4T ¿Quiénes son los que traicionan?: La cúpula o la militancia

Si la 4T es inconcebible en la anti-democracia ¿cómo se entiende que desde la cúpula morenista se ignore y fustigue a militantes y simpatizantes que exigen apego a los principios y respeto por los derechos de todos?

Nacional 11 de julio de 2024 Patricia Barba Ávila
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La política es un equilibrio entre eficacia y principios, pero cuando se debe optar entre ambas no hay que pensarlo, siempre hay que elegir los principios. AMLO

Sabemos que desde que Andrés Manuel López Obrador, fundador del Movimiento de Regeneración Nacional dejó la dirigencia de este partido en 2017 para contender por la presidencia en 2018, la que lo dirigió fue Yeidckol Polevnsky quien, desafortunadamente, no entregó muy buenas cuentas y una de las fallas que se le atribuyen es el claro desinterés que mostró para la creación del Instituto de Formación Política, cuya importancia huelga establecer por razones obvias y que se han hecho evidentes a lo largo de la existencia de este partido-movimiento. Es decir, aparte de otros factores como vicios que se han venido arrastrando desde el PRD y el PRIAN, principalmente, lo que ha afectado visiblemente la vida interna de este instituto político ha sido, sin duda, la carencia de cuadros formados con base en sus principios y proyecto.

 

Lo ocurrido con la renovación de la dirigencia con la rebatinga que se generó entre los aspirantes, después del término de la presidencia temporal de Alfonso Ramírez Cuéllar, exhibió comportamientos y vicios deplorables principalmente por la ambición de presidir un partido cuyo crecimiento ha sido sorprendente gracias al enorme prestigio y altísima popularidad de AMLO. Y es que el cártel criminal que diseñó el esquema político-electoral en México, empleó el factor corruptor por excelencia, el dinero, para promover una alarmante descomposición en la actividad partidista, por lo que la ley asigna a cada instituto político (yo les llamo “franquicias lucrativas”) pingües sumas de recursos que dependen del tamaño del partido. Y esta estrategia ha sido muy eficaz pues los mexicanos hemos atestiguado un inmoral comportamiento de la partidocracia y, tristemente, Morena no ha sido la excepción. Esta ausencia de ética y transparencia se acentuó cuando el Tribunal Electoral se inmiscuye en los procesos internos del partido para favorecer la llegada de Mario Delgado Carrillo a la presidencia del CEN morenista, iniciando un cacicazgo que no sólo ha traicionado estatuto y principios sino que ha causado la escisión de miles de militantes que decidieron constituir la Convención Nacional de Morena indignados por las violaciones a reglas y procedimientos perpetradas por la cúpula dirigida por Delgado. 

 

Se critica, con toda razón, el sucio comportamiento de Alejandro Moreno, el actual presidente del PRI, al modificar arbitrariamente el estatuto para prorrogar su gestión 8 años más y aquí la pregunta es inevitable: ¿cuál es la diferencia entre el comportamiento de “Alito” y el del propio Mario Delgado? Sólo hay que revisar lo ocurrido en el III Congreso Ordinario de Morena cuando se saca de la manga el Tercer Artículo Transitorio para la prolongación de su mandato y el de su flamante Secretaria General hasta 2024. Sólo una pequeña muestra que exhibe la actitud caciquil y carente de ética y respeto por principios y militancia por parte del Sr. Delgado y la cúpula que lo ha aplaudido hasta apenas hace unos días en que Citlali Hernández se atrevió a desmarcarse de su mandamás respecto del abuso cometido contra Luis Morales, comerciante y miembro de Morena que había ganado una curul plurinominal mediante los métodos aceptados por el partido. A don Luis simplemente se le despojó de la curul para entregársela, por decisión arbitraria de Delgado, al impresentable y traidor Sergio Mayer. 

