La ruta es Clara: Las mujeres de izquierda al poder

Después de que Claudia Sheinbaum ganara la encuesta interna de Morena para la Coordinación de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación rumbo a la elección presidencial del 2024, la mirada se centró en la Ciudad de México. Y es que desde la elección de 1997 cuando ganó el Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, la CDMX se convirtió en una plataforma donde se puede edificar una carrera política como lo hizo Andrés Manuel López Obrador (2000 - 2005), Marcelo Ebrard (2006 - 2012).  Incluso, hasta Miguel Ángel Mancera (2012-2018) fue presidenciable. 

Si bien AMLO como Jefe de Gobierno apostó por políticas públicas desde abajo, el apoyo popular que tuvo en el 2006 y que logró canalizar a Ebrard fue impresionante. Sin embargo, la operación de estructuras y el armado de las facciones y tribus experredistas sumado a una intensa campaña sucia también juegan en la carrera electoral. En el 2017 la piedra en el zapato fue Ricardo Monreal quien amenazó con irse con todo y estructura a otra plataforma que le garantizara quedarse como candidato a la Jefatura de Gobierno.

Se dialogó con los actores involucrados y el zacatecano optó por una senaduría que a la postre lo llevaría a la coordinación de las y los senadores de Morena. No obstante no se quedaría de brazos cruzados. Con recursos y estructuras gestó un partido que buscara competir en las elecciones intermedias del 2021 pero fracasó, la llamada “Fuerza por México” fue el termómetro que le dio los números reales a Monreal para su margen de maniobra y el cálculo político.

Sus aliados y su candidata por la Delegación Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, apostaron por dinamitar mediáticamente cualquier incidencia en la Ciudad de México. Las notas del Metro y los robos a mano armada se volvieron el pan de cada día en redes sociales. Morena perdió 6 de las 11 alcaldías que habían ganado con la inercia obradorista del 2018. Los morenistas más ingenuos cayeron en la narrativa de que Claudia Sheinbaum no supo administrar el capital político ganado en el 2018 cuando realmente una facción de Morena la traicionó desde la trinchera de Monreal. 

Y es que después del desastre que dejó Miguel Ángel Mancera en la capital mexicana con los escombros de un partido que se decía de izquierda como el PRD, la labor de Claudia Sheinbaum sería visible sólo en el mediano plazo. Ya para el cuarto y quinto año de gobierno, las encuestas de popularidad arrojaron una preferencia sólida de la ex jefa de gobierno con respecto a los gobernadores del resto del país. Y esas preferencias incluso se incrementarían en las encuestas internas de Morena lo que la llevaría a la candidatura presidencial que comentamos al inicio.

A la par del crecimiento mediático pero sobre todo popular de Claudia Sheinbaum, también fue tomando fuerza la alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada. El diseño de sus “Utopías” como centros de rehabilitación y al mismo tiempo como centros culturales más los comedores comunitarios y trabajar en sintonía con la jefatura de gobierno para la instalación del cable-bus son la mejor carta de presentación desde la visión como líder popular. 

Devolverle la dignidad a dos millones de personas no fue de la noche a la mañana, sino un proyecto de largo plazo. Más que marketing político, lo que brinda visibilidad es la reconstrucción del tejido social a partir del trabajo interdisciplinario entre alcaldía, ciudadanos, policía y la Comisión de Derechos Humanos. Esa fórmula la entendió y la aplicó a la perfección Clara Brugada. Y esa construcción y politización ciudadana hacen que ahora Iztapalapa en términos generales le brinde la confianza a una líder popular como ella. 

Por eso es que aunque nuevamente en este 2023 Ricardo Monreal busque la jefatura de gobierno, su capacidad de convocatoria es prácticamente nula. El margen de maniobra del zacatecano sólo es a partir de sus estructuras clientelares, ya disminuidas a pesar de la guerra sucia electoral del 2021. No obstante no deja de ser un lastre político. Cuauhtémoc Blanco es otro que buscará ser jefe de gobierno y cuenta con todo el aparato mediático a favor, pues a pesar del desastre en Morelos, apenas es criticado por los medios tradicionales. La Coalición del PRI y del PAN tiene posibilidades reales de ganar el estado morelense pero al exfutbolista le parece atinado buscar la Jefatura de gobierno de la CDMX. 

Al mismo tiempo, el oriundo de Tepito cuenta con el apoyo del poderoso dueño de Televisa, Emilio Azcarraga Jean, algo de lo que carece evidentemente Clara Brugada. La politización de la ciudadanía será clave para diferenciar a los proyectos de gobierno para la CDMX dentro de Morena. Omar García Harfuch también buscó ser aspirante para gobernar la CDMX pero días después se sumaría al equipo de campaña de Claudia Sheinbaum, lo que debería ser tomado con cuidado dado su participación en el caso de Iguala en el 2014. Tal vez sea el momento oportuno de apartarlo ya del escenario político. 

Mientras que Hugo López Gatell también ha alzado la mano para la CDMX en materia de salud aunque con cierta ambigüedad: si como Jefe de Gobierno o como Secretario de Salud. Lo que sí es claro es que es el villano favorito de TV Azteca y hace semanas lo golpeó mediáticamente cuanto quiso. Una posible alianza entre las estructuras clientelares de Ricardo Monreal mediante Sandra Cuevas y el exgobernador de Morelos Cuauhtémoc Blanco y sus aliados mediáticos pueden ser un auténtico dolor de cabeza para Clara Brugada.

La ciudadanía capitalina y la banda chilanga tendrá que diferenciar entre un liderazgo popular y la construcción ciudadana o caer en las redes clientelares y golpeteos porriles estilo Sandra Cuevas. La dupla Sheinbaum - Brugada será posible gracias a la forma de administrar el poder de ambas mujeres. La Cuarta Transformación sólo será realidad en el largo plazo si se asume feminista y ambas candidatas lo son. Por el bien de todos, primero las mujeres de izquierda.