Libertad de expresión contra libertinaje mercenario

Una diferencia abismal… para los que se confunden o pretenden no entender. Una cosa es respetar el derecho a decir incluso estupideces y otra cosa muy distinta es respetar las estupideces dichas en nombre de la “libertad de expresión”

Nacional 27 de marzo de 2023 PATRICIA BARBA ÁVILA

web pluma

En medio de una encarnizada guerra mediática in crescendo y protagonizada por oligarcas dueños de medios de (des)información en contra de quien perciben como una amenaza para sus prebendas y corruptelas ampliamente demostradas a lo largo de más de 36 años de neoliberalismo rapaz, surgen aquellos que tal vez de buena fe pero confundidos, pretenden acusar al Presidente López Obrador de “ataques a la libertad de expresión” cuando, en realidad, lo que se hace en la sección “Quién es quién en las mentiras de la semana” de la mañanera, es desmentir infundios lanzados de manera irresponsable y venal contra un gobierno que, a diferencia de los anteriores, realiza ingentes y diarios esfuerzos por transparentar sus hechos y decisiones. “La vida pública tiene que ser cada vez más pública” dice Andrés Manuel López Obrador y es bajo esta convicción que desempeña su complicada función.  

 

Parece que muchos periodistas que se han unido al coro de dedos flamígeros en contra de las acciones de transparencia que se llevan a cabo día con día en la mañanera, no han alcanzado a entender que la Cuarta Transformación no es un simple lema propagandístico sino un profundo proceso de cambio de mentalidad y creciente politización en beneficio de la república y, en consecuencia, de millones de ciudadanos otrora despreciados e ignorados por criminales disfrazados de “servidores públicos”.

 

Francamente, sí es muy preocupante que gente que ha demostrado inteligencia y rigor periodístico, emita juicios sumarios en contra de acciones que responden al derecho de la ciudadanía de estar bien informada y esto incluye, por supuesto, el desmentido de embustes y calumnias y el inalienable derecho de réplica que tiene cada persona, incluyendo al propio Presidente, para aclarar y combatir difamaciones en su contra y de su familia. El hecho de que los dedos flamígeros y celosos defensores de farsantes que se victimizan para ocultar sus miserias morales, no distingan entre la libertad de expresión y el libertinaje para publicar mentiras, infundios y distorsiones refleja no sólo una evidente confusión de conceptos sino, en muchos casos, la complicidad de aquellos que de una u otra forma están vinculados a empresas y entidades que claramente defienden intereses mezquinos y contrarios al bienestar popular.

 

No sé y no me atrevo a asegurar que dichos periodistas, columnistas, politólogos y analistas que se han lanzado contra el primer mandatario acusándolo de “atacar” a otros colegas, estén siguiendo las instrucciones de sus patrones so pena de perder la chamba y en varios casos, millonarios cañonazos que ellos llaman “salario”, o si compartan la misma “ideología” de patrocinadores de esperpentos como Mexicanos contra la corrupción y Animal Político como Claudio X. González, cuyo progenitor participó directamente en la guerra sucia de 2005-2006 para desaforar a Andrés Manuel López Obrador en complicidad con Salinas de Gortari, Vicente Fox y otros “próceres” cuya venalidad ha quedado plenamente demostrada. Como muchos sabemos -y varios de los defensores a ultranza de #LordMontajes parecen ignorar o haber olvidado- con el propósito expreso de impedir a toda costa que AMLO ganara la elección de aquel año fatídico en el que el Comandante Borolas, alias El Carnicero de Michoacán (también conocido como Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa) asaltó impunemente la presidencia con el “haiga sido como haiga sido” y la entusiasta ayuda del INE, incontables medios de “comunicación” encabezados por Televisa y TV Azteca se encargaron de difundir la guerra sucia que justificó semejante fraude que todavía hiede y que desembocó en la proliferación de las bandas del narcotráfico, más de 100,000 desaparecidos y alrededor de 60,000 asesinatos de gente inocente.

