La de AMLO, exitosa política económica

El hombre es lo que es su circunstancia

Nacional28 de agosto de 2024 Segio O. Delgado Soto

Politica28AgoWeb

Primero pasará un camello por el ojo de una aguja que un rico se salve.

Voy a recordar, para lo que voy a comentar a continuación, al filósofo español José Ortega y Gasset (1873-1955) por algo que dijo y que desde entonces se me quedó en la memoria: el hombre es lo que es su circunstancia. Luego, permítaseme aplicar este apotegma (sentencia breve) para saber quién fue realmente Jesucristo, en la inteligencia de que de antemano descarto que haya sido el hijo de Dios, porque eso que llamamos Dios, como bien lo dijo Aristóteles, es un misterio humanamente inasible. Y es que los griegos, en cuanto a la comprensión de la naturaleza humana, fueron mucho más sabios, por no decir atinados, que los judíos, y Jesucristo -no hay que perder de vista- era judío.

         Como lo registra la historia, Jesucristo nació en Judea, una provincia del Medio Oriente adscrita a la región de Palestina en tiempos en que ésta había pasado a ser una colonia más del Imperio Romano con Julio César como el gran conquistador y suprema autoridad. Como los trabajadores eran en Judea igualmente explotados por los judíos ricos como por los romanos invasores, Jesús, que era, como su padre, de oficio carpintero,  por solidaridad de clase con sus coterráneos se rebeló contra sus explotadores, y ésta y no otra fue la razón por la que fue crucificado. Digamos que los judíos en el poder lo condenaron y los militares romanos lo ejecutaron. 

         No se necesita más que sentido común para derivar de lo anterior que Jesús no comulgaba con la explotación del hombre por el hombre, que no aceptaba que unos cuantos vivieran, y muy bien, del trabajo de los demás, lo cual nos hace concluir que el nazareno, nacido en Belem, un pueblito de Judea, era de convicción comunista, que tenía muy claro que cuando los humanos, en lugar de competir, lo que nos divide y confronta, compartimos, nos unimos y hermanamos. Por eso, cuando la iglesia católica, renegando de sus Sagradas Escrituras, instala su sede en Roma convirtiéndose en iglesia de Estado*, los cristianos se dividen entre los fieles al pensamiento y al estilo de vida de su líder espiritual y los que optan por vivir sin trabajar o a costillas del trabajo de otros**, que es el caso de los ministros de culto, obligados a mantenerse célibes (solteros), nada de lo cual está en la Biblia***. Y fue tanta su devoción por sacarle dinero a los fieles, que llegaron al extremo (¡agárrense!) de ofrecer el acceso al cielo después de la muerte mediante la venta de indulgencias, lo que junto con otras desviaciones morales y espirituales hicieron surgir en Europa, en el siglo XV DC, la rebelión protestante, primero en Alemania, liderada por Martin Lutero, luego por dos seguidores de éste,  Calvino y Zwinglio, en Francia y Suiza respectivamente. 

         Traigo esto a colación, por lo que la derecha conservadora nacional y transnacional, vía sus conductores en los medios y las plumas a sueldo, empezó a difundir desde que López Obrador empezó a luchar por hacerse de la Presidencia de la República: que con su mandato iba a iniciarse el tránsito de nuestro país al comunismo, cuando como economista que soy, egresado afortunadamente de la UNAM, puedo decir, con absoluta seguridad, que el mandato de AMLO está inspirado en el pensamiento de un economista inglés -John Maynard Keynes- y plasmado en su libro “Teoría general del empleo, el interés y el dinero”, publicado en 1936 como respuesta a la Gran depresión del capitalismo en 1929, cuyo epicentro fue, y no por casualidad, la bolsa de valores de Nueva York. Keynes, si bien era un teórico procapitalista, estaba convencido de que dicho modo de producción no debía exacerbar la explotación de los trabajadores vía la reducción permanente de los salarios, porque eso provocaría, por ser los obreros las mayorías consumidoras, el angostamiento del mercado nacional y mundial y en consecuencia las crisis de sobreproducción, que son características de este régimen económico. 

         Luego, para equilibrar lo más posible la oferta y demanda de mercancías y servicios, Keynes consideraba obligada la intervención del Estado en la economía mediante el gasto y la obra públicos, como también legislando para que los salarios garantizaran a los trabajadores un nivel de vida decoroso, que fue lo que caracterizó en México al régimen priista durante los mandatos presidenciales de López Mateos y Díaz Ordaz, 12 años de lo que se conoció  como el desarrollo estabilizador y cuyo estratega fue el abogado y economista chihuahuense Antonio Ortiz Mena como Secretario de Hacienda, política de Estado que acabó haciendo suya López Obrador al combinar crecimiento económico con redistribución del ingreso en favor las clases medias y bajas con un resultado que está a flor de piel: se amplió el mercado interno y se reactivó la economía nacional. 

         Pero volviendo a la división del cristianismo de que hablamos renglones arriba, permítanme decirles que en nuestro país hay comunismo y es el de los menonitas* que provenientes de los Países Bajos (europeos) llegaron a México en 1924 para crear colonias en los estados de Chihuahua, Zacatecas y Durango, entonces poco poblados, razón por la cual recibieron la autorización del entonces Presidente de la República, Gral. Álvaro Obregón, para establecerse en esas circunscripciones. Como estos colonizadores son fieles al credo y modo de vida de su líder espiritual, Jesucristo, ahí todos trabajan y esto mismo los hace estar en paz consigo mismos y con sus vecinos.

         A manera de colofón: López Obrador, de origen muy humilde, siempre ha vivido de su trabajo, incluido el de escritor de libros. Si eso es ser comunista, ¡que me apunten  en la lista!

 

 

* Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios

**Ganarás el pan con el sudor de tu frente

***Creced y multiplicaos

****Llamados así por el nombre de su líder: Menno Simonsz

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