto de la Cuarta Transformación, para esto se concretó el “Plan C” al que AMLO convocó para conseguir las mayorías legislativas que permiten los cambios profundos que se plantean actualmente en el Congreso de la Unión, de tal forma que los jueces, ministros y magistrados deben agachar la cabeza ante el pueblo de México y obedecer el mandato de las urnas, que no se olvide que ellos son servidores públicos y su deber es hacer justicia para el pueblo, no para unos cuantos.

Busca el Poder Judicial interrumpir los cauces democráticos, hablando de dictadura, cuando los que tienen actitudes despóticas y antidemocráticas son justamente ellos, entrando en un paro que no solo los pone en mal con la sociedad, que ya de por sí los rechaza, sino que los pinta de cuerpo entero como defensores de privilegios que toman partido como oposición política. Son, a falta de la legitimidad del PRIAN, el último reducto del conservadurismo en el poder en México, que se rehúsa a la necesaria autocrítica y que pretende por la fuerza instaurar de vuelta el anacrónico modelo neoliberal que tanto daño le hizo a nuestro país y al mundo.

Que no haya sorpresas, la legitimidad del poder de la 4T es producto de una amplia base popular, del apoyo a un gobierno que ofreció cambios reales, que aún son insuficientes, pero que el pueblo siente y agradece en su vida diaria, la amplia victoria electoral que permitió la llegada de la primera mujer presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo, y que construyó mayorías legislativas, es prueba de ello.

Es precisamente por ese apoyo expresado electoralmente que se cuenta con legitimidad para realizar las reformas planteadas por AMLO, y a las voces que hablan de dictadura, se debe recordar que las dictaduras no tienen base social, y su poder no se define por la voluntad popular sino por la imposición autoritaria característica del régimen anterior.

El pueblo repudia al actual Poder Judicial precisamente porque se sabe que funciona solo para quien puede pagarlo, de ahí el apoyo al “Plan C”; que no se equivoquen los conservadores al interior del Poder Judicial, el pueblo sostiene las reformas de AMLO, el pueblo quiere justicia de verdad, el pueblo pidió cambios, los servidores públicos, son eso, PÚBLICOS, y deben dejar de servir a intereses privados que sostienen un sistema caduco que la gente rechazó en las urnas con amplia mayoría.

La Reforma Judicial va.