 

Entre otras críticas airadas contra el Presidente López Obrador está la que lo fustiga por haber transparentado el “sueldo” (sobornos) entregados a #LordMontajes (nombre que se justifica plenamente pues no hay que olvidar que fue este oscuro personaje quien en complicidad con García Luna y Eduardo Margolis, dos sicópatas redomados, aceptó difundir el criminal montaje gracias al cual Florence Cassez e Israel Vallarta fueron brutalmente maltratados y presentados por las cámaras de Televisa ante millones de ciudadanos aquél aciago 9 de diciembre de 2005 y como resultado privados de su libertad. Y me pregunto ¿cómo es que no les indigna que un inocente como Israel continúe en prisión y, en cambio, sí les molesta y critican airadamente una acción de transparencia llevada a cabo en la mañanera y que es claramente la obligación del archi-corrupto y oneroso Instituto de Transparencia y Acceso a la Información (INAI)?

 

¿Acaso no es el derecho inalienable del pueblo de México el contar con información comprobable y fidedigna respecto de todos aquellos cuyas acciones están directa e indiscutiblemente ligadas a la vida pública y por ello, son de la incumbencia de todos? ¿Acaso no tenemos derecho de saber a dónde han ido a parar los dineros que con mucho sacrificio pagamos para constituir el presupuesto federal? Aquí me refiero a los “salarios” -léase: sobornos millonarios- que grandes oligarcas (me rehúso a llamarles “empresarios” porque su fortuna la han hecho al amparo del influyentismo con los desgobiernos anteriores) entregan a supuestos periodistas como #LordMontajes para difamar, distorsionar y mentir descaradamente en detrimento de nuestro derecho consagrado en los Arts. 6 y 7 de la Constitución para recibir información comprobable y sin sesgo alguno. En otras palabras, oligarcas como Claudio X. González, Enrique Coppel, José A. Fernández, el difunto Alberto Bailleres, Germán Larrea, entre otros, al haber adquirido o incrementado sus inmensas fortunas con base en complicidades y corruptelas, han robado al pueblo de México al dejar de pagar sumas multimillonarias de impuestos, explotar a sus empleados y apoyar a malandros disfrazados de “servidores públicos” que han saqueado al país generando grados de miseria y desigualdad espeluznantes. Y es justamente porque estos sobornos disfrazados de “sueldos” como los $35 millones recibidos por Loret de Mola provienen de esos dineros robados a millones de ciudadanos, es obligación de la autoridad en turno el transparentar estos actos delictivos y contrarios al bienestar popular. Y como ha quedado prístinamente claro que el INAI jamás ha cumplido ni cumplirá con esta tarea porque, aclaro enfáticamente, este elefante reumático y mañoso no fue creado para la transparencia y el acceso a la información sino todo lo contrario: para encubrir actos de corrupción y promover la impunidad y por ello, es que el presente gobierno ha asumido tal función.

 

Nos queda muy claro a los millones de ciudadanos que conformamos más del 70% del apoyo al actual gobierno que, a medida que se acerque la elección de este año y la del 2024, se irá incrementando con furia la guerra de lodo que los #LordMontajes y demás sepulcros blanqueados, acompañados por los que ciegamente defienden lo indefendible, han lanzado y seguirán lanzando contra el presidente. Lo que no entienden es que para todos nosotros son como el coyote y el correcaminos y todo lo que han intentado y continuarán intentando para afectar a nuestro primer mandatario, se les seguirá regresando. En suma, entre más atacan más hondo es el pozo de putrefacción en el que se están hundiendo hasta que terminen sepultados. 

 

En este tenor, con el debido respeto por aquellos que se sienten cómodos en la indefinición y aspiran a ser simpáticos con tirios y troyanos, los exhorto a mostrar más respeto y reconocer la creciente claridad que ha venido experimentando un número cada vez mayor de ciudadanos a los que ya no se manipula tan fácilmente. Sepan que nos damos cuenta de que lejos de cumplir con la noble tarea de informar, lo que exhiben es una actitud simuladora de parecer en lugar de ser auténticos comunicadores. Ya no son los tiempos del salinismo, el foxismo, el fecalismo (es decir, el calderonismo) y el peñismo en los que se privilegió con singular entusiasmo la hipocresía, la mentira y la simulación tanto en los estamentos gubernamentales como en la mediocracia al servicio del que más pague. Cuando logren entender esto tal vez optarán por actuar con apego a la auténtica vocación periodística de respeto por audiencias y lectores. En realidad, es una decisión que cada uno deberá adoptar a sabiendas de que tendrán que afrontar la condena de una ciudadanía cada vez más crítica e intolerante de corruptelas, mentiras y difamaciones.

 

 

“Señora, yo no sé parecer...Ser o no ser; esa es la cuestión” Hamlet (William Shakespeare)

 

 

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