¿Oposición unida?, o fracturada

La contienda por la candidatura presidencial opositora es una simulación, lo dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador. Claudio X.  González les bajó la información a sus ayudantes en el PRIAN y la cargada de las élites beneficia a Xóchitl Gálvez, una panista que participó en gobiernos nefastos como el de Vicente Fox o el del sanguinario Felipe Calderón.

Esta nueva imposición ha provocado una nueva desbandada en el ya de por sí moribundo PRI con personajes importantes del salinismo y el peñismo, saltando fuera de la nave que se hunde, el éxodo no se limita a las posiciones del Senado sino que se expande a lo largo y ancho del país.

Se bajaron de la lucha por ser el candidato o candidata presidencial, Lilly Téllez, Claudia Ruiz Massieu Salinas, Juan Carlos Romero Hicks, Demetrio Sodi, Gustavo de Hoyos Walter, Alejandro Murat, incluso también declinó Jose Ángel Gurría, uno de los principales implementadores del modelo neoliberal durante el sexenio de Ernesto Zedillo, para ser asesor del proyecto de país del Va X México.

Esto no solo prueba la simulación del proceso para la selección del candidato, sino que la oposición no tiene nada nuevo que ofrecer, que la visión aplicada durante el periodo neoliberal sigue siendo su bandera, solo que se pretende maquillarla de indigenismo, progresismo y de una malísima imitación del pueblo mexicano en la figura de la elegida.

Panistas y priístas de todo el país ya no creen en la fallida alianza opositora que acumula derrota tras derrota, solo pensar en un panista de cepa votando por el PRI, o en un priísta de hueso colorado apoyando al PAN debe provocar una vomitiva reacción a quien lo intente, cómo podría alguien traicionar sus principios por darle gusto a Claudio X y los empresarios que lo respaldan, votando por los que combatieron toda la vida, por más que se disfracen de ciudadanos apartidistas.

Fingen unidad hacia la opinión pública, mientras tanto, las fracturas internas son cada vez más evidentes, es como querer construir una mansión con escombros, materiales de mala calidad y métodos que probaron ser ineficientes; con sus partidos desprestigiados, con nombres más gastados que un motor corrido sin aceite y con su neoliberalismo anacrónico y generador de desigualdad.

La autocrítica en la oposición está prohibida, no ha habido ni un ejercicio de análisis serio para determinar las causas de su debacle, se casaron con la ideología del dinero, los abusos, el tráfico de influencias y la corrupción, y no han podido levantarse desde el 2018; es una lástima porque no hay un contrapeso fundamentado en realidades, solo les queda el odio y la mentira, la desvergüenza y la simulación, la desesperación y la enajenación, no pierden la esperanza de que con eso les alcance para interrumpir el vigoroso proceso de transformación, que dicho sea de paso, ha tocado de manera positiva las vidas de millones de mexicanos que habían sido olvidados por estos que buscan regresar por sus privilegios.