Con dolor en los codos

La ausencia de inversiones de la iniciativa privada en cultura. Esperan que el gobierno pague todo y ellos solo gocen de los beneficios

Cultura20 de junio de 2023 MIGUEL ÁNGEL BURCIAGA DÍAZ

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En artículos anteriores he expuesto diversos errores históricos en la programación de los festivales por parte de los encargados de las instituciones culturales gubernamentales, sin embargo, en esta ocasión hablaré de otra faltante importante en la participación del desarrollo cultural del estado y con esto me refiero a la iniciativa privada.

Si bien es cierto que desde hace casi una década las restricciones de inversiones deducibles, sobre todo las relacionadas con cultura han mermado el apoyo del sector empresarial a diversos organismos y emprendimientos artísticos, es cierto que en Durango nunca ha existido una participación por parte de aquellos empresarios que cuentan con el capital suficiente para poder lograr un mayor impacto en el desarrollo de las artes.

Reconozco que diversos emprendedores invierten y colaboran hasta voluntariamente con la cultura, pero son empresarios que no cuentan con los volúmenes de inversión que pudieran cambiar notablemente el crecimiento cultural de Durango.

A continuación, se mencionan las áreas de oportunidad que se dejan pasar en nuestro estado por errores de percepción y desconocimiento de las posibilidades de crecimiento económico y social que permite la inversión en cultura.

Año con año, podemos ver en medios locales a los dirigentes de las diversas cámaras empresariales quejarse que la programación de tal o cual festival no ayudarán a que el turismo crezca en el estado, porque a pesar de traer artistas comerciales la falta de fama o renombre de estos no es la de otros  (que son más caros) que harían de nuestra ciudad un polo de atracción turística mientras dure el festival, argumentan que otros festivales, como el Cervantino, sí lo hacen y critican a los locales por no esforzarse.

Lo que no mencionan por conveniencia o ignorancia, demos el beneficio de la duda, es que a pesar de que el Festival Cervantino maneja una partida presupuestaria gubernamental gigantesca, tiene una cantidad enorme de patrocinadores privados que invierten mucho dinero en el Festival, tan solo para la edición 2022 contaron con el apoyo de empresas como: Yamaha, Oxxo, Femsa, Coca-Cola, JAC, ETN o Turistar, por mencionar solo las más relevantes ya que no tengo espacio para incluir a todos los emprendimientos guanajuatenses que participan activamente en el desarrollo del festival.

Aquí en Durango esperan que el gobierno pague todo y ellos solo gocen de los beneficios. Lo que no me queda claro de esta posición es que, continuamente condenan cualquier política de aire izquierdista, excepto cuando se trata de que el gobierno los apoye, contrate y financie, considerando que si son tan capitalistas como se orgullecen en decirlo, deberían de hacer lo que postula esta doctrina, invertir su propio capital e incluso arriesgarlo para poder obtener réditos, viviendo del beneficio pleno de esta ganancia restando solo lo que corresponde a impuestos, si es que los pagan.

En otros festivales es así, raras veces un artista comercial es gratuito, los empresarios los contratan, pagan los millones que cuesta y recuperan la inversión con la venta de entradas y también en la derrama económica provocada por un turismo financiado por ellos mismos.

Otra realidad que desconocen es que, aunque tuviéramos al mejor gestor cultural de todo el país, la federación en materia cultural maneja un recurso limitado para los estados, sin embargo, si la iniciativa privada pone un porcentaje considerable de inversión en algún festival, automáticamente el gobierno del estado o las instituciones a cargo pueden participar de diversos programas que aumentarían considerablemente el presupuesto.

No puedo negar la lógica de que entre más dinero exista más son los beneficios de inclusión cultural, derrama económica, cobertura social y turismo. Pero sin una participación empresarial comprometida, jamás lograrán éxito en ninguno de estos ejes, si o sí debe ser un trabajo conjunto y si el gobierno arriesga capital, los empresarios deben arriesgar también de lo suyo.

De más está decir, que los estados que más crecen culturalmente e incluso económicamente son los que tienen empresarios comprometidos con diversos organismos culturales, llámese orquestas, compañías de teatro, salas de exposiciones, museos, grupos de danza, fondos de investigación, becas, etc. Cuando el estado cuenta con grupos culturales de alto nivel, los turistas se dejan venir solos, porque empiezan a darle identidad al entorno y esto es lo que lo hace diferente de otros destinos. Pero en Durango la voluntad del sector empresarial es radicalmente menor a su nivel de exigencia, al menos en materia cultural.

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