La raíz de todos los males

Desde los saqueos contra los pueblos en la Creciente Fértil (Medio Oriente) hasta el Destino Manifiesto, la Doctrina Monroe y el exclusivismo imperial, hay una génesis: el llamado “antiguo testamento” de la biblia abrahámica

Internacional18 de enero de 2025 Patricia Barba Ávila
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Samuel 15:3-9 Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de éllos; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos.

 

Sin duda alguna y aunque muchos seguidores del catolicismo y otras corrientes dentro del cristianismo ignoren o no quieran aceptar la intrínseca violencia, discriminación, codicia, misoginia y megalomanía evidentes en sobrecogedores pasajes del antiguo testamento de la Biblia abrahámica, no es difícil relacionarlos con la arrogancia histórica, el injerencismo, las guerras de saqueo y el desprecio por otros pueblos con los que el imperio, al que yo llamo USA Corporation, se ha comportado a partir del final de la II Guerra Mundial. 

 

La creencia fanática de que son los elegidos de dios para reinar sobre las demás naciones de la tierra, apoderarse de sus recursos y explotar animales y la naturaleza, ha estado detrás del Destino Manifiesto y la Doctrina Monroe casi desde que los primeros colonos (“pilgrims”) desembarcaron en Plymouth provenientes de Inglaterra y empezaron a aniquilar a los “salvajes” bajo la premisa de que tenían la autorización de Jehová para “civilizar” o limpiar el territorio americano de los infieles inferiores y carentes de alma. Y así empezó una interminable y sangrienta historia de horribles invasiones y genocidios provocados por esta entidad criminal que se convirtió en hegemonía única a partir de 1944 y que ha causado la muerte de millones de seres humanos. 

 

Hoy por hoy, justamente en Palestina, la tierra de los filisteos de hace siglos, se ha venido perpetrando uno de los peores genocidios de nuestra accidentada historia y se inició en 1947 cuando un cartel violento de rabiosos sionistas decidió apoderarse del territorio palestino con el apoyo del decadente imperio inglés a partir de la derrota de los otomanos y la partición de todo ese territorio incluyendo Líbano, Siria, Iraq, para repartírselo principalmente entre Francia y Reino Unido, porque hay que tener mucha claridad en esto: hay sionistas no sólo en Israel, sino principalmente en los E.U., Gran Bretaña y otros países de Europa y no tienen nada que ver con los judíos, principalmente los que fueron asesinados en el holocausto llevado a cabo por Hitler en Alemania durante la II Guerra Mundial. Por lo tanto, es verdaderamente un insulto a la memoria de todos esos judíos víctimas de la crueldad nazi el utilizarlos para justificar las peores atrocidades de las que hayamos sido testigos desde mediados del siglo XX hasta el día de hoy. La depravación y declinación moral del imperio más depredador de la historia y su matón a sueldo, Israel, difícilmente pueden ser descritas con los adjetivos con los que cuenta nuestro idioma y cualquier otro idioma. Y es esta misma inclinación criminal la que también ha estado detrás de los colonialistas europeos en África, Asia y América. Tan sólo hay que recordar esa horrible escena en la que unos indígenas encadenados fueron llevados ante el papa Alejandro Sexto, mostrándolos como “salvajes sin alma” y, por tanto, sin derecho alguno. 

 

Es relevante resaltar lo escrito por John Locke, el filósofo inglés de convicción calvinista respecto de “poner la naturaleza al servicio del hombre” y “mejorarla”, en una absurda concepción de superioridad del “pueblo elegido” y su derecho de explotar a otros seres humanos considerados “inferiores”, junto con animales y riquezas naturales. No nos extrañe entonces la actitud agresiva hacia los demás pueblos y territorios que ha caracterizado primero a los imperios europeos y, posteriormente, al país que se generó a partir de la independencia de las 13 colonias de Inglaterra en el Siglo XVIII y que llegaría a sustituir al imperio inglés al finalizar la II Guerra Mundial.

 

Como lo he expresado en anteriores escritos, lo que anima este análisis no es una crítica hacia la religiosidad de los que creen que existe una deidad que los protege y condena lo malo, mientras estos creyentes practiquen el respeto y la solidaridad hacia sus pares. Aquí lo grave es considerar que un pueblo, el israelí, tiene el derecho supremo de explotar, saquear y esclavizar a otros pueblos, junto con animales de distintas especies y recursos naturales, pues de aquí se derivan las actividades genocidas y devastadoras que nos han aquejado desde hace siglos. Y, por supuesto, todo esto no es sólo imputable la vertiente cristiana derivada del texto bíblico, sino otras creencias de antiguos imperios en las que se consideraba la superioridad de una deidad por encima de personas, animales y la propia naturaleza pues aquí se encuentra la raíz de todos los males al justificar el asesinato y la destrucción “en nombre de dios”.

 

Es posible que Jesús haya sido en realidad un líder político y moral que se rebeló contra la hipocresía e inmoralidad de fariseos y saduceos, la élite que se sometió al imperio romano en contra del propio pueblo judío. La parábola del Buen Samaritano revela la filosofía de este valiente ser humano que dejó un mensaje de respeto y solidaridad hacia el prójimo y por ello fue furiosamente perseguido. Lamentablemente, la personalidad de este líder judío de gran sabiduría fue distorsionada por la élite romana que fundó el Vaticano en el año 312 bajo el emperador Constantino y se concretó con su hijo, Teodosio en años posteriores. La imagen de Jesús que el “nuevo testamento” basado en escritos de 4 apóstoles que jamás lo conocieron difundió a todo el mundo cristiano corresponde a los intereses de la alta y corrompida jerarquía eclesiástica en concordancia con los de los explotadores de aquellos tiempos y ha persistido hasta el presente.

 

Nos encontramos en un momento crucial en la historia de infamias del imperio con la forzada aceptación de un alto al fuego por parte de la entidad genocida llamada USA Corporation y su matón Israel tras la impresionante resiliencia del eje de la resistencia palestina encabezada por Hamas y apoyada por Hesbolah en Líbano y Ansar Ala en Yemen. Hacemos votos porque el indescriptible sacrificio del admirable y valiente pueblo palestino al resistir más de 75 años de un genocidio infame, finalmente se concrete en una paz duradera que permita la reconstrucción de la nación palestina y su reconocimiento amplio por la comunidad internacional. Ciertamente, lo idóneo sería la completa desaparición del ente genocida llamado Israel pero siendo un tentáculo de USA Corporation, sería imprescindible también el debilitamiento de este imperio a tal grado que les sea imposible seguir sembrando muerte y destrucción en el mundo.

 

 

Porque ¿de qué le aprovechará al hombre si gana el mundo entero y sufre la pérdida de su alma? Jesús de Nazaret

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