Da miedo ese México de la ultraderecha rabiosa y odiadora

Queman libros de texto que no han leído ni leerán

Nacional 04 de septiembre de 2023 MARTÍN M. GONZÁLEZ

web ultraderecha

Da miedo ese México que seguimos siendo, ese México clasista y racista que invita a la quema de libros, al linchamiento del Presidente, al golpe de Estado.

Ese México con el Poder Judicial corrompido y amante del narco y de crimen. Ese México con una ultraderecha rabiosa y odiadora, que propone volver a ser como antes, un México saqueado por la clase política y la oligarquía empresarial. Un México sometido por la Iglesia Santa pedofílica Católica con Dios y la Virgen de Guadalupe por delante. Un México de pobres jodidos. De todavía poderosas televisoras lava cerebros.

Quieren prohibir los libros de textos, libros que no han leído ni les interesa. Su único argumento es el odio, el racismo, el desprecio por los pobres y los mestizos, desprecio por la diversidad de género, por el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo. 

Libros que señalan de querer implantar el comunismo en nuestra niñez. Libros que acusan de incitan a un despertar de la libido y la pornografía. Libros satánicos. Libros que no se han tomado la ligera molestia de revisar, mucho menos de leerlos.

Libros de texto que han sido elogiados por organismos internacionales por su gran contenido pedagógico y de enseñanza. Libros que cuentan la verdadera historia de México y enseñan a trabajar por el bien común, aceptar la diversidad de lenguas, personas y sexos.

Libros que la ultraderecha teme porque son libros encaminados a provocar pensar, a crear criterio, a desarrollar la imaginación y el vivir en paz entre los mexicanos, sin importar la religión, el sexo, la preferencia. Temen que la verdad nos haga libres.

Los denuncian como satánicos y que van a convertir en comunistas a los niños. Que van a pervertir con pornografía a los niños, los prefieren mantener en la ignorancia, en el miedo al sexo. En vez de educarlos, en vez de hacerlos empáticos los unos a los otros.

Quieren quemar el progreso, quieren quemar la inteligencia, quieren quemar a este otro México, que gracias al presidente López Obrador, resurge de la corrupción panista, de los asesinos del PRI, de la corrupción del PRIAN.

Queman libros de texto que no leerán. Quemar cualquier libro es la barbarie de una civilización. Es quemar a la misma humanidad. 

Recuerden a los nazis, recuerden a la Iglesia Católica con su lista de libros prohibidos y malditos por diferir de sus mitos y enfrentar su poderío religioso. Recuerden la quema de la biblioteca de Alejandría. 

Es México, de un puñado de fascistas y odiadores de prietos, odiadores de todo lo que toque sus privilegios y los obligue a pagar impuestos, los detenga por su corrupción y latrocinios, esperan agazapados volver a clavar sus garras y hundirnos nuevamente en la miseria. 

Dan miedo esos mexicanos que siguen creyendo las mentiras de sus amos, de sus verdugos. Dan miedo ese tercio del pueblo mexicano que defiende sus grilletes. Y besa la culata del rifle que les parte el alma y la jeta. Dan miedo esa poderosa y pedofílica Iglesia que fomenta la ignorancia y al nombre de viva Cristo Rey quiere ser el único Dios y el único juez.

Dan lástima y pavor, esos mexicanos que condenan libros sin haberlos leído. Y hablan de Satanás y comunismo, sin tener la puta idea de lo que vociferan. Y queman los libros, al no poder quemar las ideas la inteligencia. Y a la libertad.

Pero más miedo me dan los mexicanos que no defiende al gran México en que un solo hombre, un solo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, nos ha convertido. Y buscan sus beneficios personales, sus ambiciones de chacales. A esos mexicanos, les tengo más miedo.

En respuesta a este regreso al oscurantismo, a esta arenga de ultraderecha y de un fascismo evidente, circula esta contundente respuesta a estos asesinos de la cultura y la inteligencia, asesinos de la libertad y del derecho a la educación: “En respuesta del rechazo tan contundente que se ha tenido con los libros de texto en las televisoras, medios de comunicación y algunos gobiernos estatales, debido a la gran importancia que se le da al contenido sexual inapropiado de los textos escolares y siguiendo el mismo tenor, pido y exijo la revisión total de los contenidos televisivos y radiofónicos tanto en el lenguaje y video altamente sexuales y ofensivos ya que influyen en la imagen de la niñez por medio de telenovelas, musicales, programas de comedia, de espectáculos, música ofensiva, misógina, aunado a los periódicos y revistas, así como a toda publicidad, electrónica e impresa, con la publicación de contenido visual altamente sexual que se transmiten a nivel nacional.

Exijo la suspensión total de estos programas hasta que sean revisados y avalados por las autoridades correspondientes y la sociedad en general, esperando el apoyo total de la sociedad de padres de familia y la Iglesia católica que rechazaron el contenido de los textos escolares ya que están tan interesados en la salud mental y emocional de la niñez y exigimos que la Suprema Corte de Justicia gire el amparo para la suspensión total de estas emisiones televisivas, radiofónicas y periodísticas de inmediato hasta mejorar su contenido. ¡Hagámoslo viral a nivel nacional! ¡Compártelo por el bienestar de nuestra niñez!”.

Un padre de familia, no esos fanáticos de la Unión de Padres de Familia. Uno de esos padres mexicanos, inteligentes, fuera de luchas de partido y de intereses económicos y religiosos, preocupado únicamente porque sus hijos reciban una buena educación, escribió en su muro: “En una realidad que estallan desastres por todos lados, ¿realmente es posible pensar que unos cuantos libros pueden pervertir, desorientar y acabar con los niños? Es un argumento absurdo, cómo pueden pedir que se filtre un modelo educativo solo porque no conviene a intereses de una vulgar y ridícula oposición política, cuando ni los padres de familia podemos evitar que los niños reciban el impacto de tanto problema que acontece en el mundo.

Cuando estos medios, como las redes o el internet, transmiten contenido nocivo a diestra y siniestra, no echemos la culpa al gobierno o a los libros, nadie es lo que es, por los libros de texto de una época, la educación debe ser sí o sí una labor conjunta entre padres de familia y escuelas, estas prácticas medievales de prohibir libros no llevan a nada.”

Retomemos esa canción de libertad de los años sesenta, la imaginación al poder y queda prohibir o prohibir.

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