 

Huelga decir la tormenta que se ha desatado por esta clara violación de los derechos políticos de Luis Morales y el descaro con el que Mario Delgado exhibe su actitud de cacique sin que le preocupe en lo absoluto la opinión de una militancia a la que ha ignorado olímpicamente casi desde el inicio de su altamente cuestionable gestión. Lo que agrava mucho más esta ya lamentable situación es la actitud arrogante, absurda y totalmente carente de respeto del flamante director del IFP de Morena, el caricaturista Rafael Barajas “Fisgón” cuando tanto en el III Congreso como respecto del “affaire” Sergio Mayer, defendió a capa y espada las trapacerías de Delgado y ofendió a la militancia con palabras insultantes impropias de alguien que pretende dirigir la formación política de militantes y simpatizantes. Y aquí se impone otra pregunta obligada: ¿qué clase de (de)formación va a impartir el Sr. Barajas: ¿cómo justificar y aplaudir cochupos y corruptelas? ¿qué es lo que no han entendido ni el Fisgón ni Delgado? ¿Acaso pretenden que tras decenas de mañaneras en las que el propio AMLO subraya la importancia de elegir los principios cuando hay que optar entre éstos y la eficacia, tanto la militancia como los simpatizantes simplemente aceptemos prácticas corrompidas que criticamos en el PRIAN, sólo porque los perpetradores se visten con la bandera morenista?

 

Gran perplejidad ha generado la tolerancia mostrada hacia este personaje cuyo historial lo exhibe como el neoliberal que siempre ha sido pese a militar en Morena. En 2011 Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial, catedral del neoliberalismo, identificó a Mario Delgado como uno de los jóvenes líderes mexicanos. Más aun, en 2012 cuando era senador por el PRD, apoyó las reformas de Peña Nieto dentro del “Pacto (para joder) por México”, el acuerdo indecente en el que un descompuesto y derechizado PRD apoyó las modificaciones a la Constitución para terminar de privatizar todo en favor de los intereses trasnacionales. Y como si todo esto no lo exhibiera como el entusiasta neoliberal que es, cuando se discutía dónde construir el nuevo aeropuerto internacional, Delgado apoyó que fuese el Lago Nabor Carrillo en Texcoco, tal como lo pretendían el Grupo Atlacomulco y los corrompidos traficantes de influencia que se frotaban las manos con este proyecto. Adicionalmente, lo revelado por la revista Contralínea respecto del gigantesco fraude de 20 mil mdp cometido en 2009 por Mario Delgado y Marcelo Ebrard como Secretario de Finanzas y Jefe de Gobierno del D.F., respectivamente, exhiben en toda su magnitud la venalidad y carencia de ética y principios de ambos personajes. En este punto, la perplejidad es mayúscula al enterarnos de que Delgado acaba de ser designado por la presidente electa Claudia Sheinbaum, nada más y nada menos que como Secretario de Educación (¡?!?!?) y nos viene a la memoria la imagen de este señor al lado del enemigo acérrimo de AMLO y la 4T, Claudio X. González Jr. y sus loas a la reforma “educativa” de Peña… ¿alguien entiende?

 

Concluyo esta necesaria reflexión con la pregunta contenida en el título que la inicia: Dentro de la 4T ¿quiénes son los verdaderos traidores, la dirigencia o la militancia? ¿Quiénes son los que defienden los principios con los que nació Morena y quiénes los han venido pisoteando desde hace años? Que cada quien responda teniendo en cuenta que no habrá posibilidad de consolidar la naciente Cuarta Transformación sin la acción directa de una militancia y una ciudadanía de mayoría de edad capaces de defender a capa y espada tanto los principios como los derechos de todos y combatir sin cuartel la corrupción; de lo contrario, todo lo logrado hasta ahora terminará en charada y simulación y veremos repetirse la triste trayectoria del PRD aunque mucho peor porque quedará claro que no aprendimos nada de nuestra historia.

  

Nada ha dañado más a México que la corrupción política. AMLO

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