Ningún pragmatismo justifica la corrupción:
El presidente Andrés Manuel López Obrador es un fuera de serie en la política internacional, un pacifista que no está dispuesto a exponer a sus seguidores a actos violentos en la contienda democrática, a pesar de los fraudes, las calumnias y el descrédito generado por las campañas de guerra sucia en su contra desde antes del año 2006.
La figura de AMLO parece blindada por los mismos ataques acumulados durante años, las mentiras se apilaron una tras otra como las capas de keblar en los chalecos antibalas, "es un peligro para México" decían sus detractores, anunciaban devaluación si él llegaba a ganar la presidencia, pregonaban que la inversión nacional y extranjera se espantaría si él llegaba al poder, "populista" le dijeron hasta el hartazgo.
Durante su mandato, demostró que no era un peligro para el país, el peso se apreció frente al dólar como nunca en la historia, la inversión extranjera directa alcanzó cifras récord, al tiempo que los "fifís" que juraron irse del país si ganaba López (cómo despectivamente le dicen) se quedaban a crecer en sus negocios y el supuesto populismo se transformó en apoyos económicos directos que cambiaron la vida de millones de mexicanos, el primer gobierno en más de medio siglo en impactar de manera positiva a todo un pueblo.
Las falacias contra López Obrador fueron agotando su efectividad conforme el neoliberalismo falló como sistema económico en México, la corrupción de los gobiernos de Fox, Calderón y Peña terminó por darle la razón al tabasqueño, que no bajó los brazos, incluso cuando le robaron elecciones, nunca renunció a la lucha democrática, siempre mantuvo el ideal de paz.
El pueblo respalda al Presidente porque cumplió sus promesas de campaña, con obras magnas de infraestructura, y los programas sociales efectivos demostró su amor por México, basta con ver la infame campaña en la red social X en la que se le ha llamado narcopresidente durante semanas con el pago de millones de dólares en bots y cuentas falsas para posicionar artificialmente la tendencia y lejos de dañar la imagen de Obrador las encuestas muestran que ha crecido aún más en popularidad y aceptación entre los mexicanos; dinero mal invertido en la triste campaña opositora que busca hacer crecer a la vendedora de gelatinas, traficante de influencias y candidata presidencial del PRI y del PAN, Xóchitl Gálvez Ruiz, que no levanta ni con toda la levadura del mundo, México ya no cree en la desacreditada oposición.
Vienen tiempos de bonanza, Claudia Sheinbaum Pardo arrasará en la elección presidencial, no solo por su cercanía y proyecto compartido con el presidente Andrés Manuel López Obrador, sino porque el país ya vio lo que representa la izquierda en el poder, lo contrastó con el proyecto neoliberal del PRIAN y ya sabe que los beneficios de la continuidad de la Cuarta Transformación se profundizarán y se consolidarán como derechos.
El pueblo agradece a AMLO y votará en consecuencia.
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